Esa pared

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 Porque Cristo es nuestra paz: de los dos pueblos ha hecho uno, derribando mediante su sacrificio el muro de enemistad que nos separaba, pues anuló la ley con sus mandamientos y requisitos.

Esto lo hizo para crear en sí mismo de los dos pueblos una nueva humanidad al hacer la paz, para reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo mediante la cruz, por la que dio muerte a la enemistad. (Efesios 2:14-16)

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Todas las murallas caen a la larga sin que importe cómo estén construidas o cuánto tiempo hayan durado. Puede ser como un gigante furioso o tan silencioso como el aire claro e igual de invisible, como la voluntad terca de una persona o del espíritu amargado de un individuo. Pero todas las paredes finalmente caen. Hasta hoy, los azadones de los arqueólogos continúan desenterrando las murallas caídas de los grandes imperios del mundo. Muros egipcios, murallas griegas, muros romanos, muros franceses, murallas alemanas, murallas rusas.

Todas las murallas finalmente caen, incluso las nuestras caerán, las que se han levantado contra nosotros. En el análisis final, ¡Cristo vence!, porque no hay muralla tan grande para la que Él no sea incluso mayor.

El Muro de Berlín cayó la noche del jueves 9 al viernes 10 de noviembre de 1989 tras veintiocho años de ominosa presencia. El bloque de cemento, el símbolo más elocuente de la división del mundo en dos y un obstáculo insalvable entre las dos Alemanias, se convirtió esa noche en un punto feliz de encuentro entre el este y el oeste. A las 23.14 horas, ante una avalancha de personas se abrieron las barreras en Berlín.

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Miles de ciudadanos de la República Democrática Alemana pasaron al oeste, donde fueron recibidos por los berlineses del otro lado con champán y alegría. En los puestos de control se desarrollaron escenas muy emocionantes. Personas que no se conocían se abrazaban llorando. Después de una noche de celebración, el alcalde de Berlín, Walter Momper declaró en una alocución: «Ayer por la noche el pueblo alemán fue el más feliz del mundo».

Sófocles lo dijo: no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista, o lo que podría decirse que no hay quien viva tantos años para soportarlo. Pareciera una jocosidad pero es cierto porque se le sigue utilizando como «consuelo», y ahora que los seguidores de Hugo Chávez han dicho que mandará cien años más, esa frase se actualiza.

A escasos meses para un nuevo proceso electoral en Venezuela, parece que al chavismo se le acaba el tiempo y el muro se tambalea. De distintos sectores de la sociedad, agobiados por la pesadilla causada por este gobierno se vislumbran las grietas de la pared.

En un amplio reportaje titulado «Enfermedad de Chávez destapa la caja de Pandora», que recién publicó ABC, desnuda que en el interior del chavismo cuatro grupos se pelean a «cuchillo» por la sucesión presidencial, sin contar con el «generalato», «denunciado por su presunta corrupción».

«Puede pasar en el país en las próximas semanas mientras avanzan el caos y la anarquía. La incertidumbre es total. La desinformación oficial sobre la salud del mandatario continúa y es sustituida por la propaganda que se observa especialmente en la cuenta de Chávez por Twitter, como si gobernar por esta red social fuera suficiente, no obstante las críticas».

Hay un laberinto armado, pues además de los cuatro escenarios se habla hasta de la suspensión de las elecciones.

Entre los grupos que se pelean el poder, ABC incluye al vicepresidente Elías Jaua, al canciller Nicolás Maduro, al presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello y al hermano del Presidente, Adán Chávez, gobernador de Barinas. La encuestadora Datanálisis afirma que por primera vez la candidatura del líder de la revolución «ha sido puesta en duda».

A estas alturas se habla de que el hombre fuerte del grupo es Diosdado Cabello

en caso de que Chávez no sea el candidato, pero éste ha sido mencionado por el ex magistrado Eladio Aponte Aponte como uno de los presuntos «capos» de la red de narcotráfico, además de estar catalogado como uno de los hombres más poderosos y ricos del país.

Una convulsión más fuerte la asoman los radicales chavistas, según ABC, quienes proponen que Chávez entregue el mando a las milicias porque temen una traición de la Fuerza Armada Nacional, en el sentido de que no todos son leales a la revolución.

¿Será verdad que el chavismo se desmorona, viviremos cien años para que nuestro cuerpo resista, o caerá esa pared, como dice Leo Dan, que no me deja verte?

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