Yuca amarga que ocasiono muerte de niño, provenía de Monagas

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Para agosto del 2016 la empresa More Consulting realizó una encuesta que demostró que 14,4 millones de venezolanos se alimentan tan solo 3 veces al día; número que representa alrededor del 50% de la población venezolana.

Son cifras que demuestran cómo la calidad de vida del venezolano ha disminuido a medida que la crisis económica se acentúa. Lo que inició como una etapa de escasez e inflación dentro del país, hoy día se convirtió en un escenario en el cual  los protagonistas son ciudadanos sin recursos para suplir su necesidad de alimentación, padres desesperados por llevar algo de comida a los más pequeños de la casa y un sinfín de enfermedades originadas por la desnutrición y la desidia que padecen los venezolanos.

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Hoy día la canasta básica se encuentra en Bs. 575.328,04, frente a un salario mínimo de Bs. 40.638 y un pago de bono de alimentación en Bs. 63.720.

La familia Arriechi forma parte de uno de esos miles de hogares de toda Venezuela en donde el plato de comida nunca es algo seguro.  El núcleo habita en dos viviendas ubicadas en el callejón ocho del sector El Jebe (al norte de la ciudad). Es una familia sumamente numerosa, en aquel espacio viven alrededor de 15 personas de los cuales ocho son niños y tres personas de la tercera edad. La mayor fuente de ingreso de estos miembros es la pensión y jubilación, pero lamentablemente es un pago irrisorio. Alguno de los adultos “matan tigres” con diferentes tipos de trabajo, desde mandados hasta arreglos de plomería; según lo detalló un vecino de la comunidad.

Rosa Arriechi relató que ellos viven el día a día y nunca están seguros de cuantas veces comerán. “Nosotros siempre nos apoyamos, dependiendo del dinero con el cual contemos vemos qué podemos comprar para alimentarnos. Si un día tenemos suerte comemos hasta dos veces un plato balanceado, pero casi nunca es así”.

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Para este martes los individuos de la familia, como cualquier otro día, se dirigieron a una bodega por la zona a comprar los alimentos para hacer la cena, el dinero tan solo le alcanzó para cuatro kilos de yuca, dos para cada casa. La cena fue preparada y los primeros platos fueron servidos a los menores de la casa y lo que quedó para los adultos. Todo marchó con normalidad, sin embargo desconocían que la yuca no era apta para el consumo humano.

En la madrugada del día miércoles iniciaron los síntomas de vómito en los niños. El más pequeño de ellos, de tan solo cuatro años de edad, fue trasladado a la emergencia del Hospital Universitario Pediátrico Agustín Zubillaga por ser el más afectado; inclusive dentro del carro comenzó a convulsionar. Lamentablemente el pequeño no resistió y falleció dentro de las instalaciones.

Francis Chirinos, hermana del fallecido destacó que mientras atendían al pequeño en el hospital, el vehículo que los trasladó se regresó a buscar al resto de los niños de la familia para que fueran  atendidos por precaución.

La cena familiar se convirtió en una tragedia, la familia Chirinos tuvo que unirse para aceptar esta pérdida y procurar la estabilidad del resto de sus integrantes. Hasta las 10:30 de la mañana del día jueves se mantuvo el cuerpo del pequeño en la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda, en sus alrededores se encontraban sus familiares acongojados.

La urna fue trasladada hacía la vivienda del fallecido en donde los recibieron familiares que viajaron de todas partes del país para darle su ultimo adiós, la ceremonia también la acompañaron miembros de una iglesia cristiana a la cual acude frecuentemente la familia Arriechi.

“Ayer lo tenía en mis brazos y hoy ya no está”, expresó entre lagrimas un familiar. En tanto, su padre, cuyo nombre no quiso revelar, se encontraba totalmente en shock, no emitía ningún tipo de argumento de lo sucedido, pero el dolor y tristeza se marcaba en el rostro de este taciturno adulto de la tercera edad.

“Para nosotros se ha convertido en un angelito que siempre estará con nosotros”, indicó Chirinos.

Los familiares eximen de toda culpa al vendedor de la yuca, el señor visita la misma congregación cristiana que el resto de la familia y, desde hace tiempo ellos han comprado alimentos en su puesto y jamás habían tenido algún tipo de dificultad. Sin embargo el CICPC se llevo el restante de la yuca para examinarlo e iniciar las investigación con respecto al tema; al parecer el vendedor posee una factura que demuestra cuando compro el tubérculo en el Mercado Mayorista de Barquisimeto.

“El único culpable de esto es la crisis que se vive en el país. La gente hace lo que sea por obtener dinero, sin pensar a quienes pueden estar dañando. Sabemos que esa yuca no es producida en Lara y quienes la trasladaron estaban conscientes de lo que ocurría. Nuestro llamado es a la toma de conciencia, hoy fue nuestra familia pero si continua estos actos inhumanos seguiremos haciéndonos daños a nosotros mismos”, subrayó Arriechi.

Traídas desde el oriente del país

El productor agropecuario de Fedeagro en Monagas, Rafael Sucre, informó a periodistas de EL IMPULSO vía telefónica que las yucas amargas son utilizadas para la fabricación de almidones naturales, jabones, pega y embutidos que son tratados mediante un proceso industrial. La misma no es apta para el consumo humano ya que contiene ácido cianhídrico.

La yuca amarga se puede diferencia de la fresca porque no posee una hebra y al momento de la cocción se vuelve amarilla y se encoge. De igual manera en el tubérculo se puede apreciar algunas manchas de color negro o morado oscuro.

En el estado Monagas, los productores tienen la responsabilidad del 70% de las siembras de yuca amarga. Lamentablemente, en los últimos meses se incrementó el número de robos en la zona.

Sucre detalló que tan solo en esta semana fueron robadas 52 hectáreas de siembras del tubérculo, es decir, casi 600 toneladas de yuca amarga que van dirigidas a ventas clandestinas.

“En Monagas han muerto nueve personas y otras 20 han quedado con secuelas de la enfermedad (problemas gastrointestinales) al consumir yuca amarga. Ante eso, la gobernación del estado emitió un decreto para paliar la situación, donde incluso participó la Guardia Nacional. El operativo demostró que todas los afectados fueron víctimas de ventas ilegales del producto”.

Agregó que han sido detenidas más de 50 personas intentando robar los sembradíos, pero lamentablemente a los 15 días los acusados regresan a las calles y retoman su negocio redondo.

“Desde la federación lo único que pido es justicia. Están matando a las familias unos pillos que lo único que les hace falta es mano dura. Se han robado 120 hectáreas que representan una tonelada de yuca que pudieron servir para la producción, generación de empleo y calidad social”.

El vicepresidente de Fedeagro, Vicente Pérez, agregó que desde hace dos años no llegan las semillas de hortalizas y verduras al país y gran parte de productores utilizan semillas que no son inhumes a los pesticidas y la consecuencia es una producción deteriorada y con menor cantidad de nutrientes.

“Se estima que tan solo se producirá el 50% de las hortalizas necesarias para abastecer al país ya que las empresas privadas no contamos con acceso a las divisas y estos genera un caos. Esto podría ocasionar mayor cantidad de hurtos de sembradíos en los próximos meses”.

 

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