Debacle moral de nuestro tiempo

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Me he dado cuenta que a mucha gente no le agradan los temas sobre moral. Puritanismo, conservadurismo, tradicionalismo u otros calificativos semejantes, algunos muy fuertes como troglodita, cavernícola, etc, suelen salir de  labios de gran cantidad de personas para referirse a quien se atreve no solo a hablar de temas morales, sino a denunciar como impropias y contrarias a la dignidad de la persona humana y  su moralidad correctamente entendida,las desviaciones de conducta de algunas personas.También es verdad que la mayoría de las desviaciones morales que se conocen hoy, por no decir todas, no son nuevas, sólo que hoy en día, y eso es lo más grave, se aceptan como normales y hasta se defiende el “derecho” a tenerlas. Me parece una tolerancia mal entendida, puede más bien ser complicidad.
He oído decir, no importa cómo viva alguien, allá él, si su conducta no tiene mayores consecuencias en la vida social, su manera de vivir es su problema y nadie se debe meter en eso. Quizá pueda ser verdad, yo personalmente respeto la decisión privada sobre cómo cada quien oriente y desarrolle su vida. Lo malo está en que las desviaciones morales casi siempre tienen consecuencias graves en la sociedad y están produciendo una carencia de valores y principios que pueden llevar al caos a la humanidad entera. Cuando no importa cómo viva alguien, cuando no importa si alguien cumple su palabra y compromisos, cuando a toda costa se quiere ganar dinero, sin reparar en los daños que se causan, cuando no importa engañar, mentir por cualquier razón, cuando no importa agredir y violentar la eminente dignidad de la persona humana sin medir las consecuencias, cuando la vida no vale nada y se promueve el aborto, cuando la familia se destruye y abandona sin importar la gravedad de esa decisión, cuando el matrimonio se toma como algo ligero y frívolo y cuando se quiere equiparar a los matrimonios nobles y santos de nuestros padres y abuelos las uniones de personas de un mismo sexo, cuando quienes dirigen los pueblos, o los llamados a enseñar y a formar,  comoson los profesores, maestros, sacerdotes,  juristas, todos llamados a dar luz a las conciencias e inteligencias  de quienes se forman, pero producen y fomentan por el contrario,  tinieblas, quiere decir que hemos llegado a un estado de destrucción y debacle moralabsoluto con peligro de la misma existencia de la especie humana.
Lejos de mí querer propagar un mensaje pesimista, la virtud de la esperanza es una gran virtud cristiana y debemos fomentarla, pero lo ocurrido en la localidad de Aurora, en Denver, Colorado, USA, nos debe llevar a reflexionar sobre la ética de nuestras conductas, el valor de la vida de cada ser humano y la seriedad de la existencia humana.  ¿Por qué se produce un hecho como ese, que por lo demás no es el primero, sino que más bien casos como ese son frecuentes en USA y Europa? ¿Qué hemos hecho o hemos dejado de hacer  para que un ser humano, joven, lleno de porvenir, atente contra sus semejantes inocentes, en la forma que lo hizo el asesino de Aurora? ¿No será que la ausencia de los valores y principios de los que hablamos antes, es fuente de hastío, resentimientos y banalización de la vida?
El Derecho y la Moral son órdenes normativos de la conducta humana. Se dice que el Derecho regula la vida social y exterior de los seres humanos y hasta allí llega, mientras  la Moral regula los actos internos, los que están en la conciencia de cada ser. Yo por mi parte, me adhiero a quienes sostienen que el Derecho y la Moral son una misma cosa, sólo que el Derecho es el “mínimo ético” para hacer armoniosa la vida en sociedad, pero eso no basta, es necesaria la Moral, porque la Moral busca, a diferencia del Derecho, la perfección del ser humano, su bondad y la bondad de sus actos. Si nos quedamos sólo con lo exterior, continuaremos viendo hechos tan lamentables como el de Denver y los que vemos todos los días en Venezuela. Si formamos moralmente el interior de cada ser humano, su corazón y su conciencia, podremos mirar con esperanza y optimismo el nacimiento de un mundo nuevo, pacífico y plenamente libre para las próximas generaciones, de lo contrario la humanidad corre el riesgo de sucumbir trágicamente. No olvidemos lo dicho por Bolívar en Angostura en 1819:“Hombres probos, hombres virtuosos constituyen la República”.

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