Los testimonios de una salvajada

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El uso de la fuerza fue absolutamente desproporcionado, contra una manifestación pacífica. Hubo disparos a quemarropa, tratos crueles, discriminatorios, empleo de armas prohibidas para sofocar protestas. En el recuadro, una de las víctimas: Ehisler Vásquez, de 19 años, estudiante de mercadeo en Barquisimeto. ¿Puede haber impunidad, una vez más?

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Los siguientes son los conmovedores relatos de algunos de los jóvenes agredidos por militares, tras las protestas pacíficas que sucedieron al fraude electoral del 14 de abril, en Barquisimeto.

Es un sombrío legajo de infamantes prácticas violatorias del ordenamiento legal, en un grado de atrocidad. Mañana un equipo de abogados coordinado por Guillermo Palacios, tras un trabajo que merece el reconocimiento de la opinión pública, lo presentará a los organismos defensores de los derechos humanos, y al Clero. Ya la denuncia está en manos del Ministerio Público. Son 32 casos debidamente documentados. ¿Habrá fiscal humano que reaccione y aplique la ley, letra a letra? ¿Tendrá castigo esta manada de salvajes con uniformes, así deshonrados? Juzgue usted. Y, a propósito, ¿qué opina usted acerca de la decisión del Consejo Legislativo del estado Lara, de celebrar una sesión para honrar a los señalados de acciones tan repudiables? Veamos:

Caso Rafael Eduardo Parra Duran

“El martes 16 de abril, estaba con unos compañeros en la avenida Morán viendo cómo los militares arremetían contra la manifestación. Los militares tenían una zona de seguridad y había como 300 ó 400 mujeres. Prendieron las ballenas, y escudándose detrás de ellas, salieron como 20 efectivos de la Guardia Nacional, y comenzaron a arrastrar a las muchachas por el pelo y la camisa, para llevarlas hasta la zona de seguridad. Salimos a proteger a las muchachas y desde la tanqueta estaban disparando. La tanqueta pasó hasta el Sambil, se regresa y arremete contra los que estábamos defendiendo a las muchachas. Cuando yo caigo, me llevan a una casa donde hay seis heridos y como tenía la cara bañada (en sangre) yo decía que el dolor era en el ojo, y pensé: no me puedo quedar aquí. Corrí hacia Daka, donde estaba una camioneta color negra identificada, donde decía Capriles Presidente. Fui a pedir ayuda pero el dueño del vehiculo me dijo que no me podía trasladar porque él era del Gobierno. Yo le dije: ¿Entonces que haces aquí?, ayúdame, ¿me vas a dejar aquí? Entonces la gente le gritaba: ‘Sácalo, sácalo, llévatelo rápido’, y él me dice que suba a la camioneta. Me dice: ‘Lo que pasa es que yo soy un agente del gobierno y estoy haciendo un informe y debo decir todo lo contrario a lo que estoy viendo’. Exactamente, ¿qué eres tú?, le pregunto, y él me dice: ‘Yo soy de inteligencia iraní’, y me dice: ‘Te voy a sacar porque estoy indignado viendo estas cosas’. El arranca y llega al cordón de seguridad de la Guardia, donde nadie puede pasar, y me dice: ‘Voltea la cara’. Pero yo lo vi por el vidrio. Él le mostró un carné al militar y todos se apartaron. En el camino me puede dar cuenta de que él llevaba una cámara con un lente profesional de largo alcance, donde estaba recopilando todas las acciones de ese día”.

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Caso César Polanco

“Yo portaba pancartas y ellos me atacaron. Me defendí como pude, pero tres efectivos me sometieron. Caí en el suelo, cortándome con una botella rota en la pierna derecha. Me arrastraron por el piso y aún cuando ya me había entregado me siguieron golpeando e insultando. Me quitaron mi celular, dinero en efectivo, mi collar, y me botaron una gorra. También me dejaron múltiples golpes en la cabeza, costillas, piernas y brazos. Cuando llegamos al Destacamento recibimos mucho abuso psicológico. Nos decían: ‘¿Dónde está tu Capriles, dónde está tu Henri? Son unas basuras, malandros’. Nos preguntaban: ‘¿Quién es tu Presidente?’, y si contestábamos ‘Capriles’, nos golpeaban en el cuello, puesto que nos tenían sentados con la cabeza metida entre las piernas, en el patio del Destacamento”.

Caso Luis Alfonso Moreno

“Yo me encontraba en la avenida Venezuela, al lado de la tienda Daka, cuando viene una tanqueta de la FANB con motorizados. Al ver que vienen disparando me resguardo junto con un amigo, cuando llegan los guardias con escopetas y rolos. Nos dicen que nos sentemos mientras nos golpean con la escopeta. Hacen que nos levantemos y nos meten en la tanqueta como si fuéramos sacos, unos encima del otro, mientras nos golpean y nos decían que no les miráramos a la cara. Luego nos cambian a un camión de custodia donde nos tenían encerrados a 26, sin mucho aire, todos asfixiándonos. Nos trasladan al Destacamento 47. Ahí nos mandan a sentarnos con las manos en el cuello, con la cabeza abajo y los pies tocando las nalgas. Nos mantienen así aproximadamente ocho horas, mientras llevábamos insultos y agresiones físicas, golpes y patadas. Nos decían que éramos unos ‘terroristas’, ‘vendepatria’. Nos decían ‘¿quién es su Presidente?’, y si decíamos el que no era, nos golpeaban. Ese día no nos permitieron comunicarnos con ningún familiar ni abogado, ni nos decían nada. Dormimos en una cancha, en el piso, todos, sin haber comido ni bebido agua”.

Caso José Manuel Mora Pineda

“Fuimos movidos hacia el patio central del Destacamento, donde se nos indicó que nos agacháramos y tuviésemos la cabeza entre las piernas, y nos mantuvieron en esa posición varias horas. Fuimos ofendidos, pateados, manoteados en la cabeza, nos retiraron nuestros teléfonos celulares y se nos preguntaba si teníamos videos o fotos de la manifestación. Nos decían que nos estaban esperando en Tocorón, Tocuyito y Uribana. Mientras todo eso pasaba, también escuché cómo traían a otro grupo de personas cantando y gritando la consigna: ‘Maduro Presidente’. En horas de la madrugada del miércoles nos leyeron nuestros derechos”.

Caso Edgar Carmona Suárez

“Me trasladaron a una tanqueta verde y ahí permanecí como tres o cuatro horas. Mientras pasaban las horas seguían llegando los detenidos. A cada uno le pegaban para que se montara en la tanqueta. Luego fuimos trasladados al Destacamento 47. Ahí fuimos golpeados y amenazados. Nos decían: ‘De aquí se van pa´ Uribana’, ‘por su culpa estamos nosotros aquí’. Incluso, a uno de los detenidos le metieron corriente. En la noche llegó otro grupo de detenidos gritando: ‘Maduro Presidente’, y los guardias nos decían: ‘Ahí vienen los chavistas a caerles a palo’. Nos dijeron que podíamos dormir, pero los alumnos de la guardia nos decían: ‘Al que se duerma le parto la cabeza con la bota’”.

Caso Heibber Daniel Graterol

“Tras pasar varias horas nos llevan hasta el patio, luego nos pasan a una oficina y toman nuestros datos. De nuevo en el patio, incomunicados, sin alimento, y sin saber qué pasaría con nosotros. Durante la noche somos blanco de ataques psicológicos. Varios funcionarios nos decían que nos trasladarían a diferentes centros penitenciarios, donde íbamos a ser abusados por quienes se encontraban allí”.

Caso Luis Eduardo Sequera. El relato lo hace su padre, Carlos Sequera

“Detrás de él venían unos guardias nacionales en motocicleta y se introdujeron en la casa donde estaba protegido junto a otro joven. Mi hijo se les arrodilló, pidiéndoles que no le dispararan. Acto seguido uno de los guardias le disparó en la pierna, a quemarropa, causándole serias heridas y dejándolo en el sitio, desangrándose, y le advirtieron que no se fuera. Él me llamó y cuando lo vi corrí a llevarlo al hospital para que lo curaran, y permanece actualmente de reposo absoluto”.

Caso Andrés Colmenarez Farías

“Fui detenido de manera arbitraria cuando caminaba frente al Círculo Militar. Pude presenciar los golpes y maltratos que sufrían todos los jóvenes que llegaban detenidos, obligados a desnudarse, a saltar y pujar, mientras proferían insultos hacia ellos y eran salvajemente golpeados”.

Caso Carla Antonieta Pichardo

 

“La dueña de una panadería nos resguardó y ofreció vinagre para contrarrestar los efectos del gas pimienta. Los efectivos de la GN entraron a la fuerza, rompiendo las puertas del local y sacándonos a golpes. Me llevaron hasta una tanqueta a punta de golpes. Mientras nos golpeaban nos decían: ‘Malditos, golpistas, escuálidos, fresa, marico, te vamos a llevar a Uribana, a Tocorón. Te vamos a sembrar, te vamos a sacar unas fotos donde salgas tú, disparándonos a nosotros’. Al llegar al Destacamento 47 me golpearon con el rolo en la espalda y me pusieron las esposas. Nos despojaron de nuestras pertenencias. Adicional a eso me dijeron que me iban a quitar los zapatos y que me iban a quitar las esposas para llevarme a la parte de atrás, porque me iban a violar”.

Repiques

Desde la Asamblea Nacional se ha proyectado al mundo una imagen que avergüenza. Causa dolor, aflicción, estupor.

No es sólo la agresión física, matonesca, al estilo de gavillas, contra los diputados de la oposición, lo cual ya es grave, inaceptable, primero contra William Dávila, a quien le lanzaron un micrófono en pleno hemiciclo; y luego con María Corina Machado, Julio Borges, Nora Bracho, Américo de Gracia.

Es que además de incurrir en esos desafueros perpetrados con ostentación en la casa que hace las leyes, los celebran. Se sienten ufanos, orgullosos de sus tropelías.

Niegan la palabra en el parlamento. Exigen un reconocimiento que ellos niegan a la mitad del país que está hastiado ya de sus excesos.

Una fracción que, pese a haber llegado allí con menos votos, gracias a una de las tantas triquiñuelas del CNE, se alzó así con el control del cuerpo. Se cree dueña del parlamento, y del país y sus riquezas, y además inmune a todos los desmanes a los que los arrastran sus engreídos arrebatos.

Bárbaros con chapas de diputados, hostiles, se agenciaron la repulsa del mundo civilizado. Europa nos ve como tierra de salvajes. En Unasur se escucha el murmullo. Se sienten burlados. Hasta el flemático Insulza se mostró “preocupado”. La Iglesia dejó oír una frase lapidaria: “El que odia a su hermano es un homicida”.
Pero Nicolás Maduro encuentra gracioso. En su versión, la oposición provocó con el casco de Alfonso Marquina y los pitos que otros sonaban. A Borges, dijo, “le dieron una cachetada”. Diosdado Cabello, sonreía cuando a María Corina la tiraban del pelo hacia el piso, según testigos. Iris Valera no podía guardarse sus perlas: “Los diputados de la derecha fueron por lana y salieron trasquilados. No somos mancos. Nuestros diputados resistieron, lo que pasa es que ellos pegan mejor”.

Leído en Twitter

@osiocabrices: “Si los asesinos muertos se ríen, José Tadeo Monagas se debe estar carcajeando en su tumba”
@miguelhotero: “Al hombre perverso se le conoce en un sólo día; para conocer al hombre justo hace falta más tiempo”. Sófocles
@Leonardo_Padron: “El verdadero programa de gobierno es uno: represión”
@iFrasesCitas: “Ningún acto de bondad, por pequeño que sea, es un desperdicio”
@Informe21: “Presidente de Google: Dictaduras no podrán parar la revolución móvil”
@oswaldoalvarez: “Ante la duda; ya la democracia y la libertad pierden. Buenas noches”

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