En un escenario propicio para grandes cosas, Carlos Rivero tuvo una noche especial. Su poder estalló hacia su banda con un jonrón y dos dobletes llenos de dinamita. Siempre bateó en dos strikes, demostrando gran paciencia ante Palacios y Newby. Las seis empujadas del barquisimetano igualan su mayor total en un juego, dos años atrás. Ese despliegue catapultó a Cardenales hacia un triunfo de capital importancia.
La llegada de Luis Valbuena llevó a Rivero al quinto turno y la dupla funcionó de manera estruendosa. Con el juego 5-3, el manager Pedro López arriesgó llenando las bases con boleto a Orlando en el quinto episodio, todo para lanzarle con un zurdo a Luis Valbuena, pero este le sonó el doblete que barrió las bases y sentenció en encuentro. El corazón del lineup larense sepultó a los Leones.
Entre César Hernández, Orlando, Valbuena y Rivero conectaron ocho de los diez imparables de la novena local, seis de ellos extrabases. El ambiente no estaba para menos. Había unas 18 mil personas en el parque y ello hizo crecer al bando de casa, ahora con una pieza de gran engranaje como Luis Valbuena
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Otro Rivero, Raúl, tuvo una salida de buen nivel. El cuarto fue su tramo complicado. Una base y tres sencillos parecían derrumbarlo por completo luego de retirar nueve en línea. Sacó un segundo aire ponchando a Petit y obligando a Danry Vásquez a pegar rodado para doble play.
En los siguientes tres episodios en su más larga apertura de la campaña ponchó a cinco con su sinker, cambio y un control que solo abandonó en el referido cuarto capítulo. Con el juego abierto, el manager Fermín se dio el lujo de hacer debutar a Luis Avilán, quien tuvo dos en bases por boleto y error, pero sacó su cero.
Esta noche a las siete Caracas se juega mucho. Un revés lo dejaría a tres de Lara, ocupante de la quinta casilla. Néstor Molina tendrá la pelota en el segundo de una serie que encajó en el calendario a pedir de boca para el cuadro crepuscular. Eso sí, tiene que aprovechar la localía y el prolongado buen momento que está viviendo.
