“Maya, que Dios te bendiga por siempre”

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Puede sonar a perogrullada, pero el poema de Andrés Eloy Blanco Los Hijos Infinitos no puede ser más elocuente: “Cuando se tiene un hijo se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera”. Es por eso que al enterarnos de la cruel forma como asesinaron a mansalva, con el mayor morbo y alevosía posible a la actriz Mónica Spear y a su esposo Thomas Berry, y enterarnos que esta niña de tan sólo cinco añitos vivió tan horrible pesadilla el dolor nos invade.
Es para mí inimaginable el dolor que pueden sentir sus padres al enterarse de esta noticia estando en otro país, lejos de su nietecita envuelta en este momento que definitivamente la marcará de por vida: la memoria de trauma o episódica del ser humano se desarrolla a partir de los dos años.
Visto lo anterior cabe preguntarse: ¿tendrán alguna idea del daño que causan a estos niños huérfanos los delincuentes que se atreven a ejecutar asesinatos de esa magnitud? ¿Podrá esa niña crecer en paz consigo misma siendo testigo presencial de la muerte de sus padres sin poder hacer nada para evitarlo?
Lo más relevante de estos días de reflexiones en torno a este caso es que tuvo que ocurrir esta desgracia con el nombre y apellido de una venezolana conocida en varios países del mundo para poder hacer visible un problema que nos viene agobiando en los últimos 15 años con cifras realmente espeluznantes.
Las cifras de muertes por asesinatos han venido creciendo en forma exponencial: desde 5.000 muertes durante 1999 hasta 24.793 en 2013, es decir, se quintuplicó la cifra en un período de 14 años. Visto de otra forma, de 19 muertes violentas por cada 100.000 habitantes en 1999 hasta 79 muertes violentas por cada 100.000 habitantes tomando en cuenta que la población para 1999 era aproximadamente unos 21 millones de habitantes, alcanzando para el cierre de 2013 unos 30 millones de habitantes. ¡Esta última tasa es realmente alarmante cuando se le compara con la tasa mundial que es de 8,9 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, es decir, casi 10 veces mayor!
Evidentemente que estas cifras no son oficiales puesto que como sabemos hay un interés del gobierno en ocultar la realidad, y justamente en este caso, al ser una ex Miss Venezuela la víctima de turno la noticia le dio la vuelta al mundo con mucho eco, ocupando un alto centimetraje, recordemos que el concurso “Miss Venezuela” es uno de los productos venezolanos de mayor reconocimiento en el mundo por las coronas alcanzadas por nuestras bellas damas.
Todas las emociones que hemos sentido al enterarnos de este bochornoso suceso nos llevan a una profunda reflexión en torno a la vida, a los valores, al llamado urgente a  quienes en definitiva tienen bajo su ámbito la responsabilidad de conducir políticas públicas de seguridad y de formación de valores ciudadanos, más allá de cualquier ideología política.
Lamentablemente quienes están a favor del gobierno, a modo de defensa de una vez piden que “no se politice la ´muerte´ de Mónica Spear”, cosa que dicha en el argot popular “le echó más leña a la candela”, pues justamente quienes detentan el poder hoy en Venezuela se han encargado de politizar absolutamente todo, verbigracia el fallecimiento del expresidente Chávez.

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