¿Tendencias?
No inicio este artículo hablando de “tendencia” en singular sino de “tendencias” en plural contraviniendo lo que comúnmente se expresa en diferentes interpretaciones y análisis que se efectúan a propósito de las “elecciones parlamentarias” de cara al 6D. Y es que la realidad nos muestra que son 114 elecciones distintas -aunque en forma simultánea- que se van a realizar ese día. Son en total 167 diputados y diputadas que se elegirán. Un total de 113 serán electos nominalmente en cada circunscripción o circuito , 51 mediante la lista que se vota en cada entidad federal (24 en total, Zulia, Miranda y Carabobo tres y en las restantes dos) y tres representantes de las comunidades indígenas también electos nominalmente. Los diputados por lista conformarán el 30,54 por ciento del total de la Asamblea Nacional y el 67,66 por ciento serán electos nominalmente. Los diputados indígenas constituyen el 1,8 por ciento del total. Pretendo destacar la circunstancia que indica que cada circuito y cada estado es un campo de batalla con sus propias peculiaridades que en algunos casos se parecen pero en otros ni remotamente. Cada circunscripción y cada estado presentan variables socio-demográficas, idiosincrasia, tradición del comportamiento electoral y candidaturas que la hacen algo distinto alejado de la uniformidad con la cual, en muchos casos, se ha querido enmarcar unas elecciones de esta naturaleza.
Transversalidad
Aunque metodológicamente sea mejor y más ajustado a la realidad hablar de tendencias con respecto a estas elecciones parlamentarias, hay algo que en el momento político actual se está mostrando transversalmente a todas las circunscripciones y entidades federales impactándolas en sus tendencias particulares. Me refiero a la variable “descontento”. En todos los estudios de opinión pública realizados con técnica estadística científica en Venezuela, en los últimos doce meses, se aprecia claramente la profunda molestia que tiene la población en relación a la situación económica actual. Cerca del 82 por ciento lo manifiesta abiertamente de una manera totalmente despolarizada; vale decir, independientemente de su apego ideológico o partidista, la mayoría calificada juzga negativamente el status actual de la economía del país. Este fenómeno evidentemente está causando efectos en las intenciones de voto de cada una de las 114 elecciones con lo cual, su impacto político está plenamente garantizado de seguir tan altos niveles de descontento popular.
Tendencias particulares
Faltando apenas cuatro semanas para la realización de los comicios parlamentarios de este año, nacionalmente, por bloques políticos, la Mesa de la Unidad Democrática aventaja al gran polo patriótico por una diferencia ubicada entre 12 y 23 puntos porcentuales –según diferentes encuestadoras- hasta ahora. Cuando nos vamos a los estados para proyectar el voto lista nos encontramos con una ligera ventaja por parte de la MUD influida por la tendencia nacional. En las circunscripciones, 16 de ellas aparecen con tendencias superiores al 20 por ciento de diferencia entre los candidatos; 17 con diferencias de alrededor de 10-12 puntos porcentuales; 23 con diferencias alrededor de los cinco puntos porcentuales y 31 en empate técnico; arrojándonos esta panorámica las particularidades propias de una elección de esta naturaleza. Si cruzamos estas tendencias con las características de nuestro sistema electoral aprobado en 2009 que establece un criterio de elección cuasi mayoritario, independientemente del resultado del voto popular, la correlación de fuerzas a nivel de escaños parlamentarios no será cerrada entre los bloques políticos situacionales; por el contrario, es altamente probable que la diferencia de diputados y diputadas entre una fuerza y otra esté entre 20 y 30 tal como se manifestara en 2010 aún con una votación nacional que estuvo muy cerrada con apenas dos puntos porcentuales de diferencia. Claro está, estamos soportando nuestro análisis sobre tendencias electorales que pueden variar en las próximas tres semanas cuando –oficialmente- se inicie la campaña comunicacional y estratégica de todos los candidatos. Una campaña muy breve que, a mi juicio, tendrá pocas posibilidades de impactar sobremanera las variables que nos muestran los estudios salvo en aquellas circunscripciones donde la diferencia es extremadamente cerrada. Algunos hablan del efecto Daka, otros de la agudización de la percepción de la crisis en su dimensión más ruda, ante ello pienso que el margen de maniobra política y financiera le da otra característica particular a esta contienda como nunca antes en la historia política del país. El otro detalle no menos importante, es que las encuestas apuntalan una participación de alrededor de un setenta por ciento, casi similar a últimas elecciones presidenciales. Si esto se mantiene hasta el día 6D, la cosa nos puede electrizar a todos.
