El panorama en las escuelas públicas y privadas no es para nada alentador, cada día el ambiente en los centros de estudios de torna más hostil, debido a las múltiples carencias que se enfrentan, lo que ha propiciado un incremento en la deserción escolar y fuga de maestros.

La maestra de quinto grado, Carmen Castillo, expone que “comenzó el año escolar con 30 niños en el aula de clases y ahora viene aproximadamente 12 o 15 por semana, los demás han faltado, lo que representa aproximadamente el 60% de la matricula” .

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La directora general del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB, Anitza Freites, comenta que “en los estratos más pobres, 3 de cada 4 estudiantes dejan de ir a la escuela alguna vez por no tener comida.

Según la Encuesta de Condiciones de Vida, elaborada por la UCAB, UCV, USB, hay 2 millones 828 mil alumnos que asisten a clases en forma irregular porque deben sortear problemas con los servicios de agua, transporte, electricidad, y alimentación.

No hay efectivo para el transporte

Asistir cada día a clases ha resultado toda una complejidad. Jenny Pereira se traslada de lunes a viernes desde la zona norte hasta el centro de Barquisimeto, con su hijo, quien cursa tercer grado en la Escuela Bolivariana Lara.

Comenta que “todos los días me levanto a las cinco de la mañana para llevar a mi hijo a la escuela, desde muy temprano comienza la agonía, por que debo encontrar con qué rellenarle la arepa, además conseguir 10.000 bolívares en efectivo solo para llevarlo y buscarlo, si necesito hacer otra diligencia debo buscar más. No quiero que mi hijo vea clases en las escuelas de El Cují, ya que la delincuencia es masiva y la educación no es de calidad”.

La representante Pereira agrega que en el mes de febrero, dejó de enviarlo una semana por falta de efectivo para el transporte.

Uno de los factores que intervienen en la deserción escolar y la fuga de maestros es la grave crisis de trasporte que vive el municipio, las altas tarifas y la disminución de unidades ocasiona un colapso para el traslado.

Andreina Zerpa, profesora de Lengua y Literatura del Liceo Bolivariano Creación VII, dice que les han propuesto a los profesores el traslado a instituciones cercanas a su residencia, sin embargo esto no es una solución efectiva, “mis colegas y yo no estamos de acuerdo con la medida, puesto que algunos viven en la zona norte de la ciudad donde en las planteles educativos se encuentran llenos de irregularidades, hay alto índices de drogas, delincuencia y los jóvenes tienen un comportamiento difícil, por lo que preferimos seguir haciendo el sacrificio de trasladarnos hasta nuestro actual plantel donde conocemos ya a los estudiantes y sabemos las estrategias para manejarlos”.

La falta de efectivo es otro de los grandes problemas por los cuales deben lidiar los docentes a diario

Escasez de alimentos

María Jiménez es madre de tres menores que actualmente se encuentran en primer, segundo y tercer grado, “mis hijos tienen veinte días sin asistir a su escuela, no tengo que darles de comer y no los voy a mandar así para clases, prefiero que se queden en la casa”, dice.

Del mismo modo, la aguda crisis económica impide a las madres hacerles comida a sus hijos. En algunos casos tienen el dinero, pero no consiguen los productos de primera necesidad, es por eso que prefieren dejarlos en casa.

Esta problemática también afecta a los maestros, quien además de rol profesional son padre y madres, responsables de llevar alimentos a sus casas.

En medio de esta problemática el Programa de Alimentación Escolar (PAE) no siempre es una alternativa para mitigar el hambre en la escuela.

Los insumos llegan de forma paulatina, la mayoría de las veces no cubren los cinco días y el contenido proteico no es suficiente.

En el Liceo Bolivariano “Creación VII” desde julio de 2017 no llega pollo al comedor. Arroz, papa, yuca, naranjas, tomates y patilla con las opciones para los almuerzos.

Sin comida se han quedado varios estudiantes, motivo por el cual dejan e asistir a sus aulas

Fallas en el suministro de agua

Karelis Gómez, quien vive en el barrio Japón I, denuncia que por su comunidad  presentan fallas en el suministro de agua, lo que le impide muchas veces lavar el uniforme de sus hijos para enviarlos a la escuela e incluso en oportunidades no los ha podido bañar.

“No puedo enviar a mi hijo a la escuela sin bañarlo, hay días en los que duramos varios días sin agua, no podemos lavar, cocinar y mucho menos bañarnos”, comenta Gómez.

El sueldo le alcanza para ½ cartón de huevos

Ana Mendoza es maestra de primer grado de la Escuela Bolivariana Atures, dice que “el sueldo me alcanza para comprar medio cartón de huevo, hago todo lo posible por alimentar a mi hijo de once años de edad, pero muchas veces se me dificulta, mi esposo y yo compramos comida exclusiva para él, con lo poco que ganamos, en oportunidades compro medio kilo de carne y pasta bachaqueada, únicamente para que mi hijo pueda consumir las proteínas que necesita, pero es solo para él, mi esposo y yo no comemos de eso”.

En ocasiones la maestra Mendoza le pregunta a sus estudiantes cuántas veces comieron y algunos responden: una, dos, y otros “yo no comí ayer ni hoy”.

En oportunidades ha tenido que ir a la cafetín del la escuela a quitar a crédito una o dos empanadas para dársela al estudiante que no ha comido, sin embargo lo que gana no le alcanza para comprar empanadas todos los días.

“Sin duda es uno de los momentos más difíciles para asumir la docencia, tengo 12 años dando clases y nunca había vivido una panorama tan hostil, los estudiantes no asisten a clases por que no tienen comida en sus casas o por falta de efectivo, de forma repetitiva los niños se marean y algunos ya presentan un cuadro de desnutrición, en ocasiones he visto como mis estudiantes desayunan arroz con agua o simplemente medio plátano, sin embargo estos alimentos no poseen el aporte calórico que necesitan para pensar y aprender”, plantea Ana Rodríguez.

Es muy poco lo que se puede adquirir con el salario de los docentes, solo pueden comprar un cartón de huevos

¿Podrían perder el año escolar por inasistencia?

Juana Barrios, madre de dos menores se encuentra preocupada, ya que tiene más de un mes que no manda sus hijos a la escuela, por falta de comida y efectivo.

“Estoy preocupada,  soy madre soltera y no tengo dinero para comprarles a mi hijos comida y mucho menos para darles pasaje para ir a la escuela y el liceo, por lo que decidí no mandarlos más, aquí en la casa solo comemos un vez, pero estoy preocupada porque sé que si no los mando pueden perder el año”, afirma Barrios.

Sin embargo, los estudiantes no pueden ser reprobados por inasistencia, siempre y cuando sea justificado, es decir, el representante debe notificar al maestro la situación que lo aqueja y el mismo debe referir al hogar a un visitador social quien se encarga de emitir el diagnostico pertinente al caso.

Una vez verificado el caso, el maestro diseña el “plan remedial”, que consiste en un compendio de actividades que el estudiante deberá realizar para evaluar su conocimiento y avanzar al siguiente grado.

Arelis Pereira, maestra de una escuela rural, quien prefiere no mencionar, dice que como plan de contingencia ellos les permiten a los estudiantes asistir 2 o 3 veces por semana.

“Ese día los aprovechamos al máximo y le asignamos todas las actividades”, afirma Pereira.

Algunas escuelas realizan un plan de contingencia porque hay niños que no tienen comida

Régimen especial

En Liceo Bolivariano Creación VII, se ha diseñado un régimen especial, con el objetivo de que los estudiantes puedan trabajar y estudiar, es decir los estudiantes asisten una sola vez a la semana a clases y ese día presentan las evaluaciones que le corresponden.

En oportunidades los estudiantes no tienen para comprar las hojas blancas por lo que usan hojas de reciclaje.

“Muchas veces no tenemos para comprar un lápiz que ya cuesta 30.000 bolívares, y presentamos las evaluaciones escritas como exámenes orales o exposiciones”, afirma Karla Ramos, estudiante de quinto año.

 

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