Reflexión – Día del Trabajador

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Hoy, quisiera hacer la diferencia entre los muchos que escriben sobre este tema, que por necesidad histórica redundan debido a la difícil situación del trabajador venezolano. Y más bien, exaltar la actitud de aquellos quienes sin saberlo, honran a Dios y su Palabra en el lugar donde laboran cumpliendo con sus obligaciones. Trabajando.

Aquellos, quienes saben, que trabajar no es una maldición por cuanto tácitamente entienden que es una bendición de Dios dada al hombre en el mismo Edén. A ellos les escribo hoy. “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y le puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase” Gen. 2:15. La palabra abad que traduce “labrara”, significa: trabajar, cultivar, ministrar, servir. Por lo cual, el trabajo es una forma de cultivar nuestra relación con Dios. El Creador no puso al hombre en el huerto como un adorno, ni tampoco para que no hiciera nada y se convirtiera en una pereza, el hombre debía ser administrador del huerto que Dios le había dado. Mientras más trabajo hagamos, debiéramos entender, mas cultivamos nuestra relación con Dios y más fruto y pago de nuestro trabajo vamos a tener.

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Estoy hablando de gente común y corriente. Trabajadores y trabajadoras, sometidos a la lógica presión de su entorno por las necesidades familiares. Muchos, estresados por el medio social, económico y político que les rodea. Y sobre todo, a menudo, víctimas de los avatares diarios que significa atender público, los cuales, debido también al agobio que produce la crítica situación que se vive, son impacientes, mal educados, groseros, vulgares y hasta violentos. Sin embargo, está camada de trabajadores de quien les hablo hoy, a pesar de todo eso, muestran su mejor cara en el sitio donde se encuentran trabajando. Obvio, tendrán sus salidas esporádicas al responder a alguna persona grosera. Pero lo saben hacer.

Hoy quiero homenajearlos, mencionándolos en esta humilde reflexión, que por situaciones fortuitas me he topado con ellos. Pero son miles, que portan en su alma esta actitud de las cueles les hablo. La Sra. Tania, su esposo y su mamá en el pequeño abasto en la urbanización Villa Crepuscular. Para mí, lo que tienen allí, es un servicio, a pesar de los pesares. El joven Orlando en la Clinica IDB. Decente, educado, muy atento y servicial. Víctor Meléndez (el chino), en el sector Buenos Aires en la vía a Quibor con su kiosco de empanadas y la venta de EL IMPULSO, siempre alegre, a pesar que lo golpea a menudo la escasez de los insumos. El joven Luis Armas en CC Sambil, atiende un negocio de Digitel, ejemplo de seriedad, excelente atención y decencia en el trato con el público. Debo mencionar también al amigo de origen extranjero Weel El Chaer con su abasto La Orquídea en el sector Santa Rosalía. Me parece hombre justo con la dinámica que aplica en su comercio, con el público y el pago a sus trabajadores. Y qué decir de la joven Doralis especie de administradora, al frente de una de las cajas, quien siempre tiene una sonrisa en su cara que ilumina el alma de cualquiera que llega allí para hacer sus compras. ¡Felicitaciones en su día!

El escritor Jesús Marcano dice “El ser humano cuando valora su trabajo lo hace bien y no se queja de lo que hace. No importa si el trabajo que tienes es pequeño o grande, si compras poco o mucho, la Biblia dice “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más será fiel” Luc.16:10. ¡Hasta el próximo martes Dios mediante.

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