Planteamientos Relatividad y objetividad política

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Decir que la política es relativa y no es objetiva tiene sus implicaciones. Traduce algo distinto que pareciese que algunos no entienden. Enfrentan las incertidumbres y la falta de certezas que inundan el entorno cambiante, con el mismo formato del pasado. Hay creencias, hay fe, pero no otras ideas y mucho menos, deslinde.
Se sigue creyendo que el todo es la suma de las partes. Son ataduras del dogma reduccionista que quiere explicarlo todo desde lo elemental. Y pensar que Blais Pascal, hace siglos lo advirtió: “Tengo por imposible conocer las partes sin conocer el todo y conocer el todo sin conocer particularmente las partes”. Que equivale a creer y proclamar que cuando las llamadas guarimbas y barricadas arden y calientan las avenidas de un sector de Chacao, San Cristóbal, Valencia o Maracaibo o Ciudad Guayana, es Toda Venezuela que está en llamas. Sobre esa percepción se construye un discurso político y unas imágenes que para cualquier ciudadano del país, como por ejemplo, residente o visitante de Elorza, el 19 de marzo, esa afirmación absoluta es poco creíble. Igual para quienes en Carnaval disfrutaron de la playa o quienes hacen planes para Semana Santa.
Esa concepción totalitaria predomina en el discurso político oral y escrito, presentando afirmaciones como absolutas. Se ignora que después de Einstein y su teoría de la relatividad, al principio los científicos, y luego buena parte de la sociedad, aprendieron que todo es relativo y que no hay verdades absolutas. Que todo depende de la percepción de cada quien. Es decir: hay lentes a la medida y para diferentes ocasiones. Bifocales y polarizados.
Igual ocurre con la supuesta objetividad. Por ejemplo, en muchos Informes o Estudios sobre los Derechos Humanos, la subjetividad, los intereses, las emociones entran en tensión con la racionalidad/objetividad. En otras palabras: cada quien tiene su corazoncito. ¿La objetividad no existe? Entérese, así es. Es necesario el equilibrio informativo. No porque la moneda tenga dos caras. Puede ser que dos actores estén generando represión y violencia. Pero hay otro que apuesta por la paz.

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