La falta de mantenimiento del embalse, ubicado a poca distancia de Quebrada Arriba, parroquia El Blanco del municipio Torres, mantiene en riesgo, no sólo su estructura sino también todo lo que se encuentra en sus inmediaciones.
Lo advirtió así el ingeniero Rubén Hurtado, para quien la atención a la obra por parte del Ministerio del Ambiente tiene un exagerado retraso.
“Y lo que es peor, el temor de que la cota de agua alcanzara a la altura del aliviadero, lo que ya está ocurriendo, podría desencadenar todos los eventos de daños predecibles como destrucción abajo, sin estar en capacidad de determinar la gravedad que sobre los bienes a la población de Quebrada Arriba pueden alcanzar”, señaló.
Recuerda Hurtado que el lago artificial de140 hectáreasrecoge las aguas de escorrentía de9.300 hectáreasde la cuenca alta de la quebrada El Ermitaño, así como Paramito,La Esperanzay Tarascón, entre otras, dispersas en los valles de Jesús, de María, San Isidro, San Carlos y El Cerrón, desde una altura enla Sierrade Jirahara de más de1.400 metrossobre el nivel del mar, hasta 640, que es la cota de fondo del embalse.
Señala que la precipitación anual es superior a los1.000 mm, con carácter torrencial, es decir lluvias de corta duración pero de muy alta densidad.
Explica Hurtado que en la subcuenca más productora de sedimento, por la vertiende derecha del embalse, se construyó un dique de tierra compactada de más de140 metrosde largo con su estructura de aliviadero, que en una temporada de lluvias se colmató, evitando que ese material cayera al embalse.
Pero, agrega, esta obra fue posteriormente destruida por falta de mantenimiento, arrastrando un gran volumen de sólidos, aproximadamente más de 100 mil metros cuadrados de sedimentos hacia el embalse, y este material fue “reptando” dentro del cuerpo de agua hasta colocarse sobre la estructura de la toma de fondo, lo que obstruyó la salida de descarga inferior de la presa, impidiendo su regulación y operación, lo que ocurrió hace apenas dos meses.
También afirma que nunca fue terminada la estructura del aliviadero, que es un canal trapezoidal localizado por el estribo izquierdo, además de que en su parte final no se construyeron los elementos necesarios para disminuir la energía cinética del agua al bajar, ni su acoplamiento al cauce que recibiría los volúmenes de alivio.
Advierte que “si se permitiera llegar (el agua), hasta la cota de alivio, que está por debajo de la cota681 metrossobre el nivel del mar, toda la estructura podría colapsar, produciendo un deslizamiento hacia el pequeño zanjón de todas las losas del canal trapezoidal del aliviadero”.
Esa información debe preocupar, sobre todo, a los habitantes de Quebrada Arriba, quienes ya han expresado el temor de que, de no emprender urgentemente el Ministerio del Ambiente las obras necesarias para reactivar el aliviadero, que se encuentra totalmente obstruido por el sedimento y luego por los arbustos cortados de la berma, corren el peligro de ser arrasados por el torrente de agua si ocurre una fractura del tapón o terraplén que le contiene.
Se recuerda que la berma tiene una altura de46 metros, hasta la cota681 metrossobre el nivel del mar y una extensión de118 metros.
Vecinos de Quebrada Arriba, consultados por EL IMPULSO, dijeron no haber visto a nadie del Ministerio del Ambiente desde hace algunos meses cuando una cuadrilla, supuestamente, fracasó en su intento de destapar el aliviadero para que el embalse pueda desahogarse con normalidad y de esa forma reducir los riesgos que en la actualidad está corriendo la vecina población.
Fotos: Luis Salazar
