El estado Lara, surgido de antiguo territorio provincial barquisimetano, se creó el 24 de agosto de 1881 y su primer presidente fue el general Juan Tomás Pérez. Después de éste, hasta el año 1968, ocuparon ese cargo otros 60 gobernantes, en mayoría militares. Cada uno manejó los hilos de la función pública en medio de luces o de sombras, enfocadas de acuerdo a las circunstancias, luego evaluados según la obra realizada.
El general Aquilino Juares, uno de los primeros gobernantes larenses preocupado por el progreso urbano, a finales del siglo antepasado dejó obra en Barquisimeto al construir el Teatro Municipal (después bautizado con su nombre), y un original centro carcelario conocido como Las Tres Torres. Por ese tiempo otro mandatario regional, el doctor Fernando Arvelo, vivió el hecho del Ferrocarril Bolívar, inaugurado acá por el Presidente de la República, doctor Raimundo Andueza Palacio.
Durante las primeras décadas del siglo pasado, bajo el peso dictatorial del general Juan Vicente Gómez, Barquisimeto y otros lugares larenses soportaron años de atraso, apenas con algunas construcciones cuando estuvo en la presidencia estadal el general Eustoquio Gómez. Se inauguró un acueducto llamado Caja de Agua, el Palacio de Gobierno, el Cuartel Jacinto Lara y el extraordinario Parque Ayacucho.
En la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, con auge y caída en los años 50′, Barquisimeto empezó a despojarse del ropaje parroquial de adobes y tejas al edificarse otras importantes obras: Cuartel de Bomberos, Hotel Nueva Segovia (actual sede de la UCLA), El Obelisco, Urbanización Bararida, Hospital Central, avenidas Vargas y Venezuela, Edificio Nacional, Casa Sindical y el tramo ferroviario hasta Puerto Cabello. En esa época gobernaron en Lara los doctores Carlos Felice Cardot, Esteban Agudo Fréitez y el teniente coronel Carlos Morales.
En los primeros años del sistema democrático, en el período presidencial del doctor Raúl Leoni, entre 1964 y 1968 desempeñó la gobernación del estado Lara el periodista Miguel Romero Antoni. Aunque corta en el tiempo, esta fue una etapa de avance en obras urbanas y a la vez de abierto horizonte hacia el desarrollo regional bajo un dinámico liderazgo político con iniciativas para la acción social.
Es amplia la obra realizada en Barquisimeto por la administración de Miguel Romero Antoni, lo cual en detalles no cabría en este espacio. Sin embargo, son muy conocidas algunas: Parque Zoológico Bararida, Polideportivo Máximo Viloria, Biblioteca Pío Tamayo, Catedral Metropolitana, Círculo Militar, Liceo Rafael Villavicencio, Estadio Barquisimeto, Mirador El Manzano, ensanche de la avenida 20 y las urbanizaciones El Obelisco, Fundalara y Patarata. También en otras poblaciones de Lara dejó útil obra comunitaria.
Otro hecho del desempeño de este gobernante fue su atención a la cultura popular al crear el Festival Folklórico, evento que permitió a la región larense mostrarle al país su música y otras típicas expresiones. Además, apoyó el ingreso de Cardenales a la Liga Central del béisbol profesional al instalarle grama y mejor alumbrado al campo del Estadio Olímpico. En política de prevención, construyó para la juventud los Parques de Recreación Dirigida CVN en los barrios barquisimetanos Los Luises y Brisas del Obelisco, y otro en Cabudare.
De su vida personal podemos decir que Miguel Romero Antoni nació en Caracas, el 29 de junio de 1921, hijo de un hogar integrado por el doctor Miguel Antonio Romero y la señora Catalina Antoni, nativos del estado Bolívar, luego asentados en Barquisimeto. Desde niño vivió en esta ciudad, donde estudió los cursos de primaria y secundaria. Muy temprano ingresó al debate político en la Asociación Juvenil de Lara y en Acción Democrática, asumiendo tareas en otros espacios, entre ellas el ejercicio periodístico en semanarios y en el diario local La Nación. Se unió en matrimonio con la joven Esther Ghinaglia, formando digna familia.
Al escribir este corto recuento histórico de obras de infraestructura de algunos hombres que estuvieron al frente del poder Ejecutivo del estado Lara, en particular la presencia hasta el año 1968 de un buen gobernante como fue Miguel Romero Antoni, lo hacemos con el fin de recordar los 30 años de su fallecimiento, el 15 de mayo de 1982 en predios agrícolas cerca del caserío Paquencito, en el estado Barinas.
