Por la puerta del sol – Lluvia de estrellas

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Ayer se hizo realidad el sueño de dos muchachos que empezaron de la mano a hacer juntos el camino con amor, alegría y fe, con la esperanza de permanecer unidos hasta el fin de la jornada, por el camino de la vida.

“Lleguemos pero lleguemos juntos. Compartamos este cielo que hemos saboreado; no importa lo espantoso del camino, no vamos a temer por los fríos inviernos, nos sabremos defender” (Parte del poema “Lleguemos juntos” de Mauricio J. Victoria N.

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Amar es un hecho primitivo, un acto simple, una actividad psíquica sui géneris como la inteligencia y la voluntad. Toda vida afectiva por su carácter propio es más apta para ser sentida que para ser explicada. Casarse es más que gustarse y atraerse, es más que la pasión y el erotismo; es el compromiso que se hace de mutuo amor y concordia, es adquirir el boleto del mejor puesto en el largo camino de la vida, al lado del mejor compañero de viaje, es estar sentado junto aquel que siempre estará con nosotros.

El anillo es el símbolo de “me amas y te amo”, no es para nada la representación de tener un amo, como tampoco lo es el papel firmado ante un juez. El papel es solo un papel y un papel no deja huellas, las deja un amor verdadero. Amar es vivir orgullosos de las luchas que a punta de cariño, voluntad, esfuerzo y constancia se logran superar aún en las peores crisis.

David y Riczy: El amor no puede darse el lujo de descuidar las flores de su jardín, la ilusión ni los halagos ni el dulce eterno de las bellas palabras:
“Para ti que siempre estarás conmigo en las buenas y en las malas, sea todo el canto de mis liras; el vino que pueda hacer arder tu sangre y sea el prisma de mis alegrías la dicha de tu corazón. Igual que aurea el techo del mundo en la mañana, tú serás el aura de mi nido, el ánimo, la fe y el por qué de mi existencia. Sé más que una compañera y una esposa: Sé el alba que anuncie en mis mañana su perenne y tibio amor hermoso, sé siempre la princesa del imperio azul. Yo te cantaré mis rimas, tú me escucharás risueña y así cuando vengan los hijos seguiremos los dos amándonos en la casita que los dos construimos con tanto esfuerzo y cariño; permitámonos la dicha de alejar cualquier indiferencia y rutina aburridora; demos juventud hasta que se pueda, que brillen siempre nuestros ojos igual que las arterias hasta que ya viejitos sigamos siendo los mejores amigos y compañeros”.

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No es fácil someter los sentimientos a un análisis científico, sabiendo que el corazón humano es un laberinto enmarañado en la serie de sentimientos que alberga. La experiencia de amar es una respuesta a la de ser amado. Quererse es el caudal divino que nos ha sido encomendado por Dios, que es quien ha trazado los senderos del amor.

Cuando asumimos un compromiso, jamás debemos perder de vista el eje principal por lo que se va a luchar.
Riczy y David se conocieron un día en el que la aurora reventó en gratas melodías, sus corazones hicieron de su amor una hoguera y con un te quiero, amor eterno se juraron. El cielo los llevó hasta el blanco velo que cubre sus ansias infinitas, se enloqueció la inspiración y el alma de sus liras. La fiesta empezó. ¡Que vivan los novios! ¡Que viva la alegría! Poco a poco el viento fue arrastrando flores, ecos, risas, música, cantos. Al oír los compases de la Marcha Nupcial, del cielo cayó una lluvia de estrellas y bendiciones sobre los nuevos desposados. Suerte y eterna felicidad muchachos.
Bienvenida familia Dávila Navarro a la casa Victoria Niño.

[email protected]

A David Eduardo Victoria N. y Riczy Dávila N.

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