Recientemente, han sido presentados por el Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello los primeros resultados del “Barómetro de las Américas en Venezuela en su ronda 2016-2017” realizada por el proyecto de opinión pública de América Latina (Lapop, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Vanderbilt en alianza local con el CEP-UCAB.
Es interesante conocer de una fuente confiable por su experticia científica en el mundo de la estadística social, el estatus socioeconómico y político de una sociedad para poder evaluar correctamente sus tendencias y así tomar las decisiones más acertadas que consoliden los procesos democráticos en el seno del país.
El estudio, en su capítulo Venezuela, fue adelantado por los investigadores Juan Manuel Trak, María Gabriela Ponce y Lissette González. Y hay que resaltar que, en no pocas oportunidades, el liderazgo político ha tomado decisiones que no coinciden con las expectativas ciudadanas y los aspectos claves que impactan la cotidianidad de las personas cuyas consecuencias profundizan los estadios de conflictividad que hemos tenido en los últimos tiempos.
El Barómetro de las Américas se lleva a cabo cada dos años y actualmente abarca 26 países incluyendo todo Norte, Centro y Suramérica así como también el Caribe y se ha realizado en Venezuela en los años 2007, 2008, 2010, 2012, 2014 y 2016-2017, con la consiguiente recopilación de datos que realmente muestran una radiografía profunda de las actitudes y conductas de los venezolanos hacia el fenómeno de la democracia.
El primer dato revelador del estudio tiene que ver con la percepción ciudadana en torno a los principales problemas del país. Una abrumadora mayoría (79%) considera que la economía es la mayor de sus preocupaciones segmentada en un 38,4% asociada a la escasez mientras que un 38,1% lo asocia a la “economía en general”. Obviamente, cualquier toma de decisiones asociadas a las políticas públicas o al campo electoral, debe conectarse con este sentimiento ampliamente mayoritario de la sociedad que se ve seriamente afectada por los indicadores económicos.
En relación a este dato, muchas veces observamos tanto los discursos como las acciones ejecutivas de gobierno absolutamente desconectadas de esta realidad. Otro dato interesante que arroja el estudio tiene que ver con el decaimiento de la percepción ciudadana en relación al tema de la inseguridad que cayó a niveles de 8,51% aunque otros estudios en este tema indiquen que el problema no solo persiste sino que además se ha profundizado; no obstante, la necesidad de supervivencia en escenarios de enorme debilidad económica de las familias ha debilitado las percepciones en otros ámbitos de la vida de la gente.
Asociado a estos indicadores tenemos que el 86% afirma que tuvo enormes dificultades para conseguir los alimentos y productos básicos de mayor consumo en el último mes y de éstos, el 68% lo consideró muy difícil. Estos porcentajes claramente evidencian que tenemos una distorsión grande entre nuestra capacidad de producción y distribución de alimentos para los diferentes sectores de la sociedad. Es una debilidad que debe asumirse sin complejos ideológicos desde la gestación de políticas públicas y desde el discurso emocional que debe recoger el descontento generalizado de la población.
Otro dato de sumo interés tiene que ver con la percepción ciudadana en relación al tema inflacionario. El 98% de la gente opina en el Barómetro de las Américas capítulo Venezuela que la inflación es un problema que reviste seriedad y que debe ser abordado como tal. Si esto lo comparamos con lo declarado por algunos voceros que simplemente niegan o minimizan los efectos y la existencia misma de este fenómeno económico, pues se llega a la conclusión del porqué no se está haciendo casi nada para contrarrestar sus efectos perniciosos en el bolsillo y estómago de la gente, no obstante su enorme impacto.
Pocos líderes hablan de este tema y lo asumen en sus propuestas. En cuanto a la situación económica personal, el estudio nos revela que el 78% considera que ha empeorado su estatus en relación con el año anterior, este porcentaje aumentó 14% prendiendo todas las alarmas en lo que respecta al tema familiar y personal en una Venezuela que no está ofreciendo respuestas significativas desde el Estado a las diferentes demandas ciudadanas que cada día afloran por doquier.
En una próxima entrega continuaremos ofreciendo esta importante radiografía de la realidad nacional que nos da las pistas necesarias para abordar científicamente una problemática que nos ha rebasado a todos y que nos cuesta comprender cabalmente.
