Riesgos y amenazas del endeudamiento

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La política fiscal de la Venezuela, Potencia Energética Mundial, expansiva por diseño, tiene como misión aumentar el gasto público, para avanzar en el proceso de estatización total de la economía. Aunque parezca un desatino, en la visión de la Venezuela Potencia, el endeudamiento, lejos de ser una pesada carga para las finanzas públicas, constituye una bendición, por tanto resulta conveniente y saludable endeudarse. A esta conclusión se arriba al suponer que los precios por barril crecerán indefinidamente a largo plazo.

La supuesta tendencia ascendente de los precios a largo plazo, no es caprichosa. Se inspira en la llamada Teoría del Pico de Hubbert, que afirma que la humanidad ya ha consumido la mitad del petróleo existente en el planeta, se agotan los yacimientos. La escasez hará subir los precios, sabida la infructuosa búsqueda de sustitutos energéticos eficientes. De modo que el Gasto Público creciente, en esta visión de las cosas, puede financiarse con endeudamiento, devaluación o emisión inorgánica de dinero, sin constituir problema alguno, salvo inconvenientes pasajeros, tal como se explica a continuación.

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A diferencia de otros países como Italia, Grecia, España, Irlanda, Nicaragua, por solo citar algunos, Venezuela paga su deuda externa con petróleo, y no con aportes de sus ciudadanos, valga decir recaudación tributaria. Para esos países honrar compromisos de deuda significa sacrificios, restricciones en el consumo, esfuerzos productivos considerables, sudor y trabajo. En los petro-Estados, basta que los precios suban y se alivia el problema de inmediato. Intuitivamente sabemos que la gente o los países se endeudan cuando confrontan dificultades en la fase de contracción económica. Y cancelan sus pasivos en épocas de bonanza, en la fase expansiva. Pero las finanzas venezolanas marchan en otra dinámica. A pesar de encendidas proclamas en contrario, la tentación de endeudamiento externo en épocas de bonanza, no ha podido contenerse, ni antes ni ahora. Tomemos un ejemplo ilustrativo. Una emisión de Bonos de la República, contraída en 1998, pagadera al vencimiento, por 1000 dólares, (equivalente a 100 barriles de ese año contabilizados a un precio de $10), será tremendo negocio para la República, puesto que reduce el valor de su deuda, por lo siguiente. En el año de vencimiento, 2012, considerando que el precio del barril sea $100, como de hecho fue, entonces se está cancelando la deuda con 10 barriles apenas, sin contar los intereses. Debía 100 barriles y pagó 10; mejor, imposible.

Con la deuda interna la situaciónes similar, negocio fabuloso. Al cancelar pasivos contraídos en moneda nacional luego de una devaluación, se están entregando menos dólares. Por ejemplo, un préstamo por Bs. 2.150 convenido en 2004, (a cambio oficial eran 1000 dólares ese año, cuando $1 = Bs. 2,15); al momento de cancelar, en 2013, sin contar los intereses, se están cediendo apenas 342 dólares, puesto que $1 = Bs. 6,30. A esto se le llama “licuar la deuda”. Se deja a la libre imaginación del lector reexaminar el caso con un precio del dólar de 300 bolívares, que se presume anda por ahí rondando. Con una tasa de este calibre la deuda interna será insignificante.

Puede apreciarse que la estrategia oficial se erige sobre una idea elemental: la deuda que contrae el Estado, al final de cuentas, se pagará con barriles. Con el añadido que los barriles ya están “in situ”. Resta extraerlos.

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Tal estrategia comporta riesgos y amenazas, la pregunta clave es: ¿y si los supuestos sobre los cuales descansa tal estrategia no se cumplen? La realidad se encargará del veredicto, sin embargo la realidad ya está aquí, puede inquirirse sobre la vigencia de las proposiciones.

En términos financieros, la magnitud absoluta de la deuda externa no importa, interesa sí, la capacidad de pago, que en el caso venezolano viene determinado por el valor de sus exportaciones. Se comprende con facilidad que, suponiendo el nivel de producción constante, al caer el precio del barril, la economía se hace vulnerable y puede verse envuelta en una situación de cesación de pagos, conocido como default.

El drama hasta hace un año impensable, de terror, es que si se desploman los precios a la mitad, se revierten las condiciones: hay que entregar el doble de barriles, por la misma deuda + los intereses. Esa circunstancia se vive desde agosto de 2014 a mayo de 2015, el precio ha caído de $100 a $50. Ello repercute en las líneas de crédito internacional que tienden a cerrarse al constatar la mermada capacidad de pago que tiene el país. Pero hay otras complicaciones, en caso que no se recuperen prontamente los precios. Los dólares ya se recibieron. Y se gastaron o se fugaron. De modo que para honrar los pasivos deben hacerse nuevas inversiones en dólares que no se tienen, y así expandir la producción. Supóngase que se consigue financiamiento a las inversiones mediante emisión de nueva deuda externa, esto no significa mayor disponibilidad de divisas, ni aumento de las reservas internacionales. Por otro lado, el panorama se torna más feo, si se considera que de acuerdo a las leyes del mercado, aumentar la producción (oferta) debilita los precios. Ello inducirá a extraer más barriles para no entrar en morosidad.

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