#opinion: Caminito que un día – Rómulo Gallegos en Barquisimeto (2) por: Ramón Querales

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En 1920 cuando don Rómulo vino, Barquisimeto apenas si contaba con 35000 habitantes en sus dos secciones urbanas, Catedral y Concepción, que se surtían con las aguas de la quebrada Titicare por un acueducto que, entonces, se estaba ampliando para duplicar su capacidad bajo la dirección del ingeniero Luis Eduardo Power. Con apenas 3000 casas, en su inmensa mayoría, de una sola planta, escasa cantidad de vehículos automotores, la ciudad ofrecía a sus pobladores y visitantes un clima altamente agradable cuya media alcanzaba a 27º.
Las principales edificaciones de la ciudad, sobresalían no por su monumentalidad sino porque en comparación con el resto de viviendas, su estructura era bastante mayor: Palacio de Gobierno (calle 25 con carrera 15), Teatro Juares, Hospital La Caridad (hoy Museo de Barquisimeto), Mercado Público, situado donde ahora se levanta el llamado Edificio Nacional, el Matadero Público, hoy Mercado San Juan, Puente Bolívar, Oficinas del Ferrocarril situadas en el terreno  ocupado ahora por la Catedral de Barquisimeto en la avenida Venezuela, Palacio Episcopal, en terrenos donde ahora se levanta la Torre de David y, por supuesto, los templos de San Francisco, que entonces era la Catedral, la Inmaculada Concepción, La Paz, Altagracia, San José que se reconstruía y el de San Juan apenas en fábrica, su construcción estaba paralizada.
Circulaban tres diarios: Eco Industrial, el decano, El Heraldo y El Impulso, con sólo dos años en Barquisimeto. La Industria y El Cable, eran bisemanarios.
Para una ciudad de las dimensiones de Barquisimeto en 1920, existían centros educativos como el de la Inmaculada Concepción, fundado el 17 de abril de 1904, La Salle, fundado el 13 de febrero de 1913, va a cumplir 100 años este año, funcionaba con 100 alumnos, el Colegio Federal de Varones situado en la calle 24 con carrera 17, sede actual de FUNDASAB, pero también existían las llamadas escuelas graduadas, las escuelas federales, un liceo y varias escuelas particulares, un seminario católico, el de Santo Tomás de Aquino, fundado el 27 de enero de 1901 con 16 alumnos cuyo rector era el Pbro. Br. José Domingo Martínez y sus profesores: Pbro. Agustín H. Álvarez, Dr. Eladio A. del Castillo y el Br. Jonás Carrasco. Este seminario poseía una biblioteca con 840 volúmenes, pero existían otras colecciones de libros como la “Bolívar” que era la biblioteca de Estado cuyo fondo se había incrementado con los libros de la biblioteca del doctor Juan Liscano, donados por su viuda doña Clementina Velutini de Liscano; el Club Unión, poseía otra, otra la Sociedad de Artesanos.
Sólo tres cines funcionaban en la ciudad: el Juares, el Circo – Cine y el Teatro Cine que luego tomaron los nombres de Bolívar y Arenas, ambos situados en las esquinas noreste y sureste de la carrera 17 con calle 27, donde ahora se encuentran, desde hace varios años, dos estacionamientos.
La labor tipográfica en la ciudad era muy intensa con la existencia de unas trece importantes tipografías donde se editaban diarios, bisemanarios, semanarios y, por supuesto, todo tipo de trabajos tipográficos. Eran sus dueños: el doctor Antonio Álamo, Lorenzo Álvarez, propietario del famoso “Eco Industrial”, Juan Aguilera, fundador del excelente diario El Heraldo, Juan Guillermo y José Clemente Mendoza, famosos editores del bisemanario Notas, Luis Rafael García  propietario y Daniel Delgado, arrendatario, Flavio Echegaray, Simón Escovar, doctor Ramón E. Gualdrón, Federico Carmona, S. Mosquera Suárez, Manuel A. Meléndez, Arturo Díaz y Francisco de Paula Vásquez, autor de una historia de Barquisimeto.
El doctor Manuel Silveira, Esteban M. Veloz, Eneas Agüero e Ignacio Rodríguez, componían la directiva de una Caja de Ahorros fundada el 1º de enero de 1905 que en 1920 poseía un activo de Bs. 40.927,15 representados con diversos valores por 37. 866, 10 y efectivo en caja de 3.061,05.
El único Colegio de Profesionales existente en la ciudad era el de los abogados presidido por el Dr. J. M. Domínguez Tinoco, secretario: Luis Castillo Amengual y tesorero: Antonio S. Briceño y eran sus miembros: C. Jiménez Garmendia, José Eugenio Pérez, Adolfo Tamayo León, Pablo Gil García, Hipólito Lucena, Eliodoro Pineda, Francisco Seijas, Afrodirio Vásquez, Juan Jacobo Guédez, Manuel Silveira, Ramón Escovar Alvizu y Juan Carmona.
Tampoco eran muchos los médicos residentes en la ciudad que, sin estar colegiados eran: Antonio M. Pineda, R.R. Freites Pineda, Jose I. Arroyo, J.A. Olivares, Juan A. Azuaje, Ramón E. Gualdrón, Simón Wohnsiedler, J.M. Torrealba, Eladio A. de Castillo, Julio Irigoyen (presidente del Concejo Municipal), Hilarión Seijas, Martín Alvizu S., Daniel Camejo Acosta, Honorio Sigala, Lisandro Gil, Carlos Alberto Pérez y Abelardo L. Hernández.
Para este número extraordinario de la revista “Actualidades” dirigida por don Rómulo Gallegos, dedicada al Estado Lara, escribieron el doctor Antonio Álamo una bella página acerca de la amistad de cinco estudiantes que el 9 de febrero de 1859 se comprometieron, ya terminados sus estudios, a reunirse en París el martes de carnaval de 1865, proyecto de Antonio Dávila tío del doctor Álamo, Simón Calcaño, Eduardo E. Arismendi y Manuel E. Bruzual, que jamás se realizó porque los avatares políticos y otras circunstancias lo impidieron.

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