Cada detalle importa en la época navideña: las guirnaldas con detalles en blanco que emulan la nieve, las luces con forma de arroz para hacer más sofisticado y pomposo cada rincón de la casa, un arbolito con bambalinas nuevas para que se vea más moderno, un nacimiento grande para sorprender a la visita y un sinfín de adornos que tienen un significado importante para quienes viven la Navidad desde su comienzo.
Para esta época, cada persona tiene en mente algún plan previo a Nochebuena y fin de año, pero si nos fijamos en la pirámide de Maslow acerca de las motivaciones humanas (aunque la referencia sea contradictoria para esta ocasión llena de pomposidad), cuando el triángulo de las necesidades nos pone a prueba, es posible que prefiramos dejar lo secundario para después y enfocarnos en lo primario.
¿Pero en diciembre? Al parecer, este sí.
La plaza San José, ubicada en la carrera 21 con calle 25, es un ícono en la ciudad pues son miles las personas que han caminado esos espacios durante años en busca de variedad y buenos precios para adornar sus casas. Sin embargo, la prioridad actual (la comida) repercute en las ventas de quienes cubren un sector menos imperioso, pero con raíces muy marcadas en la temporada navideña.
Uno de los puestos llenos de guirnaldas, figuras de árboles, bambalinas y caras de Papá Noel es atendido por Yarelis de Oviedo, quien expresó que la venta estaba floja, pues han subido muchos los precios de los productos e invertir 100 mil bolívares ahora equivale a una cantidad muy lejana al año pasado. Oviedo espera con anhelo el 15 de noviembre a ver si repuntan las ventas, aunque su vecina de trabajo, Selena Peña, comentó que han sido “malísimas” estos días de apertura. Unas guirnaldas que antes costaban 500 bolívares, ahora cuestan 1.800 bolívares; unas luces en forma de “arrocitos” antes valían 800 bolívares y ahora están en 2 mil bolívares… y así la lista sigue y evidencia una inflación que no perdona ni la época más esperada del año.
Como toda dinámica de mercadeo que tiene sus estrategias, una de las alternativas para hacer más tentadoras las ventas es la oferta. El papel pintado se vende a 3 pliegos por 1.000 bolívares, las ovejitas (promedios, en relación con su material y tamaño) tienen los mismos precios y el aserrín se vende de acuerdo a la cantidad que el comprador necesite.
Unos llevan pocos días, otros dos semanas y así poco a poco se van integrando los vendedores a este despliegue de detalles navideños en la popular plaza.
Belkys de Seijas, vendedora y artesana, afirmó que la gente pregunta por los adornos, a veces se sorprende con los precios y otros meditan sobre cuáles deben llevarse para sus hogares. Sin embargo, pese a este panorama, la gente aún compra, no en las mismas cantidades, pero la tradición al parecer es más fuerte que la teoría de Maslow. Tal es el caso de las figuras del pesebre, que son las más solicitadas estos primeros días de venta navideña. El precio de los nacimientos más grandes está entre los 50 mil y 90 mil bolívares.
Aunque los precios sean altos, algunos no se han cohibido de preguntar para ver si su bolsillo está a la altura de su imaginación.
“El guarapo está fuerte”, dijo reiteradas veces Urriola Castillo, cliente de la plaza, cuando se le cuestionó sobre lo que deseaba comprar, pues comentó que “daba vueltas” por el lugar para tratar de conseguir una mejor oferta y saber qué debía comprar, aunque afirmó que le preocupan más los alimentos que va a ingerir él y su familia que los adornos que montarán en su casa.
No solo los barquisimetanos conocen este punto para comprar sus adornos, también hay personas de fuera que tienen la costumbre de ir hasta la plaza San José a adquirir todo lo necesario para decorar sus casas, tal es el caso de Marenger Guadama, habitante de Yaritagua, quien aseguró que solamente comprará las figuras del pesebre, pues usará las luces de años anteriores y así recortar los gastos.
A su vez, Yajaira Güero de Pernalete, compradora habitual del lugar, afirmó que solo comprará el nacimiento por promesa, pues a pesar de que los adornos sean más hermosos que los años anteriores, los precios los hacen menos asequibles para un comprador promedio.
Aunque el mercado cuenta con muchos años de fundación, Yilbert Cedeño es un joven que se dedica a vender nacimientos, que oscilan desde los 1.500 bolívares hasta los 90 mil bolívares. Cedeño comentó que paga vigilantes para estar seguro con su mercancía, que –por cierto- ha sido del mismo tipo desde sus inicios (ovejitas, angelitos, entre otros objetos típicos). Agregó que 15 mil bolívares sería un buen presupuesto para no quedar cortos en cuanto a adornos navideños.
Tradiciones y expectativas
El venezolano vive la disyuntiva entre comprar una cosa u otra. No es un asunto de superficialidad y gastos innecesarios, también -en muchos aspectos- forma parte de la cultura popular. Esa que se resiste a olvidar sus costumbres más intrínsecas, por ello muchas personas se dedican a cubrir sus expectativas navideñas con lo poco o mucho que tengan.
