Sí pero no así

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El triunfo del No en Colombia, no significa que esa Nación no le dé un sí a la paz, a la terminación de un conflicto armado de más de cincuenta años con un saldo innumerable de muertos, secuestrados, desaparecidos y encarcelados.

El referendo colombiano deja lecciones para la vecina Venezuela. Los colombianos organizaron un proceso de consulta en treinta días, contaron los votos con las manos, en dos horas tenían los resultados y el Presidente de la República aceptaba la decisión del pueblo soberano. Entre las pocas cosas que debe reconocérsele al Presidente Santos es que quiso que fuera el propio pueblo quien decidiera sobre esos acuerdos.

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Nada es parecido a lo que ocurre en Venezuela, donde el diálogo sincero no ha podido establecerse, el gobierno de Nicolás Maduro se arroga decidir ´por la mayoría y el Consejo Nacional Electoral se presta para impedir que el pueblo venezolano se pronuncie. Al establecer esta analogía queda desnudo el régimen venezolano, que tiene secuestrada la voluntad nacional.

La mayoría del No en Colombia es mucho más moral que numérica. Sus partidarios debieron someterse a una desmesurada campaña por el Si organizada por el gobierno, con invitados internacionales, medios de comunicación a su favor, encuestadoras dando una gran ventaja a la aprobación de los acuerdos habaneros.

El No puede leerse como “si, pero no así”. El Gobierno colombiano negoció con las FARC casi dándole un reconocimiento de beligerantes a las guerrillas, lo que, a excepción de Chávez en una oportunidad, no había hecho la comunidad internacional. Era evidente que las FARC discutían con el gobierno, de igual a igual, lo que no nunca fue la realidad. Resultó significativo que la Colombia urbana, educada, productiva, estudiada, económicamente emergente, fue la que silenciosamente le puso un freno a ese acuerdo desbalanceado donde los victimarios salían gananciosos de diversas maneras.

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Las FARC quedaron emboscadas, no les queda otro camino que aceptar la paz que imponga toda Colombia, sin la “gratuita hospitalidad cubana”. Los nuevos parámetros se decidirán seguramente en territorio colombiano. Y entre los curadores internacionales, ya no estará la parcializada Venezuela que deportó cientos de colombianos y podría tener pactos encubiertos con los desmovilizados.

Sin duda este episodio de la vida colombiana, deja lecciones y lecturas y como dice Octavio Paz: “Toda lectura, incluso la que termina en desacuerdo o en bostezo, comienza como una tentativa de reconciliación”.

Aunque los resultados de ese referendo puedan leerse en números no puede hablarse en definitiva de vencedores ni vencidos, la que ha triunfado es Colombia, que sigue empeñada en encontrar la concordia.

A ese país, al que tanto amó Bolívar, hay que regalarle días de luz y buenos deseos, ánimo sosegado, tranquilidad, paciencia, armonía y espíritus magnánimos que puedan encontrar una verdadera justicia.

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