Continúa aumentando la canasta alimentaria: Larenses pierden capacidad de compra

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La inflación es la primera circunstancia que dispara la retracción del consumo de los venezolanos.

Aunque hay más dinero en la calle por el aumento del 30% sobre el salario mínimo, el encarecimiento de los productos vuelve insuficiente el ingreso familiar.

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De acuerdo con el Centro Documentación y Análisis de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas- FVM), la canasta alimentaria durante el mes de junio supera los 3 mil 800 bolívares.

El encarecimiento de los precios es una realidad que las autoridades oficiales no han podido controlar, pese a la implementación de la Ley de Costos y Precios Justos y la regulación en la mayoría de los rubros considerados esenciales en la dieta venezolana.

Incluso, en enero pasado el presidente del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Elías Eljuri, expresó que la inflación es un flagelo que afecta a la población desde 1975.

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Para entonces, el representante de la firma Economic & Financial Consultant, Orlando Cabrera Eleizalde, destacó que la inflación anualizada en alimentos durante 2011 resultó ser de 33.8%. «Tales incrementos han determinado una reducción cercana al 6% en el consumo familiar en los últimos dos años».

En este sentido, las devaluaciones concretadas por el ejecutivo nacional, han sido factores desencadenantes del efecto inflacionario.
A juicio del economista, uno de los errores del ejecutivo nacional es privilegiar las importaciones por encima de la producción interna, situación que se agravaría si Venezuela ingresa al Mercado Común del Sur (Mercosur).

La gente lo percibe…

El equipo periodístico del diario EL IMPULSO visitó algunos comercios de la entidad, a fin de conocer la disponibilidad de compra de los consumidores.

La mayoría de las personas consultadas señaló que su calidad de vida ha disminuido considerablemente en los últimos años.

El 2012, pese a ser un año electoral, no presenta mejoría alguna en cuanto a la disminución de la inflación y su impacto en el bolsillo de los ciudadanos. “Trato de ir a los comercios más económicos para que el dinero rinda, pero eso implica hacer cola y racionamiento de productos. No llevo lo que quiero sino lo que hay en el establecimiento”, expresó Rubén Manzano.

Según los propios clientes, un mercado de una semana para cuatro personas demanda una inversión de mil 500 bolívares. “Ya no se puede comprar muchas cosas porque todo está muy costoso. Quienes compramos medicamentos tenemos que hacer de todo para estirar el dinero”.
Más allá de las estadísticas y proyecciones económicas, el venezolano siente que el dinero no le alcanza para cubrir sus necesidades económicas y las de su familia.

Los ingresos rara vez se dedican a la recreación o al esparcimiento. La labor de los padres y madres de familia, no es otra sino permanecer atentos a cualquier oferta o descuento, para rendir el dinero obtenido por su quincena de trabajo.

Los usuarios consultados destacaron la necesidad de que organismos como el Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis), fiscalicen constantemente los establecimientos formales e incluso a los comerciantes informales, para evitar que la especulación acabe con el dinero de las familias menos favorecidas.

Fotos: Simón Alberto Orellana

 

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