Planteamientos Francia y Grecia: el socialismo europeo.

Para quienes se empeñan en desconocer el socialismo como realidad política y se cierran a su estudio, por desconocimiento o intención expresa de invisibilizarlo para que se ignore, la información de las agencias internacionales de noticias que circula por la red contribuye a develarlo y, con ello, parte de sus implicaciones.  
La cuna del socialismo se ubica precisamente en Europa, particularmente en  Francia, en una época cuando las reflexiones acerca de la crisis política, económica y social que germinó con la revolución industrial y el surgimiento del capitalismo, a partir de las críticas a dicho modelo dieron origen, primero a los planteamientos de los denominados socialistas utópicos y, luego, a los de Carlos Marx y Federico Engels, cuyos biógrafos no vacilan en señalar que una de las fuentes de su pensamiento, junto con la filosofía alemana y la economía inglesa, la representó el socialismo político francés.  
A su vez, en la consolidación y fortalecimiento del Estado Moderno y de la democracia como tal, frente al Estado Absolutista y el régimen monárquico, jugará papel importante la aparición de los partidos políticos cuyos principios y doctrina estará basada en los fundamentos teóricos tanto del comunismo como del socialismo.
De cara a los sucesos actuales, en Francia se habla de la resurrección del socialismo, mientras que en Grecia se alude a un terremoto electoral, en el marco de la crisis por la cual atraviesa la Eurozona, desde unos años atrás.
No es solamente lo que cabe denominar como el “efecto Hollande” con relación a una propuesta electoral que dentro del programa de gobierno del candidato socialista, ahora presidente, se basó en el crecimiento, la inversión y el empleo, lo cual contrasta abiertamente con la política fiscal basada en la austeridad fiscal absoluta impuesta por el dueto Merkel – Sarkosky.
También está en el tablero del ajedrez político, el “efecto Tsipras”, en alusión al emergente líder griego de la Coalición de Izquierda Radical (Syriza), el segundo partido más votado, cuya oferta contempló, entre otras medidas: la cancelación inmediata de todas las propuestas que empobrezcan aún más al pueblo griego (la reducción de las pensiones y salarios; y aquellas que lesionen los derechos fundamentales de los trabajadores, como la abolición de los acuerdos laborales colectivos); eliminación inmediata de la inmunidad de los legisladores ante la justicia penal y cambios en la totalidad del sistema político, incluyendo la abolición del sistema que otorga 50 bancas suplementarias al partido que gana más diputados; investigación de los bancos griegos y publicación de la auditoria que de estos bancos hizo la firma Black Rock; creación de un comité internacional de auditoría para investigar las causas de la deuda pública griega, con una moratoria en todos los pagos del servicio de la deuda hasta que se publiquen los hallazgos de la auditoria.
Si algo deja entrever la políticas de austeridad fiscal que en medio de la crisis de la deuda impulsan los representantes del neoliberalismo en la Eurozona, eso es la emergencia de una polarización política donde los partidos y movimientos radicales, llámense socialistas, de izquierda o, incluso, de derecha, adquieren un protagonismo inusitado. Algo que recuerda, inevitablemente, la experiencia latinoamericana en la época posterior a la crisis de la deuda, la secuela de los efectos negativos de los programas de ajuste: el surgimiento de los gobiernos de izquierda, reivindicando el compromiso social y la lucha contra la pobreza, cada quien con su estilo.
Por lo pronto, las expectativas están centradas en la convocatoria urgente de la Unión Europea para el 23 de este mes, donde se enfrentarán la propuesta alemana de no negociar el pacto fiscal; el desconocimiento del mismo, con base en la manifestación electoral mayoritaria del pueblo griego; y el empeño socialista en la renegociación.