El liceo del urbanismo Alí Primera, sector Yucatán, vía a Duaca, lleva el nombre de Aristóbulo Istúriz, la escuela el de Julio Valero Roa y los dos pre-escolares los de Elena Frías de Chávez y Milagros Flores de Reyes, además de que en todo ese complejo habitacional de más de 4 mil apartamentos, el nombre de Hugo Chávez y la palabra socialismo está en muchas paredes.
Eso obliga a pensar que las 20 mil personas que allí residen disfrutan de todos los servicios que el Estado está en la obligación de prestarles.
Sin embargo, si bien ese alto número de familias encontraron allí techo donde refugiarse, no todo es felicidad.
En primer lugar, ni el liceo ni las escuelas tienen agua para cubrir sus necesidades, especialmente de limpieza, lo que obliga con mucha frecuencia a suspender las clases.
“Ayer los niños no tuvieron actividad por falta de agua y hoy parece que sí porque les llegó un camión, pero parece que es agua salada, que no se puede beber”, manifestó una representante que pidió mantenerse en el anonimato.
“Es que si uno reclama lo llaman escuálido y lo miran mal porque y que no es de ellos”, argumentó.
En el liceo no había clases por falta del vital líquido, mientras la cancha deportiva permanecía convertida en una piscina a causa de la lluvia de la noche.
Pero la institución sí estaba siendo utilizada en el otorgamiento del llamado Carnet de la Patria, mientras en un salón se celebraba una reunión de docentes y representantes para tratar el problema, a la que no se permitió la entrada a periodistas.
Pero Xiomara Guanipa y Omar Rojas, luchadores sociales de la parroquia Tamaca, denunciaron lo que está ocurriendo en el urbanismo, concretamente a la falta de agua.
Explicaron que el problema data de cuando fueron entregados los apartamentos pues el Estado, en su afán político, los construyó sin tener garantía del suministro del líquido vital.
Xiomara dijo que la escuela, los pre-escolar y el liceo suspenden sus actividades con frecuencia por esa causa.
“Y nadie se atreve a denunciar por miedo a la gente del PSUV que se siente dueña de la urbanización y no permite que nadie diga nada”.
Rojas, por su parte, recordó que para salir del problema el gobierno decidió traer el agua de Barro Negro, en Duaca, pero no es suficiente y ahora, ni tienen en el Alí Primera ni tienen en Duaca.
Ambos coincidieron a plantear la situación de las familias residentes en los terceros pisos de los edificios pues, cuando llega algo, sólo hasta la planta baja, deben cargar tobos o tanques hasta arriba, lo que ha provocado en unos cuantos lesiones en las rodillas y hasta en la columna.
Además, afirmó Xiomara, dependen de los dueños de cisternas que les venden el agua a precios exagerados, y se trata de un líquido apto sólo para limpieza y no para el consumo humano.
Algunos han planteado la necesidad de perforar pozos profundos para que esas 20 mil personas de la urbanización puedan disfrutar siempre de agua potable, terminando con un problema tan grave como el que confrontan por falta de previsión oficial.
