El verdadero facismo

-

- Publicidad -

 Hay sorprendentes semejanzas entre Hitler, Mussolini y Castro. Los tres comenzaron abrazados a la izquierda. Hitler se definía a sí mismo como socialista, la bandera de su partido era roja y decretó el 1 de Mayo como día feriado.

El partido nazi fue fundado (1919) con el nombre de Partido de los Trabajadores Alemanes (DAP).

- Publicidad -

La palabra nazi significaba socialismo, pues era la abreviatura de «Nationalsozialismus». Mussolini, llamado Benito por su padre socialista en honor a Benito Juárez, se inició como líder marxista y movilizaba a los trabajadores en contra del orden «burgués».

Excepcionales oradores, los tres tenían el don de la palabra electrizante, convencían a las «masas» de que lo blanco era negro, y padecían de un desmedido narcisismo. Hitler era ovacionado por multitudes que lloraban; algunas mujeres se desmayaban de emoción. Por eso obtuvo 13 millones de votos en las elecciones de 1932.

En cortometrajes realizados por Leni Riefenstahl, documentalista de Hitler, resulta asombroso ver el parecido de Castro con el líder nazi, al hablar con el mismo tono grandilocuente y agresivo, y también con las poses histriónicas de Mussolini, como se aprecia en el documental «El fascismo corriente» (1964), que el soviético Mijail Romm realizó a partir de materiales de archivo.

- Publicidad -

Fidel Castro en julio de 1953 dirigió el asalto a una fortaleza militar, para capturar armas y derrocar al dictador Fulgencio Batista. El ataque fracasó y a su jefe lo arrestaron. En el juicio a que fue sometido Castro terminó con una bella frase: «Condenadme, no importa, la historia me absolverá».

Y ese fue el título que le puso al programa político y social que escribió en la cómoda y breve prisión que le tocó. Hitler, en tanto, asaltó el Ministerio de Guerra en Múnich (noviembre de 1923). El ataque igualmente fracasó y en el juicio que le siguieron dijo: «Aún cuando los jueces de este Estado puedan condenar nuestra acción, la historia, diosa de la verdad y de la ley, habrá de sonreír cuando anule el veredicto de este juicio y me declare libre de culpas». Luego, en su prisión de nueve meses en la fortaleza de Landsberg, Hitler escribió su programa político e ideológico, Mein Kampf (Mi Lucha). ¿Pura casualidad? Quizás no tanto.

El sacerdote jesuita Armando Llorente, profesor, mentor y amigo de Fidel en el Colegio de Belén, quien con 94 años fue entrevistado en Miami en 2007, entrevista que reproduce el semanario Elveraz.com, cuenta que Fidel pidió «Mi Lucha» en la biblioteca del colegio. »Estudiaba y leía mucho, con especial predilección libros sobre los conquistadores españoles y escritos de los líderes del nazismo y del fascismo, como Hitler, Mussolini y José Antonio Primo de Rivera», explicó el prelado español, que agregó »(Fidel) cantó conmigo el «Cara al sol» veinte mil veces y con el brazo en alto». Era el himno de la Falange Española, el partido fascista.

El Fuhrer llamó gusanos a los judíos, a los que consideraba que se podía borrar de la faz de la Tierra, o avasallar. Fidel bautizó como gusanos a quienes no estaban de acuerdo con él, que igualmente se podían expulsar del trabajo, despojar de sus propiedades, encarcelar, y hasta fusilar. El Duce creó las camisas negras, cientos de miles de fanáticos con los que entró en Roma y tomó el poder el 30 de octubre de 1922. Hitler organizó las camisas pardas, convertidas luego en horrendas tropas de asalto, y Castro organizó las camisas azules de las milicias armadas en 1960, luego las desarmó y las llamó Milicias de Tropas Territoriales (MTT), y por último creó las Brigadas de Respuesta Rápida, sin uniforme para que parezcan civiles, y que el gobierno envía a reprimir a golpes cualquier amago de protesta pacífica.

Pero Castro fue más lejos con los Comités de Defensa de la Revolución, organización represiva a nivel de cuadra para que una mitad de la población vigile a la otra mitad y las dos juntas informen a la policía sobre lo que hace cada ciudadano. Otro enlace entre ellos es el de inventarse un mundo fantástico y aferrarse a ideas fijas desconectadas de la realidad.

Con Berlín ya ardiendo, y el Ejército Soviético casi a las puertas de su bunker, Hitler continuaba contemplando los planos del futuro Berlín del Tercer Reich que los arquitectos Hermann Geisler y Albert Speer habían realizado.

Hoy, con el país soltando los pedazos debido a un sistema social inviable que sólo genera pobreza y esclavitud, Castro insiste en sus reflexiones que «el futuro pertenece por entero al socialismo».

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -