Por la puerta del sol – Estrangulamiento

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Venezuela: Los campos de batalla, tus arcos, tus flechas, tus monumentos, tu escudo, el himno y tricolor son símbolos de gloria que debes honrar y defender. En lo profundo de quienes te amamos, en lo profundo de tu corazón, en las llanuras y en lo alto de las montañas, enhiesta ondea la hermosura de tu bandera pregonando libertad.

Este momento en el que a la patria niegan la comida, medicinas y oprimen la libertad, es el más criminal de los azotes que en la historia haya recibido. Cada día somos testigos y parte de la frustración y el suplicio al que nos somete quien debiera buscar pronta solución a este karma inmerecido de escasez, inflación descomunal, hambre, inseguridad y carestía; calvario que recorremos soportando sol, lluvia y larguísimas colas, sin que se vea una luz a lo largo de este infame túnel que cada vez se va haciendo interminable,más oscuro, arduo, insoportable y asfixiante.

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Lanzar la culpa de las desgracias, la ineficiencia y la falta de imaginación a los demás evadiendo sus responsabilidades, es reflejo de la incapacidad y falta de guáramo para resolver los problemas económicos, políticos y sociales en que estamos inmersos. Hay otros muchísimos problemas que derrumban el nivel de vida digna a la que estábamos acostumbrados, problemas que dañan a todos, física, moral y sicológicamente, aunque siguen siendo la alimentación y la salud las máximas amarguras que padece el pueblo a diario. No es posible que con tantos ingresos y tiempo a disposición no hayan sido capaces de por lo menos resolver estos dos problemas primordiales. Mientras no honren sus deberes y obligaciones de asegurar alimento y salud al pueblo, la crisis se profundizará afectándolo todo. La represión y las bravuconadas solo lograrán alterar más los ánimos ya de por sí en plena ebullición.

La serpiente nos envuelve y estrangula, mientras hinca el diente y nos devora. La comodidad, conformidad, cobardía y flojera nos han llevado a aceptar el acaparamiento y bachaqueo como algo normal, pero en la mayoría priva la ira, el miedo, el desánimo, la impotencia y lo peor la gran frustración, agonía que se vive minuto a minuto, hora a hora, día a día.

Este es un momento en el que el pueblo desesperado pide a gritos cambio de rumbo, antes que todo se haya perdido. La situación y peregrinación por mercados, farmacias etc., supera el límite de aguante de quienes tienen que perder el trabajo para hacer cola por el mísero kilo que logren conseguir, después de estar sometidos a las inclemencias del sol, la lluvia o perder las fuerzas ante tanto tiempo de pie, desde la madrugada hasta finales de la tarde.La unión es necesaria cuando la subsistencia peligra.“Unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa” (Bolívar)

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No queramos un día pasar a la historia como el pueblo que se acostumbró a vivir aceptando que otros lo llevaran al precipicio, que se acostumbró al dolor, a pasar hambre, llevar grilletes y estar sometido a las torturas más horrorosas.

Tristeza produce ver que mientras unos nos estrangulan, los supuestos “salvadores” se multiplican, pelean posiciones, dinero y poder, desbaratando la unidad que tan necesaria es en este momento de crisis; ocasión que aprovechará la boa para engullirnos a todos hasta asfixiarnos…
“Los mejores hombres no son aquellos que han esperado las oportunidades, sino los que las han buscado y aprovechado a tiempo, los que las han asediado, los que las han conquistado” (Del libro La culpa es de la vaca)

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