Ese disco se rayó…

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En la antigua era de los discos de vinilo, de los denominados long play, la orquesta de Billo’s Caracas Boys dedicó un número cuya letra se refería al tormento cuando la pasta se rayaba, la música se trastocaba y la fiesta se paralizaba.
El coro cantaba: “Ese disco se rayó/ese disco se rayó”, mientras la portentosa voz de “Cheo” García atinaba a pedir, cual chaleco salvavidas: “Empújale/ empújale la aguja” y el coro le seguía en una especie de SOS: “Empújala/empújala un poquito…”.
Pero total de los totales, irremediablemente cundía el horror porque “!ese disco se rayó”! sin remedio y hasta allí llegaban el disco, las canciones, el picó (equipo de música) y, quizás, hasta la misma fiesta si se tenía un solo long play.
En las inscripciones de los candidatos al cargo de presidente de la República Bolivariana de Venezuela se expresaron dos posiciones contrapuestas, una de Henrique Capriles Radonski, nueva, esperanzadora, unificadora, progresista y dispuesta a trabajar verdaderamente para la gente.
Otra de Hugo Chávez Frías, repetitiva, desgastada, retrógrada, centrada en su ego, divisoria, violenta y cargada de falsas promesas incumplidas durante 14 años de gestión.
Mientras Capriles llegó trotando y caminando entre la gente, acompañado por más de 1 millón de personas, Chávez se trasladó montado en un camión para evitar caminar y, también, el contacto directo con las personas. Sus seguidores fueron confinados a mantenerse alejados de él varios metros, allá en la Plaza Ibarra, y se fueron marchando a medida que hablaba, dado que nada bueno anunciaba.
En 12 minutos, Capriles sintetizó su oferta de querer gobernar para unir a los venezolanos, ofreciendo un mejor futuro, mientras Chávez habló más de dos horas y nada nuevo dijo porque centró su discurso, como siempre, en la violencia, la división, exigiéndole a la gente su irrestricto apoyo para mantenerse en el poder.
La marcha de Capriles, el respaldo espontáneo de los venezolanos, el apoyo de los partidos, de las organizaciones civiles y el compromiso del candidato de la Mesa de la Unidad Democrática, de atacar la inseguridad y crear empleos estables para gente de todos los sectores, constituyen el verdadero camino a seguir, la nueva música que los venezolanos quieren escuchar.
El presidente saliente se concentra en la solicitud egoísta de pedir el voto para mantenerse en la presidencia y profundizar su pseudo socialismo, orientado a expropiar empresas, regalar dinero a otros países, apoyar grupos narcoguerrilleros y seguir hundiendo el país.
Con Chávez, sencillamente “ese disco se rayó” por más que intente empujarle la aguja montándose en un pesado camión, signo evidente de sus graves trastornos de salud que le impiden caminar y andar entre la gente. Pero más allá, sus canciones también se rayaron y es hora de cambiar el disco, la aguja y el picó. Es la hora de Capriles Radonski.

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