Sin tregua – El palo a la lámpara

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La vida política del país se ha desplazado. Está más en la calle que en los espacios de Miraflores. No significa que el presidente no concentre todavía la mayor suma de poderes que venezolano alguno haya tenido en nuestra historia. Pero ya su poder no es capaz de cohesionar al país y echarlo a andar hacia el progreso.

En efecto, el proyecto despótico-militarista de la cúpula chavista ya no es mayoría. Y, frente a ese choque con la realidad, el comandante-paciente acelera su operación de dominio sobre la economía e intensifica los esfuerzos para invadir espacios que resisten el modelo estatista unipersonal que se nos pretende imponer. Esa actitud, hacer del ataque su mejor defensa, muestra la profundidad de su fracaso. Apelar a formas primitivas de radicalismo y a una furia privatizadora luce suicida… y la inconformidad sigue creciendo.

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La desesperada cúpula chavista ya no puede esconder que su primer escenario para el 7-O, es un nuevo revés electoral. No otra cosa puede indicar que haya comenzado temprano a intentar angustiar a los electores de la Alternativa Democrática intrigando respecto a la suerte de las elecciones presidenciales. Esa tecla, aunque borrosa de tanto uso, creen ellos que deja su marca. Repiten la conseja de que no votar por el continuismo abriría las puertas a la violencia. Para martillar sobre esa hipótesis, anuncian, entonces, un golpe de Estado, amenaza a la que hay que darle el beneficio de la duda si se considera el prontuario de quien la formuló. Definitivamente, al presidente, además de su cuadro clínico, lo atormenta su ambición de perpetuarse indefinidamente en el poder.

Ahora bien, la vía no electoral le arrojaría costos y riesgos muy elevados al chavismo. Por lo menos tres consecuencias negativas inmediatas deberían tomar en cuenta. La primera sería perder la apuesta estratégica de que se puede avanzar hacia el “socialismo del siglo XXI” por una vía pacífica. La segunda consistiría en desbaratar una estimable votación que pesaría dentro de toda competencia democrática posterior al 7-0. La tercera sería arruinar liderazgos nacionales y regionales del chavismo con posibilidades de desempeñar destacados roles en la vida pública de la Venezuela del progreso por venir.

No basta, pues, con pretender quedarse en el poder indefinidamente dándole un palo a la lámpara. Propinándole una patada definitiva a la Constitución y a la voluntad popular. Habrá un rechazo internacional, incluidos factores que respaldan o brindan una neutralidad positiva al “proceso”. Se apartarían sectores en el Psuv – que los hay – , que no están dispuestos a echar por la borda la reconducción democrática de su “proyecto”, fuerzas que en el caso de no ser oídas tomarían la vereda de la rebeldía silenciosa, que estuvo detrás de la evaporación de más de 2 millones de votos rojo-rojitos en los últimos eventos electorales.

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Finalmente, hasta ahora no puede deducirse que la FAN tendría un comportamiento distinto al de las oportunidades en las que el Presidente ha perdido. Ciertamente, existe los fanáticos generales rojos – muy rayados, por cierto – con sus alucinaciones… Pero, el conjunto de la oficialidad no decapitará la institucionalidad de la República para embarcarse en la aventura de una dictadura sanguinaria abierta. Si la gente el 7-O, expresa con su voto que no quiere al gobierno moribundo del Presidente Chávez, la FAN no tendrá otra opción que reconocer la victoria de la propuesta progresista de Henrique Capriles Radonsky, y acompañar la transmisión de mando. Escríbanlo!!!

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