Nomenclatura centenaria de Barquisimeto

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(I)
Cuando comenzaba el siglo XX, la calle del Comercio tenía 18 esquinas debidamente identificadas, con nombres propios. En esos albores de la nueva centuria, años de la iniciación del gobierno militar de facto de los generales Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, Presidente y Vice-presidente de la República respectivamente, en Barquisimeto un caballero de figuración destacada en la sociedad como intelectual y hombre de espíritu progresista, llamado don Juan Manuel Alamo, se dispuso a reorganizar la nomenclatura de la ciudad, dando nuevos nombres a calles y esquinas y ratificando aquellos que la costumbre venía conservando desde el siglo XIX. Comenzó su trabajo en tal sentido el señor Alamo en el año 1902, publicando detalles de su iniciativa de nomenclador en su pequeño periódico El Legítimo.
El público pudo enterarse así de que Barquisimeto tuvo un total de casi cien esquinas con nombres y que unas cuantas más, sobre todo hacia el oeste, esperaban ser identificadas. Gracias al cuidadoso trabajo del señor Alamo en El Legítimo, publicación que dio motivo a elogiosos comentarios, los barquisimetanos se enteraron de cuál era el número exacto de sus calles, cuántas esquinas con nombres propios tenía y cuántas más quedaban por ser “bautizadas”. La cuenta era la siguiente, además de las 18 esquinas de la calle Comercio:
La calle Del Libertador o calle Real, quince esquinas; la calle Ayacucho, diez; la calle Ilustre Americano, también llamada Calle del puente, doce; la calle De la Paz, o Regeneración, nueve; la calle de San Juan o Villarroel, trece; la Márquez, dieciséis; la calle Bruzual, once esquinas (se sobreentiende que en cada cruce de calles o intersección hay cuatro esquinas, pero sólo una es la que ostenta el nombre). Es de hacer observar también a los lectores de estas crónicas de cien diez años después, en este año 2012, que en aquel tiempo en que se ocupaba el señor Alamo en su grato oficio de nomenclador espontáneo animado, por su gran amor a la ciudad, las calles aquí nombradas eran sólo esas y no más, pero que como la ciudad ya comenzaba a expandirse y crecer, principalmente hacia sus partes norte y oeste, nuevas “calzadas” comenzaban a nacer y que en vuelta de pocos años más ya se podría hablar de que había unas longitudinales en formación con pequeñas casas de campo diseminadas que con la marcha del tiempo se irían “enderezando”, tales las después llamadas Calle del Carmen, calle Cristóbal Colón, la Jiménez, la Ambrosio Plaza, etc., que entonces eran lugares de sabana, “retiros” de la urbe, muy alejados, todo eso que ciento diez años después es la ciudad en la que vivimos, creciendo siempre hacia el norte, el oeste, el sur, el este y puntos intermedios.
Dedicado don Juan Manuel Alamo en poner nombres propios a las esquinas de la pequeña urbe que era el Barquisimeto de 1902, para mayor facilidad y apego a la veracidad y a la autenticidad, hizo su labor sobre la base de la tradición popular, “oficializando” nombres de origen “folklórico” que las costumbres habían ya aplicado, lo que le llevó a escribir breves textos explicativos para precisar, justificar e ilustrar el motivo por el cual cada esquina se llamaría de entonces en adelante o continuaría llamándosele como se le llamaba a cada esquina objeto de la distinción urbanística.
El interesante “nomenclátor” del señor Alamo tomó asiento seguro en la ciudad, los barquisimetanos se alegraron y celebraron entusiastas la loable iniciativa, que 18 años después fue objeto de revisión, estudio y de nuevos aportes por parte de don Antonio S. Briceño, quien para tales efectos envió a don Federico Carmona un interesante y bien razonado escrito para su publicación en el diario     EL IMPULSO, en cuyas páginas vió la luz pública, en medio de gran alborozo, en diciembre de 1920, y sobre todo el nomenclátor del señor Alamo, de 1902, “los pantalones largos”, y bien largos, pues Barquisimeto se había estirado un buen trecho hacia el oeste, hacia sus crepúsculos y hacia sus otros puntos periféricos, el norte, el sur, el este…
Gracias al extenso estudio que sobre la nomenclatura de 1902 elaboró el señor Alamo y publicó en EL IMPULSO en 1920 el señor Briceño, en las sucesivas épocas los lectores de este diario se han hecho “una idea” de cómo era y ha sido la ciudad a lo largo de más de cien años de nomenclatura.
En anterior “cotidianidad” hemos visto cuáles eran los nombres de las esquinas barquisimetanas de la calle del Comercio entre los años de 1902 y 1920. Veamos a continuación los nombres esquineros de las otras calles longitudinales, siguiendo la dirección Este-Oeste y de las laterales Sur de la calle Comercio, es decir, la Libertador (hoy carrera 19), la Ayacucho (hoy carrera 18), la Ilustre Americano (hoy carrera 17), la Regeneración (hoy carrera 16), la Junín o del Cuartel, etc., y luego las del lado norte de la Comercio, las longitudinales Márquez (hoy carrera 21), la Bruzual (hoy carrera 22), hasta ahí….
Continuará…

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