Miente el Ejecutivo Nacional, a través del ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Gustavo González, al informar sobre la muerte de José Antonio Tovar Colina, alias “El Picure”, en el sentido de que este peligroso jefe de una poderosa banda hamponil era “el más buscado” en el país.
Para confirmar esa mentira, el Dr. Rafael Narváez, abogado criminalista, defensor de los Derechos Humanos y ex parlamentario, indicó que el viceministro José Vicente Rangel Ávalos, públicamente, confesó haberse entrevistado con el delincuente y más aún: comieron juntos.
¿Cómo que era el más buscado si precisamente era conocido por Rangel Ávalos y éste comía con él? ¿Cómo se explica que un funcionario de alta responsabilidad esté en franca comunicación con un delincuente? Lo que tenía que haber hecho era ponerlo preso y remitirlo a los tribunales. Esa confesión es sumamente grave.
El gobernador del Guárico, Ramón Rodríguez Chacín, también en declaraciones a la prensa, reveló que “El Picure “y su banda tenían como sector residencial La Concha e’ mango”, en El Sombrero, y según sus propias palabras, “este santuario será declarado territorio de paz”.
¿Por qué, entonces, no procedió a detenerlo y someter a la banda de “El Picure” y no estar hablando de “santuario”, un sector desde donde operaba esa peligrosa organización criminal?
-Claramente están mintiendo esos funcionarios porque ellos sabían perfectamente los movimientos de “El Picure” y su banda, que de acuerdo con el propio Rangel Ávalos son más de 300 sujetos.
El Gobierno ha entregado el territorio a la delincuencia, afirmó el Dr. Narváez. Los jefes de bandas más temidas por su agresividad y crímenes cometidos a sangre fría son: “El Picure”, que por cierto dejó una cría bastante grande porque su radio de acción comprende Guárico, a complacencia del Estado que nunca lo apresó. Incluso, varios funcionarios del gobierno se retrataron con parte de esa banda, entre ellos uno que fue ministro de Deportes, quien salió abrazado con uno de los lugartenientes de “El Picure”. Y después reconoció ese hecho.
El Picure llegó a cobrarle una vacuna de cinco mil bolívares a los maestros en las escuelas y de igual forma extorsionaba a empresarios y productores agrícolas.
Además ocupó el sur de Aragua, gran parte de Anzoátegui y también de Caracas. Incursionó en El Valle y Coche, donde había tenido hace unas semanas una refriega, en la que dio de baja a diez delincuentes porque no aceptaron asociarse a su banda. Ésta estaba creciendo en gran parte del país, producto de la impunidad, que ha sido un valor fundamental del Estado.
Ahora el gobierno exhibe a El Picure como un trofeo cuando fue su cómplice, porque nunca hubo investigación penal, de inteligencia y, por supuesto, intención de detención de su banda.
Eso mismo ocurrió con El Conejo, quien fue asesinado en Margarita y dejó su cría. Y con El Loro, que azota los hospitales del Zulia y realiza secuestros. De igual forma con El Chivo, que es el cabecilla de El Tren de Aragua, que incluso llegó a paralizar el comercio de ese estado.
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