Por la puerta del Sol – Mi carta (7)

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Gasto mis horas y tiempo al lado de los míos en estas lejanías. Ivette trabaja y hace sus cosas como Pieter mi yerno, mientras yo aprovecho mi estadía aquí, siguiendo de las horas su armonía; ha salido el sol que despereza sus albores, invitando muchos a trabajar y a los que hacemos un alto en el camino, a ganar vida a las horas del ocio mañanero, a gozar la brevedad hermosa de cada día. El goce de un momento diferente proviene de la riqueza del alma cuando se aman las formas simples de la vida. Hay mucha vida para quien decida gozarla sin permitir que se convierta en una monótona existencia rutinaria. Esta existencia terrena es todo lo que tenemos y pasa sin dejar rastro, por lo mismo cada uno a su manera procurará hacer de ella un cielo.

En llamas de otoño arde el corazón que se siente lleno de energía. Yo vivo la misma estación, más, aunque el viento me traiga sus fríos, siento que tengo en mi centro aún mucha luz y mucho que dar; lo veo por la ventana despeinando los árboles, sonriendo para mí, lo miro y ¡Oh Dios! cuánta belleza sueltan las hojas de la estación que trae lluvias, lluvias y más lluvias. El sendero está cubierto de hojarasca, los cipreses y sauces se inclinan, mientras yo recuerdo que ya la nieve de plateados hilos se muestra también mi cabeza, hilos que tiño de colores que van del otoño a la luz, para no dejarme hundir en el triste invierno y por qué no, sentirme bella de vez en cuando como un amanecer.

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Aprendí de mi madre que la única rendición que debemos en la vida admitir es aquella que acaba con las fuerzas y bríos, hasta ganarnos la partida final. Hasta el final debe mantenerse la entereza, miro hacia el ejemplo de los árboles que no se dejan caer, solo porque el huracán del tiempo su vida quiera quebrar…

Continúo con el tema: A Holanda pertenecen dos grupos de islas que están situadas sobre el Caribe: las islas llamadas Barlovento, compuestas por San Martín, San Eustatios y Saba y las islas de Sotavento compuestas por Aruba, Bonaire y Curazao, tomadas por sobre todo, por su privilegiada localización estratégica. Todas estas islas pertenecen al Reino de los países Bajos. Holanda, Bélgica, Luxemburgo y una parte del norte de Francia forman los llamados Países Bajos.

Holanda es una gran llanura, muy baja y compuesta enteramente por aluviones formados por arena cuarzosa, ligeramente arcillosa, que constituyen en general terrenos estériles. Los aluviones y desbordamientos del Rin son los que dieron origen al suelo de Holanda.
Este en un país en que las aguas tienen tanto o más representación que las tierras; parece el fondo de un lago desecado. Por todas partes se ven ríos, canales y pantanos. La constitución del suelo holandés que hoy existe es de épocas más recientes y corresponde de lleno a los tiempos históricos.

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Las causas físicas que en los tiempos prehistóricos dieron a Europa la forma que hoy tiene subsistieron y subsisten en toda su actividad en esta pequeña región del continente. El hombre ha visto aquí como aparecían golfos, lagos, islas y aluviones, ha visto como la tierra se convertía en agua y cómo se desecaban los mares interiores. El holandés ha ayudado a las fuerzas o fenómenos de la naturaleza construyendo impresionantes obras hidráulicas (que seguramente a mi hijo Mauricio especialista hidráulico le encantaría conocer) La lucha de los holandeses no ha sido fácil. Es de esta lucha de la que salió su famoso proverbio de: “Dios creó el mundo, pero a Holanda la hicieron los holandeses”.

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