Un tesoro llamado crepúsculo

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Bajo la premisa de que Barquisimeto es una ciudad crepuscular, los integrantes del taller de apreciación artística Buscadores de Tesoros acuden al llamado de su profesora y amiga, Isabel Delgado, para compartir el instante cotidiano e irrepetible cuando el cielo se tiñe de colores y el sol se despide hasta un nuevo día.

Ataviadas de amarillo, otras de azul, de rojo y de blanco, portando flores, banderas y el estandarte de la agrupación, los buscadores de tesoros posan para la foto formando el tricolor nacional como parte de las actividades por el aniversario 19 de este proyecto cultural.

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Isabel Delgado, la maestra de sueños compartidos

Delgado, profesora de Historia egresada de la Universidad Católica Andrés Bello con un posgrado en gerencia cultural, cuenta que el taller de apreciación artística comenzó el 15 abril de 1992 en Barquisimeto con jóvenes y niños; siete años después, el 6 de octubre de 1999, se abrió el de adultos con las mamás de los participantes del primer grupo.

“Comenzó muy ‘domésticamente’ en mi casa, era un grupo muy pequeño que fue creciendo; fue entonces cuando la arquitecta Alicia Feaugas de Carmona, quien formó parte del grupo desde el segundo curso, ofreció los espacios de la Fundación Juan Carmona, en la CA EL IMPULSO, donde funcionamos durante 15 años. Luego, al cerrar la fundación, las actividades se desarrollan en el country club de Barquisimeto, cuyos estatutos contemplan actividades culturales”, rememora Delgado.

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Los participantes se agrupan en torno a un tema principalmente de las artes plásticas, puede ser un hecho histórico o un personaje. Se reúnen tres veces al año, cada curso oscila entre cuatro y seis semanas; a partir de allí surgen paseos y visitas a talleres, exposiciones, artistas.

Delgado comenta que en la década comprendida entre 2005 y 2015 viajaron a Egipto, Grecia, Turquía, Italia (donde hicieron La ruta de Leonardo). Cuando estudiaron América Latina fueron a Bogotá, Ecuador, Perú y México.

El inventario: textos, poesías, canciones, historias, además de hermosos vínculos de amistad, afirma Delgado, porque “quien llega a buscadores ya es un buscador como tal, gente curiosa que quiere tener un complemento a sus actividades cotidianas, que no es un trabajo manual sino cosas más efímeras. No trabajamos con materiales líquidos ni húmedos, porque, entre otras cosas, yo no soy profesora para enseñar ese tipo de cosas del hacer sino más del apreciar, de conocer”.

El primero de los 45 cursos realizados hasta ahora se lo dedicaron a Venezuela y trabajaron seis años en el estudio de la historia del arte, desde el periodo prehispánico. Desde al año pasado comenzaron con “La historia se graba en el corazón”, cursos que no solo implican la parte emocional sino el estudio de los “grabadores”, o sea, los protagonistas. Esa combinación permite hacer la historia más digerible para el participante, más fácil de asir, expresa Delgado.

Luego de la incorporación del profesor Roberto Valecillos, quien ofreció también un curso de apreciación teatral, notaron que Buscadores de Tesoro ya era una plataforma, adonde comenzaron a llegar personas para compartir diversos conocimientos. Delgado recuerda entre ellas a Camila Cristo (especializada en investigación lingüístico-literaria), quien les habló de lingüística, estilo y comunicación; y la arquitecta María Fabiana Zapata con su ponencia sobre arte contemporáneo.

Hace unos tres años comienza Buscadores de Tesoros para niños en Panamá, de la mano de una de las primeras integrantes del grupo original, y hace seis años funciona también uno en Caracas.

La fórmula, según Delgado, es el uso de la andragogía (arte y ciencia de ayudar a adultos a aprender) que permite un acercamiento donde la gente puede opinar sin tener necesariamente ningún conocimiento formal sobre el tema, eso da mucha libertad. Se dan los lineamientos, las características de un periodo histórico, por ejemplo. Y el aprendizaje se da luego de mucho ver, educar ese ojo para ver, discutir las ideas y opiniones. Luego la persona empieza a determinar “esto sirve, esto no sirve”.

Ha funcionado tan bien que el Ateneo de Cabudare los llamó hace unos años para que otorgaran un premio con su nombre, la sorpresa fue que la votación del grupo de buscadores coincidía con la del jurado especializado. “Es nos dio la fuerza y la seguridad de saber que íbamos bien”, apunta Delgado.

Una de sus fortalezas son las estrategias metodológicas, tratar de cada encuentro sea diferente, muy interactivo, de que la gente participe, hacerlo significativo para que las personas se vayan entusiasmadas con la idea de volver, apunta Delgado.

Trato de ponerles incentivos a través de una incógnita, explica, porque se trata de la búsqueda de un tesoro, algo que no se ve, que es muy valioso pero está escondido. Para ello, el personaje ideal es Leonardo da Vinci, el gran buscador de tesoros, de hecho la fecha de fundación del grupo es el 15 de abril, día del nacimiento del artista.

Inventario de riquezas

El conocimiento de la historia del arte, de la gente y de uno mismo, de las capacidades de cada quien, son los tesoros encontrados a lo largo de esta travesía vital. Otro, lo representa el darse cuenta de lo importante de concederse un tiempo para sí misma, porque eso se revierte luego en la familia, refiere la profesora.

Así mismo, resalta la cantidad de gente que han conocido, y en lo personal, “poder proyectar con personas de mi edad algo que a mí me gusta”. Nunca olvida una hermosa dedicatoria que le obsequió una alumna “para Isabel que nos abrió el mundo de lo que importa”.

Convencida de que el aprendizaje es inherente a la vivencia, esta maestra de la estética y lo efímero afirma que es posible olvidar un conocimiento determinado, por ejemplo una fecha, mas eso no importa tanto como la emoción que hayamos vivido durante una experiencia.

Rodolfo Pimentel, el hacedor de colores

Con paciencia, conocimiento y entrega, Rodolfo Pimentel se esmera para que todos los integrantes del grupo sean captados por el lente de su cámara, en una tarde mágica de encuentro y celebración.

El crepúsculo es algo impredecible, dice, hay días en que sale y otros cuando no se ve bien. Hoy había un sol magnífico y de golpe se borró y no salió.

Minutos más tarde, sin embargo, los últimos rayos de luz ofrecen el irrepetible espectáculo del ocaso.

“El crepúsculo es arte, lo que ofrece el cielo cuando da sus colores es otra cosa. Es un momento de tranquilidad en el día, similar al que ocurre en un amanecer. Se parecen mucho, son fracciones de segundo, son cosas preciosas. Es un tesoro”, afirma Pimentel antes de volver a enfocar su cámara para continuar capturando instantes.

Con una importante trayectoria en el campo de la fotografía, Pimentel recuerda los recorridos del arte promovidos por el IMCA que consistían en buscar manifestaciones artísticas en determinados sitios de la ciudad. El último fue en el cementerio Bellavista, donde hay cosas preciosas, entre ellas bellísimas esculturas.

Cuenta que en uno de los recorridos participaron unos 50 fotógrafos, unos tenían cámaras digitales, otros antiguas y algunos teléfonos celulares. La idea era que cada quien conociera algo de fotografía.

“En estos momentos se buscan alianzas con la empresa privada o algún organismo para retomar esta iniciativa, en la cual participaría la Fototeca y Buscadores de Tesoros”.

Roberto Valecillos, el trabajo teatral

Docente egresado del Instituto Pedagógico de Barquisimeto, con posgrado en Gerencia Cultural, Roberto Valecillos llega al grupo en 1992 por la curiosidad que le generaban las estrategias didácticas empleadas por Delgado. Fue invitado y desde entonces no se ha separado más.

Valecillos se dedica a la dirección teatral y lleva al grupo de buscadoras los conocimientos de su oficio. “Son muy heterógeneas, con un gran entusiasmo por la vida y por el arte como vida”, apunta.

Recuerda que luego de dictarles un curso de apreciación teatral, surgió en algunas participantes la inquietud de tener una experiencia en la escena, sobre las tablas. Una de ellas, Judith Cordero, tenía un performance muy interesante en el cual trabajaba el personaje de la Duquesa de Alba. “Ella era una actriz en búsqueda de un director, hicimos la integración y convertimos el performance en una obra de teatro”.

En 2013, estrenan la obra “Hay un camino para el amor”, escrita por las participantes bajo la coordinación y supervisión de Valecillos.

Fueron jornadas de mucho trabajo como lo requiere el teatro de calidad. La obra aún está vigente, luego de ser convertida en microteatro, con cuyo formato de 15 minutos fue presentada en el Primer encuentro de microteatro de Barquisimeto.

“A mí lo que me gusta como director es explorar el potencial que cada quien tiene y desarrollarlo. Verificar en la escena ciertas características, en lo positivo o negativo dependiendo de para qué quiero el trabajo”, afirma.

En 2015 fue el turno de “Amor en cinco tiempos”, trabajo que abarca la relación de Adán y Eva, el amor de Cleopatra, Don Juan Tenorio, Romeo y Julieta, y amores d

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