Como seres racionales con capacidades selectivas, tendemos a escoger qué nos gusta o qué preferimos más y porqué; los colores por ejemplo, están asociados a estados de ánimo, sentimientos y a partir de allí, unos nos gustan más que otros. Conozca un poco más sobre ello, en este interesante artículo que compartimos con ustedes
El color influye sobre el ser humano quien le ha conferido significados que trascienden de su propia apariencia. Sus efectos son de carácter fisiológico y psicológico, pudiendo producir impresiones y sensaciones de gran importancia, pues cada uno de ellos tiene una vibración determinada en nuestra visión y por lo tanto, en nuestra percepción.
El color puede entusiasmar o deprimir, causar alegría o tristeza, estimular actitudes activas o pasivas, favorecer sensaciones de frío o de calor y hasta causar impresión de orden o desorden. Además, se identifica con lo masculino o femenino, con lo natural o lo artificial, y así, con muchas cosas más. Por lo tanto, transmite sensaciones y también emociones, y es motivo de inspiración no solo de artistas, sino también de diseñadores, publicistas, decoradores, científicos, educadores y políticos.
En este sentido, un dato interesante es que de acuerdo a la rama del saber o alguna área en particular, los colores juegan un papel fundamental. Tenemos que en la industria por ejemplo, los colores simbolizan aparatos o piezas de maquinarias; en topografía, los signos que se utilizan en planos son muchas veces coloreados según un código establecido que impida la confusión; y los arquitectos e ingenieros igualmente identifican los trazados de esquemas eléctricos, de fontanería o gas, según determinados colores cuya lectura ha de ser conocida y compartida por ellos.
Por otro lado en términos publicitarios los colores son grandes aliados, así tenemos que al tratar temas vinculados con la naturaleza se recurre a colores verdes o azules, mientras que para desarrollar conceptos creativos con estrategias ideadas para niños se tienden a utilizar colores puros, saturados y llamativos; así mismo, en el mundo laboral, especialmente en lugares destinados a la sanidad y a la enseñanza, la utilización de colores específicos en aparatos y máquinas, puede llegar a influir tanto en el rendimiento de las personas como en su estabilidad emocional. Como podemos ver, el color tiene muchas lecturas e interpretaciones, todo dependerá del contexto.
¿Con qué se relacionan?
Amarillo:
Es el color de la luz y del oro. Se relaciona con riqueza, abundancia, acción, poder y fuerza. Ayuda a la estimulación mental y aclara una mente confusa.
Naranja:
Simboliza entusiasmo, energía y acción, también se asemeja a la exaltación. Puede estar relacionado también con deseos terrenales. Aumenta la inmunidad y la potencia.
Rojo:
Es vigoroso, asemeja pasión, fuerza, revolución. También se le relaciona con crueldad, violencia y en ciertas ocasiones, adquiere el significado de peligro.
Azul:
Transmite limpieza, frescura y se asocia con tranquilidad e inteligencia. Es el color del espacio, de la lejanía y del infinito, tranquiliza la mente y disipa temores.
Verde:
Se asocia con la naturaleza, la esperanza y el equilibrio emocional, también comentan que es el color de los celos. Significa ecuanimidad, estimula la compasión y revitaliza el espíritu.
Violeta:
Se relaciona con la tristeza y la penitencia, sin embargo, también se asocia con la realeza y la dignidad así como también con la delicadeza. Ayuda a despejar el camino a la conciencia del “yo” interno.
Marrón:
Es masculino, severo y confortable. Evocador del ambiente otoñal (estación del año) y da la impresión de equilibrio. Es un color realista pues se relaciona con “tierra”.
Blanco y negro:
El primero tiene lecturas como pureza, limpieza, paz, optimismo y virtud; mientras que el segundo, lo contrario: tinieblas, ceguera, muerte, silencio y luto, aunque también elegancia.