“ La única fuente de conocimiento es la experiencia “ Albert Einstein
No todo puede ser enseñado. La pasión por la propia actividad, las observaciones de las experiencias de otros y la capacidad de sacarle provecho, de entender los errores y los méritos, son un soporte indispensable para la escogencia del camino emprendedor. Hace un tiempo las personas mayores decían que la profesión se robaba. En esta expresión proverbial había una gran verdad, es decir que el crecimiento profesional es una conquista personal, hecha de experimentación continua y de confrontación con la realidad.
El emprendedor debe estar en grado de dar el justo peso a los acontecimientos diarios. Se hace evidente que la capacidad de analizar todo aquello que se observa crece cuando más crece el peso de la experiencia, ya que elementos que al inicio ni se notan, terminarán por aparecer fundamentales y como en un juego sutil de visión, hipótesis que que ni siquiera habían sido tomadas en consideración, terminaran por ser la solución más obvia. A medida que se adquiere más confianza con el propio trabajo se descubre que no hay límite para aprender nuevas cosas de la experiencia.
Ser emprendedor representa un reto constante, un continuo estímulo a mejorar, porque cada día hay un proyecto nuevo y excitante sobre el cual empeñarse para satisfacer mejor las exigencias de los potenciales clientes y experimentar las posibles iniciativas para nuevas evoluciones de la propia actividad.
A veces por deseo, a veces por fuerza, llega el momento de cambiar. Ciclos de vida se cierran, nuevas fases, nuevos objetivos y nuevos proyectos se presentan.
La idea de independizarse puede ser tomada en consideración, ya sea durante los estudios o al terminar, cuando se inicia a buscar trabajo o sucesivamente, de repente ante el shock por la pérdida de un trabajo dependiente, que se pensaba que sería para toda la vida.
Muchos emprendedores se han iniciado como trabajadores dependientes, adquiriendo de esta manera experiencias profesionales y conocimientos específicos de productos y de mercados que después han puesto a dar frutos en sus propias iniciativas emprendedoras sucesivas.
Dejar un puesto de trabajo para crear uno de emprendedor, no es algo que deba tomarse a la ligera. Generalmente, la decisión no llega por casualidad, aunque puede suceder que el cambio sea provocado de situaciones que no dependen de nuestra voluntad. El deseo de ser dueño de tu propio negocio, en muchos es algo que está latente y puede tomar consistencia, transformándose en un proyecto operativo, gracias al empuje de acontecimientos externos o con el tiempo, después de haber acumulado experiencias de trabajos diversos, hay quien decide de probar a combinar las competencias adquiridas con los intereses y las pasiones de la vida para hacer cualquier cosa de único.
Definitivamente, la decisión de crear su propia empresa tiene mayor probabilidad de éxito. si se comienza con el hecho de hacer seriamente el punto de su propia situación, sea esta profesional o personal, de manera de hacer después escogencias capaces de realizar de verdad, en el futuro trabajo, aquello que deseamos, al menos en el plano de los intereses personales.
