La real vivencia de la Natividad de Jesús

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A las 3 de la tarde de este 24 de diciembre concluyó para la Iglesia católica el tiempo de adviento y se le dio la bienvenida a la Navidad o la Natividad del Niño Dios, Jesús que se encarna, como lo definió el administrador del santuario de Santa Rosa, Humberto Tirado, durante la eucaristía de Nochebuena.

Recordar el real valor que entraña la Navidad como una fiesta solemne para la Iglesia y los creyentes fue el punto de partida para el párroco del santuario al dar la reflexión de las lecturas litúrgicas.

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Sin Jesús, al margen de Jesús y con Jesús son, amplió el sacerdote, las tres formas elegidas por las personas para vivir esta festividad. Decantarse por una de ellas depende de la vivencia de la fe de cada quien.

Lo ideal, dijo, es experimentar estas fechas con Jesús, a entender: “Una Navidad religiosa donde se celebre lo que conlleva nuestra identidad cristiana, porque sin Jesús es lo que vemos donde hay asesinatos, borracheras. Se presta para mil cosas que no tienen nada qué ver. Es como estar en Navidad, pero en el pecado. Lejos de lo que significa la fiesta”.

Compartir en familia sanamente, reservar un momento para la oración en casa y acudir a una de las cuatro eucaristías programadas en todas las iglesias entre la tarde del 24 y el 25 de diciembre es parte de la vivencia en comunión con Dios, enumeró el sacerdote.

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La lectura de la noche de este sábado, texto donde se relatan las penurias de la Virgen María y San José para buscar posada, fue una invitación para abrir el corazón a Dios.

“Hoy el evangelio dice que (la Madre de Dios y San José) no encontraron posada. Precisamente, desde la fe se trata de la conversión, porque siempre tenemos que cambiar muchas cosas para que Dios nazca. Hace 2 mil años nació en el vientre de María. Hoy, el Señor quisiera seguir naciendo en el corazón de los hombres, pero para eso hay que darle posada”, reflexionó Tirado.

Sí hay que celebrar

En la sociedad lo comercial, en la mayoría de los casos, doblega lo espiritual. Por eso, hay quienes entristecidos por la crisis económica sentencian que este año no hay nada para celebrar.

Tirado como pastor de la Iglesia católica aclara lo errado de tal percepción: “A pesar de que no hay estrenos, pan de jamón ni hallacas sí hay Navidad, porque es el nacimiento de Jesús”.

Al mismo tiempo, cree que esa misma necesidad puede ser capaz de acercar a las personas a Dios para así experimentar su misericordia.

 

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