Se incendiaron un quiosco y una casa

-

- Publicidad -

La alarma en las estaciones del Cuerpo de Bomberos del municipio Iribarren  se activaron, en dos  oportunidades, ayer por la mañana.

El primer hecho,  ocurrió en la avenida Lara con Bracamonte, al este. Un  quiosco  de venta de libros, banderas y bebidas anclado  allí desde hace 12 años fue consumido  por las llamas, posiblemente,  por  un  cortocircuito en la conexión del refrigerador, el único artefacto que el propietario, Luis Alvarado,  había dejado encendido.

- Publicidad -

El local tenía corriente cuando  llegaron los funcionarios para extinguir el  fuego. Esto demoró la labor porque para poder  usar las mangueras debían  cortar primero el fluido de electricidad. Para  cuando  lo  lograron  ya las llamas  habían  consumido toda la mercancía.

Alvarado había  hecho una inversión en diciembre  y solo una porción de los libros  representaba una pérdida de 200 mil bolívares.

Acumulación  de basura

La de ayer fue la tercera  ocasión en la cual  las llamas  asustaron   al octogenario Arquímedes Colmenares dentro  de su  residencia, un antiguo local de venta de fuegos artificiales, situada en la carrera 22 entre 14 y 15. Solo habitan la vivienda dos perros y Colmenares.

- Publicidad -

Esta vez, el incendio  fue de tanta magnitud  que el hombre debió levantar el  techo de láminas de metal  para salir de la casa. El equipo de 10 bomberos de las estaciones central y oeste que intervino usó 4 mil litros de agua para apagar  el incendio de material combustible  sólida (goma espuma, madera y otros objetos), como lo catalogó  el  capitán Steven  Castillo, al mando de la comisión.

Colmenares  tenía montones de desechos  acumulados en la parte delantera del inmueble, basura que, según él,   lo ayudaría a botar  uno de los hijos pronto.

El hombre no tiene cocina. En su lugar, dijo,  quema  cartones  y  encima calienta la  comida que le regalan  sobre una lata. Sin embargo, esto, aseveró, nunca le ha causado  problemas. Cree, en cambio, que el incendio de ayer lo produjo un cortocircuito.

Los vecinos declararon  que  el anciano  acostumbra a salir por las noches o  durante la madrugada a revisar  las bolsas de basura  dejadas en las aceras para llevarse cualquier objeto  útil o no. Hubo  un tiempo, comentó una habitante de la cuadra,  que no había espacio para abrir la puerta de entrada  de la casa por la cantidad de basura.

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -