El pueblo mariano volcó su fe en un mar de devoción y misericordia cristiana (Fotos)

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Catorce estaciones se extendieron a lo largo de la procesión de la Divina Pastora, desde Santa Rosa hasta la Catedral de Barquisimeto. Innumerables personas se sumaron a esta iniciativa emprendida por la Iglesia católica.

Oraciones por los hermanos

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La primera estación se ubicó en el Santuario de la Divina Pastora situado en el pueblo de Santa Rosa.

En este poblado las oraciones no cesaron desde el día 13 cuando se efectuó la vigilia en honor a la sagrada imagen, contó María Pérez, quien desde las tres de la mañana se encontraba en la localidad espiritual.

“La iglesia ha permanecido repleta de devotos. Todos oramos por nuestros hermanos como lo pidió el Santo Padre, oramos por Venezuela, por nuestras autoridades, por los medios de comunicación, por todos los ciudadanos sin distingo de ningún tipo”, dijo la religiosa.

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Además de la vigilia, en Santa Rosa se realizaron tres eucaristías, las cuales iniciaron a las 4:45 de la mañana.

“El significado de esta estación es ofrecer la peregrinación a un propósito en especial. Yo ofrecí la procesión por mi país, por la reconciliación de todos los venezolanos”, añadió.

Enseñar al que no sabe

El señor Naudy Alvarado se acercó con su niña especial (así le dice), hasta el arco de Santa Rosa. Allí, sentado en la acera, compartía el periódico con Angi Alvarado de nueve años de edad, quien es sordomuda. Entre señas, padre e hija compartían varias enseñanzas.

“Ella imita todo lo que hago, por eso dice que los hijos son reflejo de los padres. Aquí le estoy enseñando a leer el periódico. La Virgen me ha hecho infinidad de milagros, con mi hijo que tiene asma y con mi hija Angi, que es especial”, contó el residente de Brisas de El Obelisco.

En la segunda estación también encontramos a la Pastoral Educativa, U.E. Colegio Don Bosco, lasallistas, salesianos, enseñando las obras de misericordia.

Visitar al preso

“Estuve en la cárcel y me fueron a visitar” (MT 25,36). Así lo expuso la Pastoral Penitenciaria.

En esta tercera estación se situó la Juventud Agustina Recoleta (JAR), Proyecto de Amor y otros grupos juveniles de la Iglesia católica.

Representantes de casi todas las iglesias del este de la ciudad se ubicaron en la tarima. Se encontraban jóvenes de las iglesias Consolación, María Auxiliadora, Nuestra Señora de Fátima, Barici, entre otras.

Esta estación estuvo auspiciada por la empresa Natulac, la cual repartió leche condensada entre los devotos.

Orar por los presos o visitarlos es una de las obras de misericordia que nos presenta la Iglesia por aquellas personas que están privadas de libertad injustamente y también por aquellos que cometieron algún delito para que Dios toque su corazón, expresó Haydeluz Cardozo de Proyecto de Amor.

“Hay que destacar que en nuestro país las cárceles están hacinadas, por eso le pedimos a Dios para que tenga misericordia de los presos”.

Por ota parte agregó que no sólo está preso quien está privado de libertad, también lo está la persona que no perdona, que habla mal de los demás, quien comete faltas contra el prójimo. Aquella persona que no permite que Dios entre en su corazón también está presa, porque no permite que Dios actúe en su corazón.

Por los enfermos

En el Colegio San Vicente de Paul encontramos la estación número 4: Asistir a los enfermos.

Los representantes de la Pastoral de la Salud de la Arquidiócesis de Barquisimeto colocaron un centro de acopio para recibir medicamentos para distintas personas de la ciudad, dijo Rosana Crespo, coordinadora de la Pastoral de la salud.

El grupo Renovación Carismática elevó oraciones por los enfermos.

El Restaurante Kikos y el Centro Comercial Capanaparo auspiciaron esta tarima.

“Hemos recibido una gran bolsa de medicamentos, esperamos recibir muchos más a lo largo de la procesión. Tenemos medicamentos para la fiebre, para la tensión, para la diabetes, vitaminas, entre muchos otros. Estamos muy contentos y agradecidos por la receptividad demostrada por los peregrinos”.

Crespo precisó que numerosas personas se anota- ron en una lista para recibir un medicamento específico.

“Es muy importante acompañar a aquellas personas que están enfermas, no necesariamente de algún problema de salud, hay personas que padecen otro tipo de enfermedad, de sentimientos negativos, que son amargados, que procuran las divisiones y la maldad. A todos tenemos que asistirlos”.

Vestir al desnudo

También cercano al Colegio San Vicente de Paúl se situó la estación número 5, donde la Pastoral Social de la Parroquia Salvador recolectó ropa nueva o usada en buen estado.

Esta tarea la realizaron en conjunto con la comunidad orionista, las hermanas misioneras de la caridad de Teresa de Calcuta, Encuentro de Jóvenes con Cristo y Grupo Musical Ágape de la parroquia san Jorge.

“Presenten sus obras de caridad”, comentaba por el micrófono Marietta Benavides, responsable de la Pastoral Social.

Comentó que más de 40 personas se sumaron a la causa.

Además de servir, nosotros también aportamos algunas ropas para colaborar, apuntó.

“En esta estación queremos expresar que no se trata solo de vestir a una persona corporalmente, si no de vestirlo desde la misericordia. Muchos no tienen que ponerse pero son agradecidos con la vida; otros tienen mucho y viven amargados con la vida. A a esas personas hay que vestirlas de misericordia. Cuando vistes al prójimo, vistes a Dios”, agregó la dama.

Esta tarima estuvo auspiciada por Invilara y la Industria del Vidrio del estado Lara.

Dar de comer al hambriento

La congregación Tronco de Jesé de la parroquia San Juan Bautista de La Salle recolectó alimentos para los más necesitados.

Se sumaron a esta obra de misericordia Los santos Mártires, las parroquias Santa Cruz, San Antonio, San Jacinto, El Carmen, San Lorenzo Martín, Vicaría Nuestra Señora de Las Mercedes y Nuestra Señora de la Chiquinquirá.

“Aquí estamos cantando himnos de misericordia mientras recibimos los alimentos que luego de la procesión estaremos repartiendo en las parroquias que hoy están sirviendo en esta estación”, explicaron Carmen Castillo y Alicia de Castillo.

Las señoras comentaron que además de recolectar alimentos no perecederos, prepararon comidas para asistir a los devotos y a quienes hicieron posible la citada obra de misericordia.

“Esta es una obra muy importante, una de las más representativas porque actualmente padecemos una terrible escasez de alimentos y desabastecimiento. Todos hacen un sacrificio porque se desprenden de lo poco que tienen o consiguen para beneficiar a los más necesitados”, expuso Alicia de Castillo.

No podemos olvidar que Venezuela cada día tiene más carencias, añadió Carmen Castillo.

Tolerar las diferencias

La séptima obra de misericordia encontró su espació en el inicio de la avenida 20.

Fue una de las tarimas más alegres. Los vivos cantos marianos pusieron a bailar a los feligreses que transitaban por el lugar.

Los cantos a María y a su hijo Jesucristo fueron el común denominador de esta estación.

“Estamos rezando, orando y cantando para que la gente ponga amor en su corazón y tolere los defectos y diferencias de las demás personas”, destacó Sandra Garcés, mientras se oían los cantos del grupo La Voz de Jesús de la urbanización Valle Dorado del oeste de la ciudad.

Jesuitas de Venezuela, Escolapios de Venezuela, Las hermanitas de los pobres y Hermanas del Santísimo, Hijas de San Pablo, Anunciatinos, entre otras congregaciones, colaboraron en esta estación.

“Oramos con los peregrinos por la intenciones del papa Francisco. Rescatamos el valor de la tolerancia, todos somos hermanos y debemos aceptarnos a pesar de las diferencias”.

Acogieron a la Madre en su visita

Feligreses de toda Venezuela se sumaron a este río de fe, en un solo sentimiento que convirtió a los peregrinos en hijos de María y a los barquisimetanos en ese pueblo que dio el recibimiento a su madre, proveniente de Santa Rosa.

En cumplimiento con la obra de misericordia corporal que reza Hospedar al Forastero, se instaló en la avenida Morán una única tarima, y no dos como se esperaba, en la cual las colonias extranjeras residenciadas en la ciudad, junto a la parroquia San Pedro, alzaron las banderas de su país de origen para acoger a la Divina Pastora en su procesión 160, sobre los hombros del pueblo larense.

Como miembros de la Pastoral del Migrante de la Arquidiócesis de Barquisimeto, italianos, españoles, portugueses y sirios recibieron en este punto a la madre de Dios.

En retribución del cobijo y amor misericordioso, representantes de diversas embajadas y culturas se hicieron presentes en el lugar.

Sus pecados fueron absueltos

En su misión pastoral 25 sacerdotes de la Arquidiócesis de Barquisimeto ofrecieron el sacramento de la reconciliación y brindaron servicio de confesión a la feligresía que, consciente de que la procesión de la Divina Pastora es un acto de fe y recogimiento, reconocieron sus faltas antes los religiosos y cumplieron las penitencias impuestas, a fin de esperar a la Virgen y contemplar con el alma limpia a su piadosa madre.

El sacramento de confesión representa para el católico el medio para pedir perdón a Dios por los errores cometidos y así recuperar la oportunidad de ir al cielo; es la reconciliación con el Señor.

Los religiosos iniciaron su servicio a las 9:00 de la mañana y se mantuvieron allí hasta las 4:00 de la tarde, tiempo en el cual cientos de católicos recibieron la absolución de sus pecados.

La estación contó con el apoyo logístico de los movimientos apostólicos Divina Misericordia y Regnum Christi de la Arquidiócesis de Barquisimeto.

Oración por los difuntos

El pueblo católico no olvida a sus seres queridos ya fallecidos y los encomienda al Señor. Por ello que la oración por el difunto formó parte de esta ruta misericordiosa.

“En la vida y en la muerte somos del Señor” (Rm 14,8). El cristiano se regocija en la fe de sólo pensar que después de esta vida hay una vida mejor, en el encuentro con el Señor, por ello que en la procesión se dispusiera de un espacio para recordar y orar por aquellos que murieron en la paz del Dios y que sus familiares, de fe mariana, recuerdan con especial amor en su caminar junto a María Misericordiosa.

Cientos de personas ofrendaron a la Virgen su recorrido en nombre de los difuntos y depositaron sus intenciones en un baúl que será llevado a la Catedral de Barquisimeto.

Las parroquias Divino Niño y Santa María Reina, acompañadas de sus ministerios de música, además de la agrupación Efecto Emaús, ofrendaron a la Virgen su servicio a través de esta estación.

Vivir la misericordia cada día

En este punto estaría ubicada la segunda estación de fe que invitaría a vivir la obra de Hospedaje al forastero. A pesar de que esto no se logró los representantes de la Pastoral del Migrante se mantuvieron en la avenida Morán y junto al sacerdote Mario Bedino, exhortaron a la feligresía a tomar conciencia de que la fe por María y su Hijo no se resume en caminar la procesión, sino en seguir el camino de la misericordia durante los 365 días del año.

El religioso señaló que es necesario hacer un salto hacia la verdadera fe, que mueve a los creyentes a vivir tanto las obras de misericordia corporal, como las espirituales.

Exaltó el valor de este encuentro mariano, que es propio de la piedad popular y por tanto, momento propicio, dentro del Año de la Divina Misericordia, para invitar a los cristianos a ser misericordiosos tal y como Jesús nos enseñó a serlo con su ejemplo.

Dieron agua al sediento

Dar de beber al sediento así como Dios calma la sed del alma de cada cristiano a través de la Eucaristía.

Con este propósito las comunidades misionera Pan del Cielo y Juventud Franciscana, la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe y la zona pastoral norte de la Arquidiócesis de Barquisimeto llevaron el mensaje de Jesús a la feligresía y brindaron hidratación a quien tenía sed.

Bajo la coordinación del diácono Alejandro Martínez, recordaron a los feligresía que con su andar la Virgen sólo pide a los creyentes cumplir la voluntad de su Hijo.

En esta estación invitaron al pueblo mariano a practicar el consumo eficiente del agua, como recurso valioso para la humanidad. También trabajaron como centro de acopio de piezas plásticas, a propósito de recaudar fondos para la diócesis.

Agradecieron el apoyo de la empresa privada.

Corregir nuestros errores

En el deber católico de caminar las sendas del Señor y como parte de la ruta de la misericordia, el movimiento Cursillo de Cristiandad, la Escuela del Nuevo Ministerio, la Pastoral Catequética y la zona Pastoral Nuestra Señora de Altagracia, también invitaron a la feligresía a corregir sus errores.

Cara a cara, hablaron a los peregrinos sobre el significado del pecado y subrayaron que lo malo, no es cuestión de relatividad u óptica, sino de abandonar el camino de Dios.

Exhortaron a seguir la Palabra del Señor y a corregir al hermano con amor y misericordia, tal y como lo pide el papa Francisco.

Con su mensaje le dijeron al pueblo mariano que en la sociedad actual, colmada de violencia, es posible vivir bajo los mandatos de Cristo, pero es necesario que desde las familias se recupere la fe, los valores y el respeto a Dios y el prójimo.

Exhortaron a la masa cristina a realizar un examen de conciencia y a arrepentirse del pecado, para ser ejemplo y dejar testimonio en el otro.

Con Dios no existe tristeza

Dios Padre es amor y no existe motivo de tristeza cuando se cree, se vive y se espera en él.

Con dicho pensamiento las comunidades María Corredentora, María Estrella de la Mañana, Verbum Dei, Alegría y Esperanza, la Obra Misional Pontificia y las parroquias San Juan Evangelista, Santísima Trinidad y Nuestra Señora de las Américas se instalaron en la estación que tenía como propósito Consolar al Triste.

Músicos, zanqueros, payasos, bailarines y otros llevaron con alegría y dulzura el mensaje consolador de la Virgen María y la Palabra del Señor al pueblo mariano, que no debe decaer ante situaciones difíciles, sino reconfortarse en su fe para superar cada obstáculo, con la seguridad de que Cristo vive, fortalece y consuela.

En esta estación los creyente compartieron la alegría del Evangelio, así como la certeza de que Dios es misericordioso, nos enseña su camino y se alegra cada vez que un pecador se convierte en la fe.

Invitaron a ser y hacer iglesia, vivir la vida misionera, regocijarse en la alegría del Evangelio y ser felices en el Señor.

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