Con regalos, abrazos, amor y cariño estuvieron este domingo los 77 niños a quienes se les brinda atención permanente en el Hogar de Niños Impedidos (Honim), en el barrio El Suspire, carrera 1 con calle 4, entre avenida Morán y avenida Bracamonte de Barquisimeto.
Los encargados de hacerles pasar un día distinto a estos inteligentes seres fueron sus padrinos, dentro de una emotiva actividad que la institución denominó Fiesta Padrinos Navidad 2012, presidida por su director, el sacerdote Laudence Betancourt, y Yira Aguilar, coordinadora de recursos humanos.
Los actos culturales alegóricos a la fecha, antecedidos por una misa, imprimieron mayor alegría a los niños del Honim, al presentarse mediante expresión corporal y musical la danza integrativa, que es un baile ofrenda de amor.
También hubo pantomima, gaitas con el grupo Sexapill; la narración de un cuento de Navidad, sin dejar de compartir una deliciosa torta y refrigerios.
Como una hazaña calificó el padre Betancourt que el funcionamiento del Honim, gracias a la bondad de Dios, todavía se siga manteniendo tomando en cuenta su alto costo operativo, calculado para el año 2013 en 4 millones 200 mil bolívares fuertes para cubrir necesidades básicas y el pago del personal que asciende a 43 empleados en nómina con todos los requisitos de ley, dinero que deben conseguir a través de colaboraciones de la empresa privada, de personas de buen corazón, de la venta de bonos y una verbena en el último trimestre del año, en el que justamente resultan los padrinos en un sorteo.
Dijo que llevan tres años que el Gobierno nacional les suspendió el aporte que les daba desde 1995, cuando existía el Instituto Nacional del Menor (INAM).
Expuso que debido a la insistencia, desde el 2011 la Gobernación les aporta 500 mil bolívares al año para cubrir necesidades del Honim y del Pequeño Cottolengo; este año Corpolara le asignó 400 mil bolívares solo para el 2012 mientras la Alcaldía aporta 40 mil bolívares anual.
“Todo eso sumado no representa ni el 10% del presupuesto de esta institución. Si no fuera por la generosidad de las personas el Honim estuviera cerrado, sin saber el futuro de los niños que aquí atendemos”, señaló.
