Capitalismo lunar – El poder desencajado

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Dentro de algunos años, la historia como disciplina no se dará abasto para descifrar los eventos y los discursos que por estos días, estamos escuchando y presenciando. De seguro necesitará del análisis del discurso, de la psicología, la psiquiatría y probablemente también de dramaturgos especializados en las óperas bufas y en el teatro del absurdo, ante lo que está ocurriendo a estas horas en esta gran expectativa y territorio en ebullición llamado Venezuela.

Presenciamos los síntomas del final de un ciclo histórico. Pase lo que pase el 6-D, lo que vendrá en lo sucesivo, se configurará como un replanteamiento del escenario político, social, colectivo, económico, cultural, proceso en el cual la inconformidad popular, el avance del deterioro material, se conjugará con el rescate de la presencia de contrapesos políticos y ciudadanos a un Estado-Partido que ha pretendido monopolizar y controlar nuestro funcionamiento como sociedad, inspirado en la demagogia de un proyecto político anclado en resabios comunistas y militaristas, cuya inviabilidad es creciente e inocultable.
Luego de leer algunos titulares de la prensa, entiende uno que al referirnos al gobierno, caminamos sobre un universo retórico insólito y bizarro, que discurre en una dimensión paralela a la del país, como quien habita un agujero negro que distorsiona a cada segundo su vínculo con el entorno. Ha dicho el Presidente Nicolás Maduro: “Si se diera una hipótesis negada, rechazada y negada (de la derrota) yo estoy seguro cerebralmente, espiritualmente, políticamente y militarmente preparado para asumir la derrota y me lanzaré a la calle”. A escasos gramos de cinismo de esta declaración, nos topamos con otra del Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, con una visión muy “particular” del episodio que algunos han bautizado ya como los “narcosobrinos”, sujetos que en la soledad de su celda, en la gélida certidumbre de la justicia newyorkina, lamentarán su repentina “orfandad” de tías y allegados en suelo patrio: “Yo no lo veo como una detención (…), fue un avión a Haiti, iba con seis personas y secuestraron a dos personas (…) Es muy irregular lo que ha hecho la DEA en este caso y es el expediente normal de la DEA de secuestrar gente en muchos sitios”.

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El caso de estos presuntos familiares de la pareja presidencial venezolana, genera situaciones extremas: o el más estruendoso silencio, o reacciones verbales de fragancia cloacal como la de Fidel Madroñero, candidato por el circuito 4 del Estado Zulia a la Asamblea Nacional. Madroñero, ex conductor del espacio Zurda Conducta, al ser interpelado por la periodista de Globovisión Esteninf Olivarez sobre el caso de los narcos de apellido Flores, dijo lo siguiente: “Es como que yo mañana diga que tú eres prostituta por ejemplo, cómo voy a decir eso sin pruebas (…) o como tú te vas a pronunciar (…) Es como si yo dijera ella es una mujer de la vida alegre, y lo digo alegremente sin pruebas, ¿tú te vas a pronunciar oficialmente? ¿qué vocero del Estado norteamericano ha verificado que son sobrinos de Cilia Flores? (…)”

Perlas lingüísticas que evidencian el ánimo del poder, a estas horas, en el país. Un poder desencajado.

@alexeiguerra

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