#RevistaGala Zakarías Zafra

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“Barquisimeto es ese espacio intimo, lleno de monumentos, de memorias, que todos los días y a cada paso me muestra muchas épocas de mi vida, así que en esta ciudad, constantemente recuerdo, vivo, revivo, imagino y me rehago”

Cuando me encontré con Zakarías para realizar esta entrevista, la primera impresión que tuve fue que era un hombre  bastante serio y un poco intimidante, tal vez por su poblada barba y su altura de 1,80 metros aproximadamente… nació en el año 1987, en la parroquia Santa Rosa, municipio Iribarren de la ciudad musical de Venezuela, desde los siete años su vida ha estado rodeada de amor y arte, “De mi infancia no tengo recuerdos significativos, lo cual quiere decir que fue buena, normal y tranquila, rodeada de mucho afecto familiar y sobre todo, mucho gusto y amor por las arte”.

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Lo que parecía ser un hombre intimidante, se vuelve, en este punto, un caballero noble, con gran valor humano y sobre todo, con muchos conocimientos que abre las puertas de su vida para ser leída en estas páginas. Entre los 15 y 20 años Zakarías tenía una carrera como pianista en ascenso pero a los 21 la literatura tocó su puerta para ser su nueva compañera, “Aquí fue donde agarré esa conciencia más seria de lo que podía hacer y poco a poco fui relegando el piano a un espacio de liberación sensitiva y espiritual”.

Con el paso del tiempo se convirtió en Magíster en Literatura Latinoamericana, Especialista en Periodismo y Ciencias de la Información y pronto cursará la Maestría en Escritura Creativa en Español en la Universidad de Nueva York.

Pero esto no ha sido lo único a lo que Zafra le ha puesto corazón, en la actualidad se desempeña como profesor del Decanato Experimental de Humanidades y Artes de la Universidad Centrooccidental Lisandro Alvarado (UCLA), bajo la cátedra “Estética de la Música” también, pertenece al equipo de gestión cultural de la Alcaldía de Iribarren y en el año 2013 ocupó el cargo de Director General en el Instituto Municipal de Cultura y Arte (IMCA).

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Así comencé a descubrir que mi primera impresión sobre Zafra estaba errada, lo que dio paso a una serie de preguntas que, como si fuéramos unos viejos amigos, empezó a responder…

Cuéntanos, ¿eres de los que se queda en la cama escribiendo un par de líneas en su mente antes de dormir?

Yo creo que tengo como un umbral, si llego vivo a las 11:00 p.m. puedo durar despierto hasta las 4:00 a.m. como si fuera pleno día. Ahora si llegan las 11:00 p.m. y caigo, no habrá quien me despierte (risas). Duermo solo cinco horas y pienso que el tiempo entre las 6:00 a.m. y las 8:00 a.m. es un momento privilegiado para escribir y hacer silencio a nivel exterior y dentro de uno mismo.

¿Qué sueles pensar al abrir los ojos en la mañana?

Con eso trato de luchar siempre, porque pienso que los poetas, los pesimistas y los vampiros tienen como enemigo común la mañana. Entonces, ese primer pensamiento es de resistencia o de lucha, es algo como “bueno vamos a dar lo mejor de mí, vamos a pararnos otra vez”.

¿Cuándo escribiste tu primer poema y qué te inspiró hacerlo?

Recuerdo dos, uno que lo hice cuando tenía como 14 años, un poema fatal, afortunadamente no recuerdo donde está (risas), se lo dediqué a una muchacha del bachillerato que me dio un “beso media luna” y bueno, todo aquello para mí fue como un gran descubrimiento y el otro fue un poco antes, como a las 12 años, dedicado a mi mamá.

¿Te frustras cuando no escribes?

Esa frustración va disminuyendo con el tiempo cuando ya entiendes la dinámica creativa del oficio o de la escritura, lo que si me frustra es cuando ni siquiera me pongo a corregir, o sea cuando siento que no hice nada, ahora cuando estoy reescribiendo o releyendo me siento tranquilo, de lo contrario me siento culpable ¡te lo juro! (risas).

¿Cuáles de tus obras literarias rescatarías?

Yo le tengo un cariño renovado a mi primera obra (Quinquenio), porque creo que, por mi misma ignorancia, fui muy arrojado en publicarla, eran mis poemas desde los 16 hasta los 20 años, entonces fue algo que me avergonzó durante mucho tiempo y justo hace poco, me di cuenta que también siento ternura hacia ella, porque era un niño el que estaba hablando allí, es un muchachito, era otro yo y realmente hay poemas que en su contexto se mantienen pero con otra parte muy lejana de mi esencia.

Y por último está “Al Otro Lado de la Vía Oscura”, un poemario más serio, escrito entre el año 2012 y 2014, es decir, entre los 26 y 28 años y se acerca un poco más a mi decir poético actual, es un libro muy doloroso al cual le tengo mucho respeto porque es una especie de monumento a ciertas memorias que plasmé allí.

¿Cómo nace Slam Poetry?

Es una iniciativa que llegó hace poco a los dos años, es algo que creé junto a un amigo llamado John Vesser en el año 2014 y ha sido una de las experiencias más importantes que he vivido como promotor de la lectura y de la escritura, también creo que ha aportado algo muy bonito a la experiencia de ciudad, en términos literarios, porque hacía falta algo que capitalizara todo lo que la gente quiere escribir, que hubiese un espacio donde expresarlo y sin ningún tipo de exigencias; porque nuestro interés es crear una plataforma para que todo aquel que tenga algo que decir en tono poético lo diga, sea bueno o malo, eso lo decidirá el público.

Si pudieras llevarte algo de Barquisimeto en tu maleta, ¿Qué sería?

Me gustaría llevarme la memoria que uno comparte con otras personas o las conversaciones que uno tiene con sus amistades para escucharlas siempre y sentir que estoy aquí…

¿Un lugar de Barquisimeto que te inspire?

La vista al Valle del Turbio, el paisaje desde el mirador de Santa Rosa o cuando uno baja por el distribuidor del Hotel Jirahara y se extiende todo aquel pulmón natural lleno de luz, eso me inspira mucho y todo lo que tiene que ver con azoteas, me resultan demasiado tentadoras e inspiradoras.

¿Un olor que te recuerde esta ciudad?

El olor de la grama cortada, porque me recuerda mucho a los meses de agosto cuando era niño y estaba de vacaciones y me sentía libre y feliz.

¿Qué tipo música escuchas? ¿Hay alguna canción folklórica que te guste?

Escucho principalmente Jazz, Bossa Nova, música clásica e impresionista, también podría decir Rawayana y Cultura Profética, ahora de nuestra música criolla, se me vienen miles a la cabeza, entre ellas La Cantata Criolla de Antonio Estévez y también me gusta mucho Cuando Yo Era Una Estrella y El Saltarín del maestro Antonio Carrillo.

¿Qué le mostrarías al mundo de Barquisimeto?

Que nuestra ciudad es como una cantera de talentos impresionantes, es una tierra muy fértil en cuanto a talento se refiere y no solo en lo musical, sino en lo literario, lo plástico, el teatro, es una cosa que brota de nuestra tierra, llena de mucha vida que ha visto el arte como una forma genuina y casi genética para expresarse, entonces yo le mostraría al mundo esa fertilidad de Barquisimeto.

¿En que reconocemos a un Barquisimetano?

En su gentileza, su amigabilidad y su melancolía; yo diría que el barquisimetano es una persona añorante que tiene un arraigo muy grande con su tierra, entonces tu reconoces a un barquisimetano fuera de aquí porque de algún modo se lleva sus costumbres impregnadas en todo el cuerpo, es como una especie de cordón umbilical.

Si te digo: caraota, queso, arepa y suero, ¿Qué significado tiene esto para ti y qué más le pondrías?

Un desayuno criollo en mi casa (risas), todas esas cosas las cómo y las disfruto mucho y le agregaría el aguacate.

¿Qué le regalarías a la ciudad por su cumpleaños?

Le regalaría muchos libros de literatura larense para que conozcamos más lo que escribimos aquí y también una especie de «admiración feliz» que nos invite a pensar más en el Barquisimeto presente y en el que queremos para el futuro.

“Me encanta la moto, me hace profundamente feliz andar en una.”

“Los libros para mí son como esas especies de monumentos que uno mismo construye a sus memorias y a su propia soledad.”

Información: @ Zakariaszafra

 

 

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