El colapso de la tubería matriz que tiene más de 50 años de vida en la urbanización Patarata II, ha mantenido a los habitantes de esta localidad -ubicada al este de Barquisimeto- viviendo, durante más de tres meses, entre calles permanentemente inundadas y los lamentos que se profieren a diario por la pérdida de miles de litros de agua que provoca el bote, del cual tiene conocimiento la Hidrológica del estado Lara (Hidrolara) aunque hasta los momentos no se ha ocupado de ello.
Dos rompimientos en el mismo ducto se han producido desde diciembre de 2016 hasta ahora; ambas específicamente en las transversales I y II de la calle Guri.
Los residentes denunciaron falta de operatividad por parte del ente competente, puesto que, según aseguraron, ningún representante de la empresa regional ha “dado la cara” en el sector.
Más de una decena de solicitudes habría hecho la comunidad a Hidrolara sin obtener respuesta alguna, bajo el reporte número 400736.
“Tanta gente necesitando agua y mira cómo se pierde aquí. Parece que a nadie le duele”, reprochó la vocera de la comunidad, Beatriz Manrique, quien dijo que los charcos que se han generado son óptimos criaderos de zancudos.
Entre la desesperación de no saber a qué otro ente acudir, Manrique pidió colaboración al gobernador del estado Lara, Henri Falcón, puesto que, según comentó, el suministro también se ve considerablemente afectado por el quiebre.
“A las casas cercanas a la ruptura el agua no llega, y las que están un poco más lejos la presión no es suficiente, es muy poca”, explicó.
Preocupados están los integrantes de las más de 38 familias de la zona por el deterioro que presenta la capa asfáltica por la corrosión del agua.
En el punto del que emerge el agua, el asfalto cedió como medio metro de profundidad y la calle Guri está minada de huecos, puesto que el agua corre hasta la avenida La Feria por la obstrucción que presenta una alcantarilla cercana.
“En cualquier momento cede el pavimento y se hunde esta calle que ya está vuelta un desastre”.
Por la zona transitan autobuses pertenecientes a la Ruta 7.
Más de dos meses tardaron
Hidrolara se tomó más de 70 días en reparar la primera fuga, alegando que necesitaban autorización de Pdvsa Gas Comunal para poder sustituir la tubería; no obstante, los vecinos aseguraron que en ese entonces resolvieron sin participación de la empresa gasífera.
Recuerdan los afectados que la actual ruptura tiene 11 días de haberse producido.
“Que se apersonen de manera urgente porque aquí con el tiempo puede convertirse en un daño mayor”, pidió la señora Manrique a las autoridades competentes.
