No existe en Venezuela soberanía alimentaria

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Los productores agrícolas afiliados en la Federación de Asociaciones Agropecuarias de Venezuela (Fedeagro), al dar a conocer la semana pasada los resultados sobre el comportamiento del sector primario, durante el año 2012, nuevamente le aguaron la fiesta a los voceros del alto gobierno, ya que las cifras presentadas ante los medios de comunicación, no están siquiera cerca de los números que se han puesto a circular desde los ministerios de Agricultura y Alimentación.

Ha señalado la Federación, que si bien hubo algunos rubros que registraron modestos niveles de crecimiento, ninguno alcanzó las metas establecidas en el Programa Integral de Desarrollo Agrícola, formulado por el MAT para el año, y mucho menos se acercaron a los resultados sectoriales alcanzados en 2007, cuando casi todos los rubros alcanzaron crecimientos que hasta la fecha no han podido ser superados, aún con las cuantiosas inversiones que se han asignado a los proyectos oficiales, ninguno de los cuales han podido presentar hasta el momento como exitosos.

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De allí que la Federación advierta que como consecuencia de esta situación sigue la dependencia de las importaciones, además ha aumentado considerablemente la vulnerabilidad alimentaria del país, producto del mayor poder adquisitivo de la población, ante un gasto fiscal desordenado que ha elevado la liquidez monetaria en el año pasado hasta en un 60%, a lo cual hay que sumar el estancamiento de los precios sometidos a controles y regulaciones.

La producción de arroz apenas cubre el 58% del consumo interno; la de maíz sólo creció 0,7%  con respecto al año anterior; el sorgo con un aumento en la producción del 27%, la producción no logra recuperarse; en caña de azúcar, a pesar de las cuantiosas inversiones, el crecimiento con respecto a 2011, es de 2,5%.

En hortalizas se registra un crecimiento significativo de 40%, pero específicamente en cuanto a tomate y cebollas, debido a condiciones climáticas favorables y el esfuerzo de los productores; el pimentón registra una ligera caída con respecto al 2011; en papa hubo un crecimiento del 300% gracias a las correcciones de las fallas que se presentaron con la calidad de las semillas; el café sigue siendo uno de los cultivos más deprimidos, solo creció 9% con respecto al 2011, debido básicamente al comportamiento climático; en naranjas hubo un crecimiento del 11%, pero en estos momentos hay 100 mil toneladas que no han podido colocarse debido a la saturación del mercado con las importaciones y, finalmente, en las oleaginosas de ciclo corto se registra un estancamiento, llamando la atención cómo el girasol disminuyó el ritmo de crecimiento que había venido sosteniendo en los últimos siete años.

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En consecuencia, cuando se reciben estas cifras de manos del organismo que afilia en su seno a la mayoría de las asociaciones de productores agrícolas del país, es fácil entender el por qué Fedeagro insiste en el crecimiento de nuestra dependencia alimentaria, desestimando asimismo, las cifras del INE cuando asegura que solamente estamos importando el 30% de los alimentos que se consumen en el país.

Lo que afecta la producción

Por supuesto que los productores del campo no se limitan a señalar los resultados reales de la producción, sino que advierten de la persistencia de una serie de factores de orden estructural que limitan el crecimiento del sector agrícola, los cuales no han sido abordados por el alto gobierno, aun cuando ha sido un clamor permanente de los trabajadores del campo.

Denuncia Fedeagro que se calcula que el Estado dispone de 75% de tierras con potencial agrícola, en todo el territorio, las cuales no están siendo trabajadas, superficie que sería más que suficiente para emprender planes y desarrollos de profundo impacto sectorial. Reclama asimismo, que el sector privado requiere de un clima de seguridad en sus propiedades que le permita reinvertir capital y crecer, ya que es imposible emprender nuevos planes de expansión de áreas productivas o procesos tecnológicos bajo la amenaza constante de un proceso expropiatorio, una intervención o una invasión.

Por otra parte, la política comercial se ha caracterizado por la intervención directa del Ejecutivo en la formación de los precios, la mayor parte de los cuales están regulados. Los ajustes realizados siempre están por debajo de las estructuras de costos presentadas, discutidas con los agricultores y cuando el ciclo productivo ha avanzado considerablemente, recomendando razonar las estructuras de costos de producción y considerarlas como base para la fijación de los precios.

Otro factor de perturbación, es la provisión de insumos, asegurando que el esfuerzo de las organizaciones gremiales para intentar abastecer a tiempo los insumos que se necesitan no fue suficiente para cumplir las expectativas  y en muchos de los casos no se aplicaba lo que se necesitaba, sino lo que se conseguía, lo que al final del día pasó factura a la hora de cosechar registrándose rendimientos muy por debajo de lo esperado.

También denuncian los déficit en la disponibilidad de repuestos y maquinarias agrícolas, luego de la expropiación de Tracto América; insisten en la inseguridad personal y de bienes, donde ningún agricultor puede arriesgar la integridad de sus trabajadores ni la de su propia familia; competencia desleal de las importaciones; advierten que mientras no se corrijan las asimetrías los productores no podrán competir con probabilidades de éxito en Mercosur.

 

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