Flora Tristán ¿hija de Bolívar?

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El 8 de marzo pasado el presidente se disparó otra de sus kilométricas e insustanciales peroratas, en la cual -como ya es cotidiano- atropelló desmesuradamente el idioma y vomitó mentiras, insultos y demás yerbas.

En esa ocasión, por celebrarse el Día Internacional de la Mujer, quiso lucirse haciendo referencia a Flora Tristán, una de las más resaltantes fundadoras del movimiento feminista en el mundo, nacida en París el 7 de abril de 1803, y cuya paternidad Maduro culminó endosándole al Libertador, Simón Bolívar.

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Confieso que esta última aseveración estimuló grandemente mi curiosidad; y, por ello, de inmediato indagué en Google, pudiendo precisar que a principios de 1802, Bolívar en efecto estuvo en París, en compañía de su novia, María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza, saliendo de allí a mediados de abril, pasando por Bilbao el 29 del mismo mes, y recalando finalmente en Madrid, en donde atenderían los preparativos de su matrimonio.

Destaco estas fechas porque, aun aceptando que en la estancia en París el Libertador haya podido tener acceso carnal con Thérèse Lesnais, madre de Flora, es de hacer ver que en el período en que se produjo su gestación no se pudo replicar tal contacto, lo cual se demuestra hasta con una simple consulta del almanaque. En efecto, desde que Bolívar llega a Bilbao (29 de abril de 1802), hasta el 7 de abril de 1803 (fecha del nacimiento de Flora) transcurrieron 49 semanas (344 días, para ser más exactos), lapso que con creces rebasa hasta el embarazo más tardío que se conozca, y cuyo tope está en 43 semanas.

No obstante lo certero de estos datos, el machismo enfermizo de los adoradores de Bolívar no sólo insiste en esa paternidad, sino que algunos de ellos también aseveran que procreó 23 hijos. ¡No uno… ni dos… ni tres! ¡Noooo…! Un semidiós como él también tenía que gozar de una sobrecarga de andrógenos, gónadas y semen; y, por ende, nada sorprende que de sus heroicos cojones saliesen esos 23 muchachos. ¡Tamaño padrote!

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Como guinda de tan hiperbólica tesis, y sin pestañear siquiera, dichos sujetos agregan que “Bolívar se abstuvo de reconocerles por tratarse de que él era una gran figura y no podía ir dejando hijos por ahí… y también por dar el ejemplo…” ¡Carajo!, se requiere ser bien idiota para deglutir esta sinrazón, que obviamente afrenta al mismísimo Libertador, pues el único ejemplo que proyecta es el de que fue un redomado irresponsable, conducta radicalmente contrapuesta a sus limpísimos procederes.

Sea pues notorio que todas estas especulaciones las ha desmontado la historia. Me refiero, por supuesto, a la seria, veraz y objetiva. Es más, el Libertador también hizo lo propio, puesto que en ninguno de sus documentos, cartas, testamento o legados, menciona a los pretendidos sucesores directos. ¡Y vaya que Bolívar escribió bastante!

Por el contrario, en la epístola que desde Quito le dirigióa sir Robert Wilson, fechada el 27 de abril de 1829, al referirse a un hijo de éste, llamado Belford Wilson, quien le había servido como edecán, Bolívar le dice: “…yo lo quiero con la ternura de un amigo y con el amor de un pariente que no tiene hijos…”

Por lo expuesto, señor Maduro, es de necios seguir intoxicando la biografía del héroe con ese memorial de falsedades y cuentos de pasillos que tercamente suele usted citar como verdades en sus anodinasverborragias discursivas. ¡Se cansa uno…!

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