Agradezco infinitamente a la empresa de publicidad Opinión Publi C.A. por la agenda que cada navidad puntualmente llega a mi casa por intermedio de su gerente el Sr. Ismael Torrealba.
Reflexión personal:
Podrán prohibirnos las gaitas que producen picazón en la conciencia más no podrán evitar que lleguen a todos por la red comunicacional, podrán encerrarnos el cuerpo no así el pensamiento, podrán quitarnos todo mas no lograrán hacer arrodillar nuestra dignidad, podrán matarnos hasta la misma esperanza pero nunca el amor por Venezuela.
Se nos va otro año lleno de enfermos, de injusticias, de reclamos, de violencia, miseria, de espantosa inflación y de infame persecución, se va con los planes económicos y sociales sin solucionar, con la parálisis del aparato productivo sin esperanzas de arranque, con los caminos saturados de delincuencia, inseguridad, de sangre y de cruces, se va otro año en el que de nuevo Venezuela recibe un infame cheque sin fondos. El balance realizado a los acontecimientos, a la paz, la seguridad, a la economía, educación, libertad, orden y a la justicia es de pérdida.
Los desequilibrios que viene arrastrando Venezuela desde hace dieciséis años la han llevado al colapso económico, a una crisis jamás vista en la historia. La política del juego fiscal ha desbocado la inflación, muestra más que evidente de la incapacidad que tiene el régimen de poner freno al desastre que ha traído consigo el aumento del sufrimiento y disgusto de la nación. El socialismo aplicado en Venezuela confirma la triste realidad que padece de escasez, miseria y pérdida del poder adquisitivo a que ha sido condenada.
El año pasado creíamos que este iba a ser el de la felicidad y paz que tanto hacen falta, la realidad no ha podido ser más cruel. A unos engañarán pero no podrán evitar la verdad de la vergüenza que conoce el mundo de que siendo un país petrolero su porcentaje de miseria haya llegado al 79.4 %, una verdadera aberración.
El miércoles se echarán al vuelo las campanas para despedir el año que se va: Escucharemos como cada año Cinco pa´las doce, Yo no olvido el año viejo y la pólvora que anima y nunca falta; la mesa estará servida con lo que se pudo encontrar para la ocasión y el alto precio que se pudo pagar por lo que estamos acostumbrados a consumir en esta fecha.
Año viejo: El miércoles 31 se acaba el destello de tu jornada, chispa final del ciclo que termina. El resplandor de un nuevo año te suplanta. Tú te quedarás en la hora magna del espacio, dormido sobre el final de los silencios. La última hoja del calendario es año viejo tu sudario. Al son de doce campanadas te irás con tus cifras y balances al ocaso. Llegará Enero alumbrando tus vacíos, uva a uva, minuto a minuto, recuerdos, nostalgias, alegrías y un brindis por el cambio, el regreso de la hermandad y final de los sufrimientos.
Alegría, brillos, reconciliación, abrazos, suspiros, una espiral de incienso y melodías y luego silencio… Se duermen los montes, se apaga tu albor, renace la esperanza, cae una hoja, nace un año. Yo te perdono año viejo, vete en paz ¡Adiós! ¡Adiós!
Venezuela: Por siempre estaré a tu lado, aunque aquel perfume saludable y tibio de la libertad cueste tanta lucha y sufrimiento lograr; hoy más que nunca espero poder ver el resplandor de la milagrosa aparición de Dios que no ha olvidado tus llagas dolorosas ni yo de rezar por ti, tampoco he dejado de quererte.
Venezuela: La fe pura, aurora esplendente nos augura.
¡Feliz año!
