Cada día las sirenas del deber, despuntan en nuestras mentes, las llamaradas de un nuevo día, invaden nuestro regazo, el sol caliente y brillante nos invita a comenzar. A los inicios del alba, obligaciones pendientes, copan nuestros pensamientos.
Imágenes memorables nos inyectan combustible para iniciar la faena, a partir de ese momento nuestra vida pertenece, a ese mundo de conflictos, de alegrías y de deberes. Apenas ha comenzado, nos topamos en la calle con un chofer desquiciado que se ha propuesto ese día, acabar nuestra paciencia, pero más fuerte es la fuerza que acompaña tolerante nuestro andar por esas calles.
Una cita de trabajo, la obligación económica y compromisos laborales se han robado la faena. También está la familia que nos pide que dejemos, un espacio aunque pequeño en nuestra agitada agenda.
Al despuntar de la tarde con el sol por el oeste nos avisa que ya llega la luna, dulce y brillante. Es momento de sumar, de sumar y de restar las ganancias obtenidas en cariños y deseos, para ya entrada la noche y con más glorias que penas, volver a ese gran regazo a esperar el nuevo día.
Un nuevo día que nos traiga quereres y desengaños, pero que al final nos deje más amores que propicien, el despertar valeroso de un mortal samaritano hacia una nueva faena.
@EmigdioCA
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