De la pluma de Ernst Hoffmann y el trabajo coreográfico montado por Lev Ivanov y Marius Petipa en 1892, fue presentada, en una doble función el día de ayer, en el Auditorio Ambrosio Oropeza, la clásica historia El Cascanueces, relato que se ha convertido en una cita con la danza cada época decembrina.
Bajo la dirección de la maestra María Teresa Alford, las alumnas de la escuela El Arte del Ballet Clásico interpretaron esta joya de la danza, cuya música pertenece a Tchaikovsky.
La historia de la dulce Clara, quien recibe como obsequio del Sr. Drosselmeyer, durante la fiesta de la familia Silberhaus, un cascanueces, atrapó a los asistentes en una atmósfera de colores.
Dos actos colmados de energía, sentimiento y color robaron los aplausos de los concurrentes, quienes no dejaron de alabar a las Hadas de azúcar, los arlequines y a las bailarinas intérpretes de la danza rusa.
Ilusión, inocencia y aventura, hicieron que el público se planteara fuertes cuestionamientos y preguntara: ¿Hasta qué punto la ilusión se convierte en realidad? ¿Acaso existen razones contundentes para diferenciar una de la otra?
Era tal la magia que se respiró ayer en este auditorio que algunos de los presentes se preguntaron si lo visto en ese momento fue fantasía o realidad.
La historia
Del libro El Cascanueces y el Rey de los Ratones, obra que a lo largo de la historia ha sufrido diversas modificaciones, este día el hada Estrella, dio vida al soldado y lo convirtió en un hermoso príncipe, el mismo de los sueños de Clara.
Juntos, hicieron un fantástico periplo entre sueños, pelearon con los malvados ratones, viajaron por el Reino de las Nieves, visitaron junto al hada estrella a los angelitos y duendes, y fueron al Reino de los Caramelos, donde las elegantes hadas de azúcar bailaron para ellos.
¿Fue esto un sueño de Clara o realidad? La hermosa niña despertó con el soldado entre sus manos y el público decidió si la historia fue una ilusión o realidad.
Rostros de inocencia
El elenco de este encuentro estuvo conformado por estudiantes del nivel preballet, grados intermedios y avanzados; compañía reforzada con el trabajo del bailarín invitado Jacobo Velázquez.
En el rol de Clara participaron las jovenes Elisa Ruiz, Laleska Seidel y Carla Hernández. Como El Cascanueces actuaron los bailarines Johander Mindola y Richard Reyes.
Es de destacar que las coreografías del Pas de Deux Rosado y Blanco, pertenecen a la maestra Nina Novak.
Foto: Dedwison Álvarez
