LA MARCHA DEL VOTO

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Para el ala “dura” de la oposición la tarea para desplazar al socialismo-comunista del Poder es muy sencilla, basta que todo el mundo salga a la calle, tome por asalto a Miraflores, aprese al alto mando militar en pleno y se nombre un gobierno de transición integrado por no se sabe quiénes y menos quien lo designaría, roto definitivamente como es de suponer el ya maltrecho y agonizante hilo constitucional.

El precio a pagar no es cuenta que ellos saquen, pudieran ser algunos centenares o miles de ciudadanos abatidos por los colectivos armados bajo la mirada indiferente de las gloriosas Fuerzas Armadas Bolivarianas, total alegan ellos, se trata de rescatar la Democracia y esa sangre derramada quedará para la inmortalidad republicana.

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Estos promotores de la salida rápida y abrupta pasan por algo un detalle muy valioso y es que el pueblo, la gente, no está dispuesta a salir a pecho descubierto a enfrentar unas bandas de inescrupulosos armados que sin ningún tipo de freno institucional perpetrarían un genocidio alegando la defensa del legado de su líder eterno y cósmico. Si fuese de otra manera al nada mas decretar la Asamblea Nacional el abandono del cargo del Presidente Maduro se habrían volcado a las calles para exigir el cumplimiento de esta decisión parlamentaria, sustentado según muchos juristas en la más absoluta esencia constitucional.

Escenario muy diferente observamos cuando al pueblo se le llama a votar , a defender su derecho a las elecciones y con ello la ratificación de promover cambios pacíficos dentro de procedimientos legales y moralmente universales.

Si hacemos un breve repaso de la conducta política del venezolano en los últimos dos años podemos observar con meridiana claridad cómo ha respondido de manera valiente y masiva a todas las jornadas que impliquen la defensa de su derecho a votar. Es el VOTO, con mayúsculas, el gran líder de las multitudes, es la lanza y adarga de todo un pueblo que sin conocer a detalles su historia del siglo 19 sabe, cosas de la memoria colectiva, que la única vía que garantiza la paz y el trabajo decoroso y productivo es un sistema donde los enfrentamientos se resuelvan mediante el cotejo de voluntades en un marco de convivencia que preserve la dignidad de los perdedores. Y ese único sistema es la Democracia y su único instrumento el Voto.

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Por ello en estos últimos años el pueblo venezolano ha estado involucrado en una marcha, interrumpida en el tiempo y diseminada en varios escenarios, por el Voto. Es una marcha amenazada por la violencia y subterfugios legales que la ralentizan, pero es una marcha indetenible que algunas veces entra en receso para luego aflorar con mayor entusiasmo. Es una marcha pacífica como fue la de Gandhi por la sal, igualmente hermosa y anclada sobre el más puro y legitimo derecho a la libertad.

El proceso de validación de los partidos de oposición fue pensado como un mecanismo para ilegalizarlos y el resultado fue que miles y miles de venezolanos salieron de sus casas espontáneamente para brindar su apoyo a esta nueva etapa de la Marcha por el Voto. Ya está decidido, el venezolano cree que de este laberinto salimos con elecciones y para lograr que ellas se realicen es cosa de los dirigentes buscar la forma precisa de tener al ciudadano en la calle de manera firme y perseverante y sin exponerlo a las hordas primitivas que son la real fuerza de choque de esta [email protected]

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