Reflexión – San Nicolás y la Navidad

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“Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor”. Luc. 2:11
La historia de San Nicolás o Santa Claus es muy poco conocida en el mundo y en especial en los países de habla hispana. En los últimos años, este personaje, producto de la penetración cultural a través de los poderosos medios de información masivos, ha tomado la mente, el pensamiento y el afecto de grandes, chicos, mujeres, ancianos y tristemente ha sustituido al niño Jesús. Que según la bonita tradición nace este domingo 24 de Diciembre. Ha sobrevenido un desinterés en los padres de hoy por explicar a sus hijos como nace Jesús, cuál fue su misión redentora y como muere por nuestros pecados. Desapareció el pesebre, toma fuerza el arbolito y es más fácil aceptar que es “Santa” quien trae los regalos en un trineo “cruzando los cielos con hermosos alces” y una gran carcajada, jo jo jo jo. ¡Triste!
La historia conseguida nos informa de un personaje que desde niño fue muy dadivoso, todo lo que tenía lo compartía entre los pobres. En alemán su nombre era San Nikolaus y por ello lo comenzaron a llamar Santa Claus. Uno de sus tíos era obispo y fue este que lo consagró como sacerdote, pero al quedar huérfano repartió todas sus riquezas entre los pobres y entró en un monasterio en Turquía. Cuentan, que un día los obispos y sacerdotes estaban reunidos para elegir al nuevo obispo ya que el anterior había muerto. Al fin dijeron “elegiremos al primer sacerdote que entre por esa puerta al templo”. En ese momento sin saberlo, Nicolás entró y por aclamación fue elegido como el nuevo obispo. También dicen, que cuando la Santa Inquisición desató la persecución a los cristianos, fue encarcelado y el emperador Constantino lo liberó. Según, murió el 6 de Diciembre del año 345 D. de C. y la iglesia católica lo consagró como “santo”.
Lo lamentable de todo esto, a pesar que parece bonito y gracioso,es que se fundamenta simplemente en cuentos, tradiciones, costumbres y eventos familiares que se tramiten de generación en generación, pero no tiene un asidero firme que pueda infundir valor, fuerza, fe y esperanza en un mundo que perece por la desesperación. Es la Santa Biblia la que tiene ese fundamento.Y ella nos enseña que los santos de Dios están vivos o en el sepulcro. El salmista dice: “Cantad a Jehová cántico nuevo; Su alabanza sea en la congregación de los santos.
Alégrese Israel en su Hacedor; Los hijos de Sion se gocen en su Rey.
Regocíjense los santospor su gloria, Y canten aun sobre sus camas.
Exalten a Dios con sus gargantas”. Sal. 149: 1-6. Y en el Nuevo Testamento el apóstol Pablo lo certifica inspirado por el Espíritu Santo. “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso”. Efe.1:1. “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo,
a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas”. Col. 1: 1, 2.
Mis apreciados, es solo a través de la Palabra de Dios como debemos orientar nuestra vida espiritual y no por historietas o tradiciones. Es el nacimiento, la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo lo que representa la verdadera navidad, por cuanto trae consigo, la promesa segura que vendrá por segunda vez a buscar un pueblo que ha creído en ÉL, le sigue, obedece su Palabra y espera con ansias su pronto regreso. Y así, vivir una Navidad eterna a su lado. ¿Amén? ¡Hasta el martes Dios mediante! Próximo artículo: “Sonar de campanas”
William Amaro Gutiérrez
[email protected]

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