Invadir se ha convertido en una actividad cotidiana

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 Los hechos fuera de las leyes, cuando se repiten y quedan impunes, entonces se convierten en una conducta generalizada. Eso es lo que está ocurriendo con las invasiones: nadie dice nada, porque nos estamos acostumbrando a que la gente se salte el derecho que tenemos todos de poseer un bien cualquiera.

Todos los días se observa que un grupo de personas organizadas, se meten en un terreno, en un edificio, casa o inmueble con el fin de apropiarse de él.

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Nadie los sanciona aunque eso sea una violación a los derechos de los propietarios. Esta desviación de las normas permite que la gente se desborde y considere que cualquiera puede hacerlo porque hay impunidad.

Esto da pie a la anarquía. Caer en la anarquía significa el irrespeto total a toda regulación social que nos permita vivir en armonía. Hago una advertencia: Resulta muy peligroso avivar los bajos instintos de las personas que carecen de valores morales sólidos o que los que poseen no están bien estructurados, porque esto será contraproducente para todos, incluso para quienes los promueven.

Se comenta que la viveza criolla es parte de nuestra cultura, que ya forma parte de nuestro ser, que los venezolanos nos aprovechamos de cualquier oportunidad para tomar algo fácil. Ese concepto debe ser erradicado, no debemos bajo ninguna circunstancia permitir que se violen las Leyes, que se pase por encima del orden que está establecido, porque eso nos perjudica a todos.

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Como sociedad, los niños y jóvenes van copiando los modelos de los adultos y si ellos ven que los padres se apropian de los bienes que no son suyos, se les está permitiendo que ellos también más adelante se roben lo que no es de ellos, ¿qué diferencia hay entre apropiarse de una casa, un terreno o de un carro?, es lo mismo.

Es ladrón quien se roba algo pequeño, como quien se roba algo grande. Estamos asistiendo entonces, a una sociedad de cómplices, donde todo es permitido. Sin valores no se puede construir una sociedad justa .¿Cómo se sentirían los invasores, si fueran ellos los dueños de la casa, edificio, terreno o finca que pretenden arrebatar? Nada que sea robado puede dar satisfacción, y no existe ninguna excusa para sustentar una acción de esa naturaleza.

Cada quien, debe tener lo que por justicia le corresponde, ni más ni menos. Cada persona que se compromete a casarse, a tener hijos debe pensar dónde va a alojar a su familia, de qué va a vivir. Por lo tanto, es responsabilidad de cada ciudadano velar por tener su propio techo. Ahora, los gobiernos deben planificar el crecimiento de las ciudades, comprar terrenos para facilitarles a las familias el acceso a una tierra para construir su propia solución habitacional y dar los lineamientos para que estas viviendas tengan las condiciones mínimas de habitabilidad que se requieren. De esta manera, las ciudades no crecerían de manera anárquica y caótica como se observa en urbes tan pobladas como Caracas, Barquisimeto y otras ciudades de Venezuela.

Fomentando las invasiones se crea más caos y desorden en las ciudades.

Además, con las invasiones se está creando rabia e impotencia entre los propietarios, cosa muy grave que puede dar paso a más violencia, porque quien es despojado, no se va a sentir feliz.

No se puede vender a la fuerza. Si alguien posee un terreno, pero no ha construido, si no piensa venderlo, tiene absoluta libertad de hacer con su propiedad lo que mejor le parezca. No se le puede obligar porque entonces estaríamos privándolo de un derecho que es el libre albedrio. Y sin libertad no se puede vivir.

¿Por qué forzar una venta o disfrazar un despojo con la palabra «custodia» o expropiación»? Una fábrica, comercio que se expropie es una pérdida grande no sólo de dinero, sino de esfuerzo y dedicación. Los grandes capitales no se hacen de la noche a la mañana.

Construir una propiedad lleva años de trabajo y sacrificio y si la gente ve que puede arrebatarle al otro lo que le pertenece, entonces, nadie trabajará, nadie se esforzará por tener nada, porque simplemente no tiene seguridad que va a poder conservar su bien.

Estaríamos retrocediendo como nación, volveríamos a ser primitivos, no habría propiedad privada. No nos podemos acostumbrar a lo malo, no podemos adoptar sistemas que no nos dan felicidad. Lo que está pasando con las invasiones es algo realmente grave.

Considero que la gente que se apropia de un bien que no le pertenece, lo despilfarra, no lo aprecia, no lo valora, ni va a trabajar como el dueño porque lamentablemente no todo mundo tiene el sentido hacer negocios o la habilidad para hacer crecer el capital. Entonces, una empresa que era productiva, pasa a ser una carga más para el estado, en manos de personas que no tienen la capacidad, liderazgo ni el sentido de propiedad para sacarla adelante.

En resumen, las invasiones violan la Constitución y leyes vigentes y eso da pie para comportamientos anárquicos que socialmente son inadmisibles.

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