#Opinión: Un País en pedazos… reconstruible Por: Alicia Álamo Bartolomé

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Del Guaire al Turbio

En medio de esta gran destrucción de Venezuela aún tenemos motivos de alegría. Se cumple aquello de que Dios aprieta pero no ahoga. No nos hemos ido a fondo a pesar del empeño de quienes nos gobiernan. Muchos venezolanos tenemos techo y todavía hacemos las tres comidas, aunque también hay muchos que no pueden decir lo mismo. Por eso hay que estar alerta. Tal vez nos va a alcanzar un destino igual… si no hacemos algo.

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Quiero hablar primero de esos motivos de alegría que nos ayudan a capear el oscuro presente y el incierto porvenir: el triunfo de venezolanos en diversos campos de la cultura. Son laureles cosechados en el exterior, la patria actual no da motivación ni ánimos para realizarse aquí. Empecemos por la música, la académica y la menos académica pero no por eso con menos méritos. El Sistema de Orquestas creado por José Antonio Abreu ocupa los escenarios del mundo y provoca el aplauso entusiasta de públicos cautivos. Lo mismo sus conductores y solistas. El fenómeno Dudamel no es aislado, es el inicio de una presencia sostenida de jóvenes directores criollos llenando de arte y entusiasmo la geografía del planeta.

María Teresa Chacín triunfa en los premios Grammy con un hermoso álbum de canciones infantiles. Otros grupos venezolanos también fueron convocados y dijeron presente. Filmes venezolanos ganan en festivales y se destacan directores y actores. Un actor internacional, Edgard Ramírez, es nuestro orgullo. En la ópera lo es el tenor como Aquiles Machado. En el piano Gabriela Montero. Omito nombres para no hacer un artículo-nómina.

En el mundo de la ciencia tenemos gente que premian en Estados Unidos,
que hacen descubrimientos astronómicos, trabajan en la NASA o inventan un avance en la tecnología.

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Todos estos logros son motivos de alegría, pero si algo llena más al pueblo
llano, que no sabe de academias ni laboratorios pero si de venezolanidad comprometida con el trabajo y el éxito, es la gloria deportiva. Aquí estamos sobrados. Si la Vinotinto nos mantiene en vilo, pues a pesar del indudable y meritorio esfuerzo no llega a fortalecer la esperanza de su participación en el próximo mundial del fútbol, el béisbol compensa esa duda con creces.

Este año 2012 ha sido fundamental para afirmar y destacar la presencia venezolana en las filas del más elevado nivel de béisbol mundial: las Grandes Ligas de los Estados Unidos. Imperio o no, la hegemonía estadounidense ha dejado de imperar en los equipos nativos, cuajados ahora de estrellas latinoamericanas, entre éstas, los peloteros venezolanos brillan sin luz prestada ni reflejada, sino con una muy propia. El Clásico de Octubre de este año tuvo la presencia de 9 jugadores venezolanos, uno de ellos, Miguel Cabrera, ya galardonado con la Triple Corona del bateo y siguió cosechando premios. Marco Scutaro fue declarado el Jugador más Valioso del campeonato de la Liga Nacional y Pablo Sandoval como el más Valioso de la Serie Mundial. El corazón beisbolero de Venezuela revienta de orgullo.

¿Qué nos dice todo esto? Que la nación es rica en materia prima humana. No podemos amedrentarnos ni paralizarnos ante el abuso de poder del ilegítimo y su corte de aprovechados aduladores. Se han repartido el país, pero no se pueden repartir nuestras almas. Tenemos que seguir en pie de lucha con la aparentemente única arma que tenemos: el voto. ¿Qué a la hora de elegir el oficialismo despliega todas sus ventajas y poderío para disminuirnos, para robarnos los resultados? Sí, eso no tiene discusión, pero hay un arma que no hemos empleado todavía y que asomó el alcalde Antonio Ledezma: la desobediencia civil. Ese es el camino. Pero debe ser un camino organizado, planeado por etapas y comunicado al conglomerado oponente a través de todos los medios de comunicación disponibles, para actuar como oleadas. La primera desobediencia debe ser la de no pasar por las mesas de control el próximo 16 de diciembre, ir directo a las de votación. Somos una mayoría que puede imponer su conducta, más si es legítima, porque no hay ley ni artículo de la constitución que nos obligue a ese paso previo. Toca a la MUD concretar este plan y difundirlo.

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