#Opinión: Caos del mundo y la tecnología. Por: Amanda de Victoria

Por la puerta del sol
(I)
Caos del mundo y la tecnología
“Cuando llega el tiempo en que se podría hacer, ya ha pasado aquel en el que se pudo haber hecho” (Marie von Eschenbag)
Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha temido a las tantas veces anunciadas profecías del fin del mundo. Esto ha producido desde entonces tanto temor e intranquilidad que lo han llevado a acudir a las cosas más absurdas para salir libre del anunciado final: busca refugio o lo construye, invoca la protección de los santos, se arrepiente, se abastece de manera exagerada, acude a todo para salvarse del desastre anunciado. Todo se va en preparativos y como no llega la anunciada hecatombe ni se sienten los cambios, toma sus macundales y vuelve a sus andadas.
Le tememos al fin del mundo, a la culminación de la vida en la tierra y sin embargo, nada hacemos por el bien de la humanidad y del planeta, al contrario se multiplica la violencia y el daño contra el medio ambiente es ya casi incontrolable.
De generación en generación ha sido narrada la historia de las catástrofes por las que ha pasado el mundo. Hemos leído los mitos antiguos del fin del mundo, igualmente nos hemos enterado de los millones de seres humanos que han perecido en estas catástrofes. En la época del Cretácico- Terciario tras la caída en la tierra de un gran meteorito pereció la mitad de todas las especies, entre estas la de los dinosaurios.
De acuerdo al Popol Vuh libro sagrado de los mayas la tierra se ha destruido y creado varias veces. Para ellos el tiempo era cíclico no lineal. El libro no habla del fin del mundo, pero habla de las catástrofes pretéritas que atacaron la tierra.
Desde las Sagradas Escrituras se ha vaticinado el fin del mundo, se anuncia el apocalipsis, se desempolvan los escritos de San Malaquías cuyas profecías anuncian entre otras, que después de Benedicto XVI el próximo Papa será el último, y quien según la profecía llevará el nombre de Pedro II el romano. (Esto está por verse) De nuevo vemos desempolvar los textos ambiguos de Nostradamus, los de las profecías de la Gran Pirámide, la visión del apóstol San Juan, la profecía del “Tiempo del fin”, la de los mayas; igualmente recordamos la desaparición inexplicable de civilizaciones enteras, así como el hundimiento de Lemuria el continente perdido del Pacífico y el de la Atlántida. Surgen las profecías de Edgar Cayce (el profeta durmiente) quien antes de morir en el año 1945 vaticinó la crisis financiera mundial y el hundimiento de continentes. Entre sus miles de predicciones está la de la inversión de los polos, terremotos, sequías, hambrunas etc.
Los cambios y extraños fenómenos telúricos que vienen sucediendo desde hace pocos años, demuestran el poder destructivo de la naturaleza; recordemos el desastre que dejó a su paso el huracán Katrina, el terremoto del Japón de 2011 de 8.9 grados en la escala de Richter, el de Pakistán y el tsunami de Tailandia en 2004 producto del terremoto ocurrido debajo del océano Índico cuya magnitud fue de 9.3 grados en la escala de Richter. (1-10)
Todo tiene su tiempo; la tecnología no escapará a esta ley inexorable. Se va la línea y todo colapsa. ¿Qué pasará cuando internet pase a ser solo el recuerdo de una época? Ni siquiera los adelantos tecnológicos podrán prever ni hacer nada ante el inexorable fin de nuestro tiempo. Volveremos a lo rudimentario, a lo artesanal, a la humildad y felicidad de una vida sencilla, volveremos a empezar a aprender, a utilizar la cabeza y las herramientas, a vivir en unión, volveremos a humanizarnos al calor del hogar dulce hogar templo donde se enciende la fe y bondad en los corazones y a vivir en armonía con la naturaleza y con Dios. La magnífica tecnología que tanto nos ha facilitado la vida será inútil cuando colapse ante una gran hecatombe esa red a la que hemos delegado nuestro pensamiento, acción, decisión y la propia voluntad.
Las profecías de antaño cobran fuerza, pero no se tienen en cuenta las señales del presente. Lo que llamaba Paracelso “El final del tiempo o lo que los mayas llamaron “El final del miedo” pudiera interpretarse como la caja de Pandora cuyos males llegan a su final y aparece sonriente ante nosotros de nuevo la esperanza. Tenemos la imperiosa necesidad de justificar nuestro destino, de volcar claridades sobre nuestra misión en la tierra o morir bajo el peso de nuestro propio oscurantismo.
Próximo capítulo Caos y tecnología.

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