“Ostentación Religiosa”

-

- Publicidad -

“Guárdense de los Escribas, que gustan pasearse con vestidos ostentosos, ser saludos en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes, devoran las haciendas de las viudas y fingen largas oraciones. Ellos han de tener un juicio muy riguroso” (Marcos 12.36-40)

La vanidad es “odiosa delante del Señor y ante los hombres, eso es soberbia” (Eclesiásticos 10,7)

- Publicidad -

No hay ridiculez más grande que la vanidad, el pretender creerse algo, cuando sin menospreciarnos sabemos muy bien, que al final somos polvo y ceniza (Eclesiástico 10,9)

Del orgullo, a la soberbia y a la vanidad, sólo hay un paso. La vanidad es puro aire, es sólo inseguridad, es pretender afianzarse en destellos que se evaporan. Su fuerza es ilusoria, muere con la tarde. Es a veces creer que las apariencias, son poder, cuando en verdad la vida es un conjunto de valores.

A veces se quiere ser vitrina                y no persona

- Publicidad -

Así pues, habla Yahvé. “No se gloríe el sabio en su sabiduría, gloríese en esto: en tener inteligencia y conocerme; porque yo soy Yahvé, que hago misericordia, derecho y justicia en la tierra. Si, esto es en lo que me complazco” (Jeremías 9, 22-23)

El gran orgullo humano, debe ser fundamentalmente el sentirse hijo de Dios

Por eso los sabios del pueblo elegido, repiten constantemente, que sólo el temor de Dios es el gran orgullo

Lo grandioso para el ser humano, es sentir a Dios por Padre; el justo “Se gloría en tener a Dios por Padre” (Sabiduría 2,16)

Qué distinto es el vanidoso que sólo aspira y busca su felicidad en falsos honores y alabanzas pasajeras

Al observar Jesús, que los invitados escogían los primeros puestos. Les dijo esta Parábola “Cuando te invite alguien a una boda, no te pongas en el primer asiento, no sea que haya otro invitado, más honorable que tú… porque el que se ensalza será humillado y el que se humilla, será ensalzado” (Lucas 4,7).

La vanidad lleva al hombre a creerse perfecto y en nombre de su fe, a juzgar a los demás sin misericordia, tal cual como el episodio aquel que le permitió a Jesús decir una Parábola, para aquellos que se tenían por justos y despreciaban a los otros… en efecto, el fariseo de pie, hacía en su interior, esta oración: “Oh Dios, te doy gracias porque no soy como el resto de los hombres, que son ladrones, injustos… yo ayuno dos veces por semana. Jesús dice: éste no volvió a su casa justificado”.

También la vanidad lleva al hombre a ser insolente, a demostrar su falta de cultura y respeto a sus semejantes: “burlón, ese es el nombre del soberbio, del arrogante, que obra con extrema insolencia” (Proverbios 21,24)

El vanidoso cree que la riqueza, es lo único, y hay que hacerla como sea, con droga, robo, corrupción, asesinatos. Porque su riqueza es para ostentar, llamar la atención, hacerse un ídolo, creerse con poder, para aplastar.

La vanidad, hace al hombre como a la mujer, seres hipócritas, ya que no se busca muchas veces la autenticidad, sino la imagen vacía, el aparataje.

Tengamos cuidado con esto, ya que es una enfermedad, que puede contagiar a los dirigentes religiosos, como a los políticos, a los profesionales, a los empresarios, en fin a todos los seres humanos

Por eso dice el Señor: “…Yo detesto la soberbia del pueblo de Jacob y odio sus palacios” (Amos 6.8)

Esa actitud de ostentación y vanidad que siempre ha sido mala, es muy grave hoy con tantas injusticias y desequilibrios sociales; y cuando hay hambre y existen unos, cada vez con más dinero, y otros con menos, o con nada

Esto sólo puede producir más asaltos, secuestros y muertes; ya que es mucha la gente con graves necesidades, y ven en la ostentación, una ofensa a su miseria y desesperación.

Por eso dice la escritura: “Ahora ustedes los codiciosos, lloren con fuertes gemidos, por las desventuras que van a sobrevivir. Su riqueza se pudrió y sus vestidos se han apolillado. Han vivido sobre la tierra en delicias y placeres y han engordado su corazón, para el día de la matanza” (Santiago 5, 1-5)

Santo Padre

¿Cómo sanar las heridas provocadas en la familia?

VATICANO, 04 Nov. 15 (ACI).- …El “secreto” para sanar las heridas que se producen es aprender “a pedirnos inmediatamente perdón” …“no se puede vivir sin perdonarse, o al menos no se puede vivir bien, especialmente en familia”

El Pontífice indicó un “secreto” para “sanar las heridas y para disolver las acusaciones”: “no dejar que termine el día sin pedirse perdón, sin hacer la paz entre el marido y la mujer, entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas…

Arquidiócesis de Barquisimeto

Gobierno Superior Eclesiástico Venezuela

Evangelio

Marcos (12,38-44): En aquel tiempo estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado más ofrendas que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, ha dado todo lo que tenía para vivir.» Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

-Se informa al Clero que la reunión fijada para el día 10/11, fue cambiada para el día martes 24 de noviembre a las 9:00am., en el Centro Pastoral Mons. Benítez•

Mons. Antonio José López Castillo

Arzobispo de Barquisimeto

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -