La presencia de Chino y Nacho atrajo a más de 4 mil personas al coliseo del Complejo Bicentenario de Barquisimeto la noche de este viernes 2 de diciembre. Los cantantes eligieron la ciudad crepuscular para cerrar la gira que lleva por nombre Radio Universo 2016, con la que recorrieron parte de Europa y Latinoamérica. Los larenses no hicieron más que ovacionarlos, ceder a sus ritmos, conmoverse con sus palabras, entregarse, sin más.
No hubo música electrónica estupendamente mezclada y acompañada por el sonido de un par de trompetas que deshelara a las almas que coparon las gradas y parte del círculo central. Como quien reserva ánimo para vaciarlo entero en un grito, la mayoría de los presentes permaneció aferrada a los asientos, ajenos a la energía que transmitía DJ Daniel Chong desde su trono. Más tarde, demostraron, sin reparos, la emoción que los contenía.
A las 9:00 de la noche, el DJ barquisimetano empezó a soltar ritmos con las manos sobre la consola y media hora más tarde lo acompañó en la tarea de preceder el espectáculo principal Budú, el rapero y actor que recién celebra su participación en la película Mano de Piedra. Vestido de un notable amarillo salió para cantar dos temas y cederle la tarima a David Araujo del grupo Santoral.
Aquí, intervino Chong para explicar la singularidad de que hubiese un cuatro en un set de música electrónica. La extrañeza consistía en el experimento de fundir en una misma pista lo criollo con timbres electrónicos. Sonó, pues, “Alma llanera” y “Golpe tocuyano” con Araujo en la voz y el cuatro y Chong desde la consola.
El público apreció la prueba que demostró, como lo dijo el músico de Santoral, que el hip hop, la música criolla y la electrónica son capaces de demostrar el talento venezolano en la complicidad de un mismo espacio.
Una breve pausa después, como una tímida llama usada para encender una fogata, por cada reflector que se apagaba se incrementaba la euforia dentro del colseo. El público supo leer las señales de lo que se aproximaba. En instantes, uno al lado de otro, Jesús Miranda, vestido de pantalón y chaqueta; y Miguel Ignacio Mendoza, de negro y con cadenas colgadas en el cuello, salieron a cantar uno de sus indiscutibles éxitos radiales, “Mi niña bonita”. En adelante, no hubo garganta silente ni cuerpo inmóvil.
Refrescaron la memoria de los fanáticos con los temas que los hicieron famosos dentro de nuestras fronteras como “Tu angelito”, “Poeta”, “Tú me quemas”, “Dame un besito” y los posteriores hits con los que despegaron a oídos internacionales: “Lo que no sabes tú”, “Tartamudo”, “Se acabó” y “Cantinero”.
Un primer paréntesis en la presentación de dos horas de duración lo abrió Nacho entre el humo y las luces bajas para declarar la gratitud hacia los barquisimetanos e inyectar una dosis de ánimo, como ha sido habitual en él los últimos años: “Quiero agradecerles por estar aquí, por el sacrificio que hicieron para honrarnos con su presencia y esperamos que al final de la noche se vayan diciendo ‘valió la pena’ (…) Nosotros como venezolanos tenemos que seguir trabajando para ganar más calidad de vida, dar más sin esperar recibir. Lo más bonito es dar para ver las sonrisas. Si trabajamos de esa manera, creo que estaremos más cerca de recuperar el país que un día tuvimos, un país unido, de ilusión, de mucho amor”. Logró, en un santiamén, arrancar aplausos por el mensaje reflexivo y carcajadas cómplices al contar la historia sentimental de un amigo suyo que lo inspiró a escribir “Materialista”, famosa en la voz del vallenatero Silvestre Dangond.
Empeñados en romper los esquemas de los cantantes de música urbana, conmovieron a los presentes al subir a la tarima a una chica que los miraba desde la zona VIP en silla de ruedas y a una nena de unos dos años de edad.
Que a la primera uno de sus ídolos le cantara con exclusividad la deshizo en tantas lágrimas que ni un “no, pero no llores, sonríe”, pronunciado por Nacho la calmó; entre tanto, Chino buscó un rosario para colgárselo en el cuello.
A la beba, protegida con un tapabocas, le cantaron “Tu y yo”, uno de los emblemáticos temas de Calle Ciega. Toda lucha que se emprende es una lucha ganada, dijo Nacho dirigiéndose a los acompañantes de la niña y dedicó esa fracción a los pacientes con cáncer. No faltaron aplausos rebosantes de admiración por el gesto.
“Me voy enamorando” y una despedida momentánea de los artistas fue la picadura que hizo que el aforo, salpicado por padres que acompañaban a sus hijos adolescentes, pidiera más música. Naturalmente, fue complacida la petición, pues en el repertorio quedaba un vacío evidente: “Andas en mi cabeza”, el tema cuyo video tiene como locación, precisamente, la Catedral de la capital larense.
Vestidos con camisetas del Deportivo Lara salieron de nuevo para terminar de saciar a las almas que demostraron que Chino y Nacho son un clamor y un delirio unísono.
El alcalde otorgó al dúo la Orden Juan Guillermo Iribarren
Por significar un “ejemplo para el país y, por supuesto, para la juventud venezolana” de motivación e inspiración, el alcalde del municipio Iribarren, Alfredo Ramos, entregó, al final del espectáculo, la Orden Juan Guillermo en su única clase a Jesús Miranda y Miguel Ignacio Mendoza del dúo Chino y Nacho.
Ambos, se confesaron honrados por la distinción agradecieron el hecho de que se les permitiera culminar la gira Radio Universo 2016 en tierra larense, donde no habían podido presentarse públicamente este año.
Antes de que la autoridad municipal les entregara el reconocimiento, el público, espontáneamente, hizo retumbar el Complejo Bicentenario coreando “Y va a caer, y va a caer, este Gobierno va a caer”, como se ha hecho costumbre en las convocatorias masivas de cualquier índole donde los protagonistas sean venezolanos.